Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Hace Millones de Años - Álbum de Cromos - Parte 3


Tercera parte del álbum de cromos "Hace Millones de Años", editado en 1970 por Editorial Ruiz Romero. Asistiremos en esta parte a la enorme diversificación y posterior extinción de los dinosaurios, a la transformación de la Tierra y a la aparición y distribución de los primeros mamíferos. ¡Bon Voyage!  ;)

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084. Una de las cosas más notables de los saurisquios, o dinosaurios, era la pequeñez de sus hijos al nacer, puesto que estos animales que con el transcurso del tiempo alcanzarían muchos metros de longitud, apenas medían, saliendo del huevo, unos veinticinco centímetros. En la figura tenemos el instante de nacer un Diplodocus, que en su edad adulta llegaría a medir casi cuarenta metros de la cabeza a la cola.

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085. Espectáculo capaz de hacer las delicias de cualquier productor cinematográfico especializado en las pantallas grandes y cineramas, lo constituiría las impresionantes luchas sostenidas entre los enormes dinosaurios andediluvianos. Un Alosaurio enfrentándose a otro, con la ingente potencia desarrollada por sus corpachones y la ferocidad innata de sus espíritus, debía dejar aterrados a los demás moradores de aquel mundo primitivo e inestable.

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086. El Protocerátopo, nombre que significa "el primero en tener cuernos", fue un pequeño dinosaurio de poco más de un metro de envergadura, y poseía una prominencia ósea sobre la nariz. Descendiente suyo, aunque de mucho mayor tamaño, ya que llegó a alcanzar los diez metros de largo y dos y medio de altura, fue el Estiracosaurio, que se diferenciaba del Tricerátopo, en que la corona ósea de la parte posterior de la cabeza, terminaba en varios cuernos. 

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087. Entre los dinosaurios ornitisquios (que tenían pelvis semejante a la de las aves), destacaron los Tracodontes, o "dinosaurios con pico de pato". A esa familia pertenece el Parasaulofo que aparece en la ilustración. La forma de su hocico facilitaba al animal la recogida de plantas marinas que constituían su alimento. En la cabeza y parte superior del cuello tenía un saliente que le daba aspecto de ave gigantesca. Era pacífico, aunque a veces se peleaba con sus hermanos de raza.

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088. Se dio el nombre de Iguanodonte a este dinosaurio cuyos dientes se parecen a los de la iguana. Los ejemplares adultos medían unos doce metros de altura, eran bípedos y caminaban apoyándose en las patas traseras y la cola, empleando los miembros delanteros como instrumentos prensiles para agarrar ramas, tallos y brotes vegetales que constituían su alimento. Se han encontrado restos fósiles en toda Europa.

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089. El Anatosaurio, curioso reptil dinosaurio ornitópodo, de cola robusta y huesos de las extremidades huecos. Lo que más caracterizaba a este animal semi-acuático era su extraordinario pico de pato, que iba equipado con una dentadura que trituraba el alimento a modo de piedras de molino. Acostumbraba a rastrear el lodo de las marismas para sacar las ostras del fondo.

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090. También perteneciente al grupo de dinosaurios "pico de pato", era el Coritosaurio, que alcanzaba hasta siete metros de altura; y entre sus características notables sobresalía una cresta como la de las aves que culminaba su cabeza. Bestia de ágiles movimientos, teniendo en cuenta su tamaño, se alimentaba con cuanto hallaba digerible, pudiendo así aclimatarse a diversas situaciones.

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091. Los mosasaurios fueron terribles reptiles marinos con una longitud que rondaba los doce metros. A pesar de poseer aletas, cuando nadaban lo hacían ondulando todo el cuerpo, como las culebras acuáticas de la actualidad. La aparición de los Mosasaurios significó la desaparición de muchos otros reptiles, sin duda víctimas de la voracidad de estos feroces monstruos carniceros.

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092. El Lambeosaurio, de la serie de dinosaurios "pico de pato", era aficionado a la vida acuática, para lo cual la cresta bifurcada de lo alto de su cabeza se había modificado con respecto a los apéndices de otros "picos de pato" y servía de almacén de aire, lo que le permitía permanecer bajo el agua largos períodos de tiempo, mordisqueando las hierbas que constituían su alimento.

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093. El Elasmosaurio o Plesiosaurio sigue enseñoreándose de las aguas en pleno Jurásico y principios del Cretácico. Pero es un animal que no puede sobrevivir más tiempo, porque carece de la facultad de evolucionar, de acomodarse a la marcha de la naturaleza. Su sistema digestivo era de lo más rudimentario que se pueda imaginar, puesto que estaba compuesto por gruesas piedras que la bestia tragaba ocasionalmente y que le servían para macerar y triturar los peces enteros que engullía.

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094. Imaginaos lo que sería que, de pronto, un monstruo de la altura de una casa de tres pisos se lanzara sobre nosotros con un potente gruñido. El Alosaurio, con sus siete metros de alto, brincaba al estilo de los canguros, es decir, impulsándose por los cuartos traseros y por la poderosa cola. Carnívoro por excelencia sus víctimas eran otros dinosaurios de la época.

