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Napoleónicos - Británicos - Infantería de línea


En esta foto (hecha con intención de que se aprecie la dimensión real de las figuras), podemos ver lo que los "wargamers" llaman "un grupo de mando". En este caso, un teniente coronel (mandaba un regimiento), dos abanderados (los regimientos británicos solían llevar dos banderas: la "del Rey", que era la "Union Jack" con la sobreimpresión del número del regimiento en cuestión, y la "Regimental", con los colores propios de la unidad); por último el tambor, que solía llevar en la guerrera los colores del cuello y las bocamangas invertidos con respecto al resto de la tropa.


El regimiento se dividía en un número variable de batallones, pero por lo común, eran dos. Cada batallón se dividía en diez compañías de 50 hombres cada una, siendo ocho de ellas, de fusileros (o de centro), una de granaderos y otra de "ligeros". Vemos aquí el avance del batallón precedidos por los "ligeros" que les sirven de avanzadilla.


Los fusileros llevaban como distintivo en el "shakó" un plumero blanco y rojo. Esto era común para todos los regimientos; lo que distinguía unos de otros, era el color de las bocamangas y el cuello. Por cierto, el que estamos viendo es el "XXXV Regimiento de Infantería de Línea".


A la izquierda, los granaderos, con plumero blanco. Eran los hombres más veteranos y entrenados de la unidad y solían marchar en retaguardia. A la derecha "los ligeros" o "tiradores", con plumero verde. Una curiosidad: mientras las compañías de fusileros y granaderos llevaban un tambor, las de "ligeros" se acompañaban de un corneta.


Vemos aquí a las compañías de centro del IV regimiento, en la formación en que solían enfrentar  a la caballería enemiga: en dos líneas. La primera, rodilla en tierra y bayoneta por delante, la segunda disparando. En ocasiones, si veían peligrar sus flancos, formaban "en cuadro".


Estos hombres al mando del general Wellington, fueron los que vencieron a Napoleón. Primero en España; con apoyo de "las guerrillas" españolas, sí; pero reconozcamos que las guerrillas solas lo hubiesen tenido muy difícil con los franceses en casa y parte de los compatriotas apoyándoles, si no hubiese sido por la intervención británica. La derrota en España se sumó para desgracia del Emperador, con la "debacle" en Rusia. Y de ahí a la abdicación y a Elba.

Y cuando el gran corso escapó del destierro y reorganizó su ejército en lo que se llama "el Imperio de los 100 días", fueron también los británicos de Wellington (si bien con el apoyo decisivo de Prusia), quienes le vencieron en Waterloo. Esta vez le mandaron a Santa Elena. Y de allí ya no volvió.


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Las figuras, de "Essex Miniatures". 15mm.