La República Tardía es uno de los momentos más conocidos de la Historia de Roma, por cuanto fue el marco en que se desarrollaron los hechos de Julio César, el más universal de los romanos. Las legiones que le sirvieron para sus conquistas no eran ya las que habían vencido a Cartago y Macedonia. Su composición y organización era muy diferente a sus predecesoras. Detallemos un poco la cuestión, retrocediendo hasta unos años antes del nacimiento de Cesar.
En 111 aC. el rey Yugurta de Numidia se rebeló contra Roma, dando comienzo a la guerra de su nombre. Era un mal momento para la República, que estaba extenuada tras sus últimas guerras en España, Grecia y Asia. Por si eso fuera poco, el año anterior, un ejército romano había sido prácticamente exterminado en Noreya (al Este de los Alpes) por los cimbrios y los teutones, pueblos proto-germánicos, que afortunadamente, se habían retirado después hacia el norte.
La legión completa. En este período, unos 5.000 hombres.
El Senado eligió para dirigir las acciones contra Yugurta a Quinto Cecilio Metelo, cuyo segundo al mando era Cayo Mario.
El centurión "primus pilus". Mandaba el primer manípulo de la primera cohorte.
Cayo Mario (157-86 aC.) fue el hombre providencial que el Destino envió a Roma para salvarla en aquel momento. Había servido a las órdenes de Escipión Emiliano en el cerco de Numancia (133) y poseía una inteligencia natural y dote de mando extraordinarias, a lo que unía una gran ambición.
Detalle del "aquilifer".
Mario era un "hombre nuevo", nombre que se daba en Roma a quienes se iniciaban en la vida política sin tener ascendientes "patricios", es decir: sin vínculos con la antigua nobleza romana. Pertenecía a una familia rica, pero plebeya, lo que dificultaba su acceso a los cargos públicos. Esto lo solucionó casándose con la hija de Cayo Julio César (el abuelo del conquistador), y con el apoyo de su suegro consiguió acceder al Senado. En 107 obtenía el Consulado.
En el intermedio, la gestión de Quinto Cecilio Metelo en el norte de África había sido un fracaso y el mando fue transferido a Mario.
Una cohorte. Vista frontal y trasera. En la realidad, 500 hombres.
El problema con que se encontró fue que no había ciudadanos dispuestos a alistarse. En los últimos quince años se habían perdido sesenta mil soldados, sin contar los que habían quedado inútiles o lisiados. Las legiones de Cecilio Metelo habían sido trasladadas al norte en previsión de un posible regreso de cimbrios y teutones. Por otra parte, el aliciente de una guerra en Numidia era muy escaso. Una cosa era combatir en Grecia u Oriente donde el botín era abundante, y otra, hacerlo en el norte de África, donde sólo había arena... y númidas.
La caballería ciudadana, los "equites".
Pero cuando decimos que no había "ciudadanos dispuestos a alistarse", cabe precisar: "no había ciudadanos que legalmente pudieran alistarse". Porque la tradición negaba el ingreso en el ejército a los "capite censi", parte de la población tan pobre, que no pertenecía a ninguna de las cinco clases en las que (en función de sus ingresos) estaba dividida la sociedad romana. Y eran miles...
Vista trasera de los "equites".
Mario se enfrentó a los Optimates (partido de los "patricios") en el Senado, creó una Ley, y abrió las puertas del ejército a estos ciudadanos "proletarios". En palabras de Peter Connolly: "los pobres se atropellaron para alistarse". Seis legiones fueron formadas inmediatamente.
Honderos baleares.
Como los "capite censi" no podían costearse el equipo, Mario se lo facilitó a cuenta del Tesoro e incrementó la escasa soldada que percibían los legionarios anteriormente. De esa paga se iría deduciendo periódicamente el coste del equipo. Los Senadores protestaron amargamente por lo que denominaron "expolio del Tesoro", pero abrumados por la Asamblea Popular, tuvieron que transigir.
Los honderos en acción.
