Era la caballería la parte principal de los ejércitos persas. La élite de esta fuerza era la caballería pesada, formada por nobles y hombres de la máxima confianza del Rey. En los días de las Guerras Médicas que nos ocupan (500-479 aC.), bajo el reinado de Darío I y Jerjes, caballos y hombres empezaban a protegerse con piezas metálicas. Todavía no eran "catafractos", tipo de jinete que se popularizaría a mediados del siglo siguiente y que alcanzaría su apogeo con los partos arsácidas en el II aC., pero su protección era muy superior a la de otras caballerías del período.
Como vemos arriba, los caballos llevan un pectoral formado por láminas de metal cosidas a una pieza de cuero, y "testera" en la cabeza. Los jinetes, además de usar casco metálico, se protegían las piernas con una especie de faldón de escamas. Según algunos autores, bajo la camisola de llamativos colores que portaban, usaban también armadura. Su armamento ofensivo consistía en gruesas jabalinas que podían servir como armas de tiro o de acometida.
La caballería media, la parte más numerosa de este arma. Reclutada en las provincias del corazón del Imperio. Caballos sin protección y tiaras de tela en la cabeza.
Su armadura corporal estaba realizada en cuero acolchado a imitación de las asirias, aunque en su confección, las influencias helénicas se dejarían notar cada vez más. Su armamento: dos jabalinas y un machete; muchos de ellos usaban arco también. Dice Heródoto que los persas aprendían desde pequeños tres cosas: "Tirar con arco, montar a caballo y decir la verdad".
Muy bonito, pero no sé qué hubiera pensado de esa afirmación, el ateniense Jenofonte, que cuenta en su "Anábasis" (La Retirada de los Diez Mil, ochenta años después de las Guerras Médicas), que los jefes de su expedición fueron invitados a la tienda del sátrapa persa "para parlamentar", y una vez allí, fueron degollados uno por uno. Será que unos persas "decían la verdad" y otros no. Como cualquier etnia, vamos.
Caballería ligera. Se enrolaba en todas las regiones del Imperio. Entre ellos podía haber kurdos, parnis, capadocios, paflagonios... Se armaban con jabalinas.
Empleados como hostigadores y en maniobras de flanqueo, preparaban el camino a la carga de los jinetes más pesados.
Los medos. Pueblo hermanado al persa, hombres de la máxima confianza de los reyes aqueménidas. De sus filas (aparte de las de los propios persas) salían los oficiales que mandaban contingentes de otras etnias.
Van "tocados" con la característica tiara meda, sin protección corporal y armados con jabalina, arco y una pequeña espada. La caballería medo-persa no utilizaría la lanza larga de acometida hasta que tuviese que enfrentarse a las "sarissas" macedonias.
Los escitas tendrán una próxima entrada a ellos dedicada, mientras tanto, no me resisto a hacer figurar aquí una unidad de arqueros a caballo, de las muchas que los reyes persas enrolaban a su servicio. Aunque muchas otras veces tuvieran que combatirlas...
Fue la tribu de los "sakas" la que más fidelidad guardó a Darío y Jerjes, a cuyo ejército contribuyeron tanto con caballería como con infantería. Su habilidad con el arco era legendaria.
En las provincias orientales del Imperio, Darío y Jerjes enrolarían caballería hindú para reforzar su formaciones.
Estos jinetes no usaban protección corporal, pero sí escudo y una pesada lanza. No eran de gran fiabilidad.
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En resumen, la caballería persa era de una gran agilidad y maniobrabilidad, así como dueña de una gran moral de combate (algunas de sus unidades) pero efectiva únicamente en las grandes estepas euroasiáticas y combatiendo contra tribus sin ningún tipo de armadura.
Le sirvió a Ciro para conquistar Asia desde Anatolia hasta el Indo, y a Cambises para apoderarse de Egipto. Pero cuando en los días de las Guerras Médicas, Darío y Jerjes tuvieron que enfrentarse con las acorazadas falanges griegas, quedó claro que la caballería oriental tendría que evolucionar mucho para poder desafiar a ejércitos occidentales.
Los Aqueménidas lo intentarían, pero la conquista de Alejandro abortó la transformación que Darío III Codomano intentaba realizar en sus ejércitos. Posteriormente, los seléucidas (sucesores de Alejandro en Asia), desarrollarían el "catafracto", pero (como hemos dicho al principio), fueron los partos arsácidas y posteriormente los persas sasánidas (descendientes de los persas aqueménidas) los que harían de la caballería catafractaria (auxiliada por inmensas unidades de arqueros a caballo) el terror de griegos, romanos y bizantinos.
La caballería catafractaria sasánida sería (curiosamente) derrotada por los ligerísimos jinetes árabes en la batalla de Al-Quadisiyyah en 637.
Digamos para terminar, que los famosos "carros falcados" no fueron utilizados en este período.
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Las figuras, de Essex Miniatures.