Entre los pueblos que la noche del 31 de diciembre del año 406, cuando el Rin se heló, aprovecharon la ocasión para atravesarlo e invadir el mundo romano, no todos eran de estirpe germánica.
Mientras vándalos, suevos y otras tribus procedían del norte de Europa y guardaban cierto parentesco entre ellos, los alanos procedían de la estepa euroasiática, pertenecían a la rama indoirania y estaban estrechamente emparentados con los sármatas, y por tanto, con la gran familia de los escitas.
Recordemos que para este año de 406, ya hacía tiempo que francos y visigodos (germánicos también) habían pactado con Roma la entrega de tierras en el interior del Imperio y servían como "foederati"; los primeros en Galia y los segundos en Mesia y Tracia. Por tanto, Roma encargó a sus aliados visigodos la expulsión de los nuevos invasores: alanos, vándalos y suevos, que para 409 habían atravesado los Pirineos e invadido Hispania. A cambio, les serían entregadas tierras en el sur de Galia (lo que sería más tarde el reino visigodo de Tolosa). Pero la expulsión llevaría un tiempo.
En la imagen de la derecha podemos ver que entre los alanos, incluso los jinetes pesados iban pertrechados
con arco y flechas; se aprecian claramente el carcaj y la funda del arco.
con arco y flechas; se aprecian claramente el carcaj y la funda del arco.
En principio, los alanos se habían asentado en la Lusitania y la Cartaginense; los vándalos en la Bética (=Andalucía, que por ellos lleva tal nombre: originalmente fue "Vandalusía"), y los suevos, en la Meseta Central. No fue hasta 418-429 que la intervención visigoda empujó a los vándalos hacia el Estrecho de Gibraltar, desde donde pasarían a África; los suevos fueron confinados en el lejano Norte Occidental: Galicia. Y de los alanos, unos fueron exterminados y otros se unieron a los vándalos en su camino a África.
Pero existia un grupo de alanos que no había entrado en España y que, por convenio con el general romano Flavio Aecio ("Magister Militum" en ese momento), se habían establecido en el curso medio e inferior del Loira, en la Galia.
Y es esta facción del pueblo alano, la que me ha inducido a pintar sus figuras e incluirlas en mi colección. Porque pretendo tener representados en ella, a todos, (bueno "a casi todos", que eran muchos) los ejércitos que participaron en la batalla de los Campos Cataláunicos (o de Chalons), donde se puso fin al avance de Atila y sus hunos.
Y es que allí, ocupando el centro de la línea "romana", con los visigodos a su derecha y los romanos de Aecio a su izquierda, estaban los jinetes alanos mandados por su rey, Singibar. Aecio los había situado en el centro porque no se fiaba demasiado de su comportamiento y temía una deserción en mitad de la batalla; en esa posición, estarían controlados por el mismo Aecio y por los visigodos de Teodorico.
Sin embargo los alanos aguantaron con determinación la embestida de los jinetes hunos que tenían enfrente, mientras en el ala derecha los visigodos hacían retirarse a los ostrogodos. En el ala izquierda, los romanos de Aecio contenían a los gépidos y otras tribus que formaban la derecha de Atila. Éste temió verse flanqueado por su izquierda y se retiró del campo. Fue una gran victoria y los alanos tuvieron parte importante en ella.
El ejército alano, al igual que los sármatas, escitas, partos y otros pueblos de las estepas, basaba su efectividad en un primer ataque de sus arqueros a caballo seguido de una carga de la caballería acorazada. Y como el detalle de su armamento y tácticas sería una repetición de lo hablado sobre los partos, lo dejo aquí.
Sólo detallaré que me parece una pena que los arqueros hayan sido representados por Essex con jabalina y escudo. Para mi gusto, habrían quedado más apropiados (y vistosos) disparando su arco. Eso sí, "luce" muy bien el carcaj característico indoiranio que contenía conjuntamente arco y flechas.
Sólo detallaré que me parece una pena que los arqueros hayan sido representados por Essex con jabalina y escudo. Para mi gusto, habrían quedado más apropiados (y vistosos) disparando su arco. Eso sí, "luce" muy bien el carcaj característico indoiranio que contenía conjuntamente arco y flechas.
En otro momento (como ya he comentado en otro sitio) hablaré con detenimiento de esta trascendental batalla de los Campos Cataláunicos, una de mis favoritas. Pero para ello, debo antes pintar los ejércitos de los visigodos y los gépidos (estos últimos, en representación de las muchas y variadas tribus que militaban junto a ellos).
El resto de combatientes: romanos del Bajo Imperio, hunos de Atila, ostrogodos y francos (cuyas tribus, divididas, lucharon en ambos bandos), ya los tengo pintados hace años y publicados aquí. Ahora, que los dioses me den tiempo... porque como dijo alguien: "Tiempo es lo único que los dioses dieron a los mortales".
El resto de combatientes: romanos del Bajo Imperio, hunos de Atila, ostrogodos y francos (cuyas tribus, divididas, lucharon en ambos bandos), ya los tengo pintados hace años y publicados aquí. Ahora, que los dioses me den tiempo... porque como dijo alguien: "Tiempo es lo único que los dioses dieron a los mortales".
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Las figuras, de Essex Miniatures, 15mm.