Todos los legionarios tenían acceso ahora al armamento completo: escudo, cota de mallas, casco, pilum y espada; por tanto, la antigua división de la legión en hastati, príncipes y triarios desapareció. También desaparecieron los "vélites"; las funciones de infantería ligera las asumirían ahora tropas alistadas entre los pueblos aliados o conquistados.
También creó como unidad táctica de la legión, la "cohorte"; que abarcaba tres de los antiguos "manípulos". La legión se dividiría en el futuro en diez cohortes, cada una de las cuales contaba con 500 hombres aproximadamente.
Infantería media germana aliada.
Modificó el transporte de la impedimenta, que antes era llevada en carros que seguían a las legiones, entorpeciendo su avance en muchas ocasiones. Cada legionario transportaría ahora todo su equipo a la espalda (además del armamento: herramientas para la construcción del campamento, utensilios de cocina, mudas, capote...), unos treinta kilos. Esto hizo que se les conociera como "las mulas de Mario".
Una formación de germanos al servicio de César en misión de avanzadilla.
Pero no acabaron ahí las reformas de Mario: remodeló el "pilum" de forma que al impactar contra un escudo enemigo se deformase, haciendo imposible su reutilización contra quien lo había lanzado. Creó el "águila" como emblema de la Legión, lo que sirvió para que los soldados se identificaran con su unidad. Instituyó que tras el servicio, les serían asignadas a los legionarios, tierras en las provincias conquistadas...
La reforma de las legiones fue el más grande aporte de Mario a la Historia de Roma. Se había instituido un ejército profesional en lugar de los antiguos soldados a tiempo parcial, los "soldados-campesinos" que volvían a sus tierras o negocios entre campaña y campaña. Los legionarios ahora no tenían prisa por licenciarse. En el futuro, los legionarios no se sentirían tan ligados a Roma como a sus generales.
Arqueros germanos.
Mario vencería con estas legiones (de las que los Optimates habían dicho que "no sabrían combatir") a los númidas de Yugurta en 105; a los teutones en 102; y a los cimbrios en 101.
Tras la "Guerra Social" o "de los Aliados" (91-89) también ganada por estas legiones "proletarias", todos los itálicos (samnitas, umbros, etruscos...) obtuvieron la ciudadanía romana, con lo que desaparecieron también las legiones "aliadas" que acompañaban a las "ciudadanas" en los viejos tiempos. Tanto una legión enrolada en Umbría como otra en Nápoles eran ahora "legiones romanas".
Arqueros germanos, precediendo a la legión.
Con estas legiones, Sila, Lúculo y Pompeyo vencerían a Mitrídates del Ponto, y Roma se anexionaría Bitinia, Siria y Judea. Posteriormente, Julio César (sobrino nieto de Mario), conquistaría las Galias. Nadie como César supo sacar partido de estas "legiones de ciudadanos pobres". La Reforma se implantó para siempre.
César utilizó en las Galias tropas auxiliares no itálicas: honderos baleares, arqueros cretenses, caballería germana contra los celtas y celta contra los germanos...
Caballería germana.
Fueron también estas legiones las que sufrieron las cuatro grandes guerras civiles que sirvieron de "puente" entre los tiempos de la República Tardía y el Imperio. Primero, Mario contra Sila; más tarde Julio César contra Pompeyo; después los herederos de César (Octavio Augusto y Marco Antonio) contra sus asesinos (Bruto y Casio). Finalmente el enfrentamiento entre Augusto y Marco Antonio, que tendría su broche final en el año 31 aC. con la victoria de Augusto en Accio.
Después de esa fecha, Roma no sería nunca más una República.
Las legiones avanzando, con su flanco protegido por la caballería germana.
La Legión de esta época está perfectamente reflejada en la serie de TV "Roma" (John Milius y otros, 2005); tanto la escaramuza contra los galos en el primer capítulo como la batalla de Filipos son un portento de respeto a la uniformología, a la Historia (con alguna licencia), y a la organización legionaria.
Y (al igual que dijimos al hablar de César en una entrada anterior), el mejor libro (novelado) para conocer la figura de Mario es el primer volumen de "El Primer Hombre de Roma" (Colleen McCullough, 1990)
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Las figuras, de Essex Miniatures. 15mm.