Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Los Visigodos y la batalla de Adrianópolis (378 dC)


Vamos a hacer un pequeño recorrido por la historia del pueblo visigodo, desde sus oscuros orígenes en Escandinavia hasta la implantación de su reino en España y la pérdida del territorio ante la invasión árabe de 711.

Dejaremos para otro momento el inicio de la recuperación cristiana en 722 con la batalla (o tal vez escaramuza) de Covadonga. Para esto, contaremos con las imágenes del pequeño diorama que estoy preparando sobre el tema. Pero aún falta un tiempo para ello.


El caso es que tenía pintadas desde hace algún tiempo, las figuras que ilustran la presente entrada y no había surgido el momento de publicarlas aquí. Las miniaturas están pintadas con la idea de enfrentarlas en algún momento a un ejército tardorromano en 28mm que está todavía "en preparación". Y la batalla que me gustaría representar es la de Adrianópolis (como ya anticipa el título del Post), que significó el punto de no retorno en el declive del Imperio Romano, que tendría su fin, como sabemos, en 476. Así pues, hablaremos en esta entrada de los visigodos, pero con una dedicación especial a la citada batalla, que marcó un "antes y un después" tanto en la historia de Roma como en la de los godos.


La historiografía española siempre ha pasado "de puntillas" sobre el periodo hispano-godo. Se comienza en las escuelas por la España Ibérica, se pasa después a la España Romana y a la resistencia antirromana y luego, generalmente, se pasa directamente como por un túnel del tiempo, a la invasión islámica y a la Reconquista.  Los visigodos nunca existieron, al parecer.


Sin embargo, son importantes las trazas que dejaron los visigodos en la genética, las artes y las tradiciones españolas en los 300 años durante los que fueron la potencia dominante en la península. Concretamente desde 411 que se instalaron como federados de Roma, hasta 711, cuando fueron despojados por los árabes.


Por eso, porque forman parte de nuestro ADN, y también porque entre los pueblos bárbaros germánicos fueron los más romanizados (vale decir que los menos "bárbaros" de los bárbaros), y en definitiva, porque en muchos españoles actuales laten unas gotas de sangre visigoda, parece interesante acometer este pequeña historia.


Los godos antes de Adrianópolis.
Los godos salieron del norte de Europa, probablemente de la región de Göttland, en la actual Suecia, y comenzaron su migración al sur en torno al siglo I aC. Cruzaron el mar Báltico y se establecieron en las llanuras de las actuales Rumanía y Ucrania, al norte del mar Negro.


En época muy temprana, los godos se dividieron en dos grandes grupos: tervingios y greutungos. Los tervingios serían conocidos más tarde como visigodos (del germánico latinizado Wesi-gothi), godos del Oeste, mientras que los greutungos se identificarían como ostrogodos (de Austra-Gothi), godos del Este. Si bien estas denominaciones nunca se usaron entre los propios godos, sino que fueron simplificación de los posteriores historiadores romanos y medievales. 


Los Visigodos terminarían, como sabemos, asentándose en España, mientras los Ostrogodos estarían un tiempo en Panonia (Hungría) y más tarde, bajo Teodorico el Grande, ocuparían Italia. Volvamos a la migración.


En el siglo III comenzaron los problemas con el Imperio Romano. Concretamente en 251, en la batalla de Abrito, murió en combate con los godos el emperador Decio. Tras años de enfrentamientos intermitentes, en 376, los visigodos, ante el empuje de los hunos, pidieron asilo al Imperio, que les permitió cruzar el Danubio y asentarse en Tracia (hoy parte de Bulgaria) como "Foederati", con la contrapartida de que admitirían la autoridad romana y aportarían soldados al ejército.


Pero las autoridades romanas, especialmente algunos funcionarios corruptos, comenzaron una serie de graves abusos sobre los refugiados, llegando al punto de obligarles a entregar a sus hijos como esclavos a cambio de alimentos. La situación llegó a un punto, que solo podía terminar en un serio enfrentamiento armado. Detallemos que en este momento, los visigodos ya se habían cristianizado, si bien no dentro del credo católico, sino arriano.


Batalla de Adrianópolis
Tras dos años de rebeliones y escaramuzas, en 378, el emperador de Oriente, Valente, llegó a un acuerdo con Graciano, emperador de Occidente y se decidió interceptarlos en las proximidades de la ciudad de Adrianópolis (hoy Edirne, en la Turquía europea).

El 9 de agosto, el ejército de Valente estaba a la vista de las tribus visigodas, al mando de Fritigerno. Engañado por falsas informaciones que le aseguraban que la caballería visigoda estaba muy apartada, y que en aquel momento las fuerzas bárbaras estaban desorganizadas, Valente decidió atacar en solitario, sin esperar los refuerzos de Graciano, que estaban de camino.


La batalla fue un infierno para los romanos desde el primer momento. El ataque se inició tras una penosa marcha, sin que los legionarios hubiesen tenido tiempo para descansar. Fritigerno, que sabía que su caballería estaba acudiendo al campo de batalla, procuró retrasar el choque frontal, dedicándose a fragmentar y dividir las formaciones romanas, incluso interrumpiendo los enfrentamientos con el subterfugio de celebrar conferencias y parlamentos, con el único fin de ganar tiempo.

Cuando al fin llegó al campo la caballería visigoda, el ejército romano fue atacado por los flancos y por el frente simultáneamente. Dos tercios de los legionarios romanos fueron masacrados y Valente murió en la batalla.


Fue la mayor derrota de Roma desde los días de Cannas o Arausio. El ejército romano, desde aquel día, dedicó mucha mayor atención a sus unidades de caballería; y la fuerza de las legiones como motor principal de sus campañas perdió el papel preponderante que había tenido en siglos pasados. 

Graciano no pudo hacer nada para solucionar la catástrofe, se limitó a nombrar a Teodosio como sucesor de Valente en Oriente y regresó a Milán, capital del imperio en aquel momento. Más tarde, la capital se trasladaría a Rávena, más protegida.


Los visigodos después de Adrianópolis
Después de la batalla, los visigodos pasaron cuatro años saqueando ciudades de los Balcanes, y Roma no pudo evitarlo. Incluso llegaron a sitiar la capital oriental romana, Constantinopla, pero sus imponentes murallas les hicieron desistir del intento y se replegaron hacia occidente. En 382, Teodosio firmó un tratado con ellos estableciéndoles como Foederati dentro del Imperio y cediéndoles tierras en Mesia y Tracia.


A la muerte de Teodosio en 395, el imperio fue dividido entre sus hijos, Arcadio (que recibió Oriente) y Honorio (que se quedó Occidente). Y los acuerdos con los godos se rompieron o se olvidaron. Bajo el reinado de Alarico I, los visigodos iniciaron otra serie de campañas de saqueo por Grecia y los Balcanes, (395-397).  Luego Alarico decidió marchar hacia Italia, intentando que los acuerdos previos se respetasen. 

Tras unos años de desacuerdos con el emperador Honorio (que radicaba en Rávena), Alarico en 410 montó en cólera y puso asedio a Roma, que tomó y saqueó durante tres días, en agosto de 410. Era la primera vez que Roma era tomada por un ejército extranjero desde 800 años antes. La noticia corrió como la pólvora y el pavor se extendió por el mundo romano.


Poco después del saqueo, moría Alarico, y su sucesor, Ataúlfo, condujo a los visigodos al sur de la Galia, formalizando otro acuerdo con Roma. Se fundaba el Reino de Tolosa (en 418) y aunque teóricamente continuaban siendo federados, eran de hecho un reino independiente. En 411, los visigodos al mando de Ataulfo entraban por primera vez en España.

Hasta 429, y como aliados de los romanos los visigodos estuvieron en la península intentando expulsar a los suevos, vándalos y alanos que habían entrado en 409. Los alanos fueron prácticamente exterminados, los suevos crearían un pequeño reino en Galicia que aún subsistiría un siglo; los vándalos cruzaron a África y crearon el Reino Vándalo de Cartago.


En 451, los visigodos, al mando de Teodorico, estuvieron presentes en los Campos Cataláunicos (Francia) en unión de Romanos y Vándalos (una facción de este pueblo que había permanecido en Europa Central), para frenar a los hunos de Atila, al que apoyaban Ostrogodos y Gépidos entre otras tribus. La operación se desarrolló al mando del general romano Flavio Aecio, y aunque el resultado del enfrentamiento fue dudoso, Atila se replegó y nunca volvió al Oeste,

Ahora, los visigodos dominaban gran parte de España y mantenían su reino de Tolosa en Francia. Pero esta situación duraría poco: al irrumpir en Francia los Francos de Clodoveo, los visigodos, después de la batalla de Vouillé (507)  serían expulsados de Tolosa.


Se replegaron entonces a sus posesiones hispanas y en 569 Leovigildo fundaba el reino de Toledo, que sería uno de los reinos germánicos más duraderos durante la Edad Media. Se trataba de la implantación de una minoría visigoda (unas doscientas mil personas) sobre una gran población hispanorromana que podría sumar varios millones de almas.

No obstante, la convivencia fue generalmente pacífica, se impuso un régimen feudal, en el que las leyes emanaban de la autoridad visigoda y eran asumidas por la mayoría hispanorromana. 


Principales hechos durante el tiempo de la monarquía visigoda en España
Detallaré de entrada, que no nombro a todos los reyes de la famosa "Lista de los Reyes Godos"; sería algo demasiado extenso y poco interesante. Solo mentaré a los más significativos.

En el reinado de  Eurico (466-484) hijo de Teodorico, cayo definitivamente el Imperio Romano de Occidente y los godos tuvieron manos libres para obrar a su antojo. Eurico creo la primera legislación visigoda, aunque ésta, conocida como el "Código de Eurico", sólo tenía validez para las gentes visigodas. Aumentó los ataques contra los suevos, que aun ocupaban partes de Galicia y consolidó el reino.


Alarico II (484-507), hijo de Eurico.  En su tiempo se perdió Tolosa ante el empuje de los francos. Creó un código de leyes, el Breviario, dirigido a los hispanorromanos exclusivamente. Alarico murió en la batalla de Vouillé frente a los francos. Se mantenía bajo poder visigodo la región francesa de la Septimania.

Al margen del mundo visigodo, en 493 los ostrogodos iniciaban la conquista de la península itálica y en 496,Teodorico el Grande era reconocido rey de Italia.


Amalarico (511-531).  Era hijo de Alarico II y nieto del ostrogodo Teodorico el Grande. Reinó bajo la supervisión de su abuelo, y a su muerte, los siguientes monarcas fueron ostrogodos o estuvieron manejados por ellos. La corte se trasladó a Narbona en la Septimania.

Teudis (531-548) De origen ostrogodo, había sido general de Teodorico, sin embargo, por su buen hacer fue elegido rey por el ejército visigodo. Trasladó la capital a Barcelona.

En 533, los bizantinos conquistan el norte de África. Entre 541 y 542, incursiones francas castigan el valle del Ebro,


Teudiselo (548-549) Último general ostrogodo. Termina la influencia ostrogoda en España por la acción de...

Agila (549-554) Fue elegido por la nobleza visigoda para expulsar a los ostrogodos del poder. Y lo hizo, sin embargo, en 552 Agila tuvo que soportar la llegada de los bizantinos a la península y perdió la Bética frente a ellos.

Atanagildo (554-567). Con los bizantinos en la Bética, Atanagildo traslada la capital de nuevo a Toledo, en 554. Los suevos que persistían en Galicia, se convierten al catolicismo.


Liuva I (567-572) Elegido rey por la aristocracia de Septimania. Dividió el poder visigodo: él gobernaría los territorios de la Galia, mientras su hermano Leovigildo se ocuparía de Hispania.

Leovigildo (568-586) A la muerte de Liuva, Leovigildo quedó como único rey de los visigodos. Amplió el territorio godo en la península ibérica. Reprimió rebeliones internas. Derrotó a los suevos en el norte y a los bizantinos en el sur. Luchó contra su hijo Hermenegildo después que éste se convirtiese al catolicismo.

Tiempos revueltos: en 572 Córdoba y Málaga son reconquistadas por los bizantinos. En 577-78 se declaran revueltas campesinas en partes de Andalucía, Murcia y Albacete.


Recaredo I (586-601) En 587 abandona el arrianismo y abraza el catolicismo lo que significó un mayor hermanamiento entre visigodos e hispanorromanos. Comenzaron a admitirse los matrimonios mixtos, prohibidos (salvo excepciones) por la legislación anterior. Recaredo consolidó el poder y estableció la capital en Barcelona. III Concilio de Toledo
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Gundemaro (610-612) Continua luchas contra bizantinos y vascones.

Sisebuto (612-621) Elegido por la nobleza. Rey culto y guerrero. Escribió poemas en latín, era geógrafo, se carteaba con San Isidoro de Sevilla. Recuperó de los bizantinos parte de la Bética. Sin embargo, persiguió a los judíos.


Suintila (621-631) Elegido por la nobleza. Formidable militar que expulsó definitivamente a los bizantinos de Hispania (625). Pero se enfrento a la nobleza, lo que motivó su derrocamiento.

Chintila (636-639). Elegido por la nobleza. Fue el rey que llegó al trono con más edad. Su proclamación coincidió con la muerte de Isidoro de Sevilla, la personalidad más interesante de toda la época visigoda. Promulgó leyes para asegurar que solo los visigodos pudiesen acceder a la realeza.

Chindasvinto (639-653) Rey amante de las leyes, pero áspero en sus actos. Mandó ejecutar a 700 nobles disconformes con su gobierno.


Recesvinto (653-672) Hijo de Chindasvinto. Editó el Liber Iudiciorum o Lex Visigothorum, obra que recopilaba las principales leyes godas y añadía otras nuevas. Promulgó también el "Fuero Juzgo", que unificaba leyes para godos y romanos. Este Fuero continuó en uso en la España medieval durante mucho tiempo, incluso más allá de la conquista islámica.

Wamba (672-682) Último gran rey de los visigodos. Gran jefe militar, reprimió la rebelión del general Paulo en Septimania. Una conjura le obligó a abdicar y se retiró a un convento.

Egica (687-702) El hambre y la peste bubónica diezmaron la población durante su reinado. En 698 los musulmanes tomaban Cartago y se diseminaban por el norte de África.

Mapa indicando el periplo de los visigodos desde la región de Göttland en Suecia, hasta su implantación en España. La ilustración está tomada de la interesante página titulada "Biombo Histórico". Me he permitido hacer algunas variaciones y añadiduras para incrementar información sobre el período. Gracias por tanto, a los administradores de la citada página.

Witiza (702-710) Su reinado fue marcado por una corrupción generalizada, situación que se agravó con las hambrunas del 708 y 709. Derrocado por Rodrigo. Sus hijos intentarían mantener el poder.

Rodrigo (710-711) Último rey de los godos. Nada más comenzar su reinado se declaró una guerra civil entre sus seguidores y los de los hijos de Witiza, aunque se llegó a muy frágiles acuerdos. En el momento de la invasión árabe, en 711, Rodrigo estaba en el norte, reprimiendo una rebelión de los vascones. Y cuando pudo llegar a Guadalete, para detener la invasión, con el ejército cansado y minimizado, en mitad de la batalla, los hijos de Witiza y sus seguidores cambiaron de bando, dando la victoria a los musulmanes.


Fue el fin de Rodrigo, de la monarquía visigoda y de la España Cristiana. Habría que esperar a la rebelión de los astures y otros hispanos que se habían refugiado en las costas del norte liderados por Don Pelayo, para que la península comenzara a sacudirse el yugo del Islam. Eso comenzaría en 722, en Covadonga (aunque algunos lo nieguen). Pero los detalles los veremos otro día.

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Las figuras son de 
Gripping Beast.
(28mm, metal)

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