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095. Con sus seis metros de largo y casi dos de alzada, este Ankilosaurio sin duda infundía respeto con la poderosa coraza que le cubría la parte superior del cuerpo, rebordeada por una tira de espinas óseas que dificultaban todo ataque por los flancos a su propietario. Pero el Ankilosaurio era inofensivo, de lentos movimientos y herbívoro. No obstante, sus gruesas patas le permitían dar saltos cortos con los que flanquear algún obstáculo.

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096. No hay duda de que la voracidad y fiereza de los dinosaurios terópodos, entre los que se distinguían el Titanosaurio de la figura, el Tiranosaurio y el Alosaurio, no ha conocido igual en el transcurso de los siglos. Pero el Titanosaurio, con sus veinticinco metros de longitud, atacaba a pequeños seres acuáticos, y en cambio, era atacado por los feroces Tiranosaurios y Gorgosaurios; este último tipo, formado por gigantes de 10 metros de longitud.

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097. Antes de finalizar el período Cretácico, desapareció el imperio de los grandes reptiles. Varios serían los motivos (1): cambio de clima, alternando el calor tórrido con períodos glaciales, la transformación de los vegetales, modificando súbitamente su alimentación, catástrofes volcánicas, terremotos, hundimientos en lagos de asfalto y arenas movedizas de numerosos individuos, las incubaciones frustradas, etc. Con su desaparición, se cerró el período más extraño y fantástico de la vida sobre la Tierra.

(1) Se supone actualmente (2019) y desde hace tiempo, que el principal motivo de la extinción de los dinosaurios fue la caída de un gigantesco asteroide en el Golfo de Méjico, y los monstruosos y devastadores efectos que originó.

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098. He aquí un ave... que no podía volar. Era el Hesperornis, pájaro de gran tamaño, buen nadador y de costumbres parecidas a las del pingüino, con algo más de un metro de largo. Los dientes, en una sola fila, eran pequeños y cónicos, iniciándose en ellos la evolución que les llevaría a desaparecer del pico de las aves, como ocurre en nuestros días.

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099. Durante el período Cretácico fue cuando alcanzaron mayor desarrollo los grandes reptiles, algunos medían de seis a siete metros de altura y un encuentro entre dos de distinta familia era a menudo motivo de encarnizada pelea. Los fenómenos geológicos acompañados de erupciones volcánicas y seismos, frecuentes en esta Era, aumentaban la ira de los monstruos.

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100. Del grupo de los dinosaurios crestados, el Tracodonte tenía el clásico "pico de pato", con un hocico ensanchado a la manera del pico de los ánades. De unos 10 metros de longitud, caminaba sobre sus patas traseras, sirviéndole la cola de tercer punto de apoyo, y era herbívoro. Su morada la establecía en los pantanos, deltas o remansos, puesto que esa abundancia de agua fomentaba el crecimiento de la vegetación que constituía su comida.

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101. Finaliza el período Cretácico y con él la Era Mesozoica. El planeta Tierra está acondicionándose a pasos agigantados para que aparezca el hombre sobre su superficie. Pero ahora se produce un acontecimiento trascendental: la aparición de las flores (1), es decir, las plantas fanerógamas modernas. Al despejarse la atmósfera y lucir un sol esplendoroso, las plantas con flores comienzan a sustituir a la vegetación anterior.

(1) Se cree a fecha de hoy (2019) que las plantas con flores aparecieron a principios del Cretácico, no a finales, como dice el texto. Ya comenté en la presentación de la primera parte del álbum, que las teorías que aparecen aquí están muy superadas. He dejado pasar otras incorrecciones (y dejaré pasar más), pero este asunto de "las flores" (como el de "la extinción de los dinosaurios" comentado antes) me parecían en exceso relevantes.

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102. Tras el Paleoceno, primer período y más antiguo de los correspondientes a la Era Terciaria, comenzó el Eoceno. En sus terrenos se encuentran animales terrestres fósiles como los dinocerátidos, corifondóntidos, lofiodóntidos y otros. Entre la fauna marina, las numulitas (nummulites) y otros moluscos, tanto lamelibranquios como  gasterópodos. La flora puebla las tierras europeas de plantas tropicales. 

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103. Entre el grupo de los condilartros, el paleóntologo Cope, supuso que el Phenacodus Primaevus, que vemos en la ilustración, sería el antecesor de los mamíferos con pezuña. Algo menor que un tapir, se caracterizaba por tener los molares con tres o cuatro tubérculos en la corona, y las patas con cinco dedos, el central más desarrollado. Sus restos se han hallado en el Paleógeno de América del Norte y en Reims (Francia).

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104. La Era Cenozoica o Terciaria, fue la edad del imperio de los mamíferos. Una adaptación de tipo arborícola se observa en el Notharctus, un primate con aspecto de Lemúrido. La transición al habitat terrestre produce modificaciones tales como los macacos, gorilas y otros antropomorfos, en fin, que se desarrollaron los mamíferos de una forma explosiva.

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105. Entre los mamíferos placentarios y de gran tamaño que existieron está el Mesonyx Obturideus, carnívoro, unguiculado de patas cortas y con cinco dedos, cuya talla se aproximaba a la de un tigre y corresponde al grupo extinguido de los creodantos. Procede de la época del Eoceno medio de los Estados Unidos de América.

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106. El Moeritherium Lyonsi, proboscídeo del que se han encontrado restos en estratos del Eoceno superior en El Fayum (Alto Egipto), es el más remoto representante de la serie que, al andar de los tiempos geológicos, llegaría a convertirse en el elefante actual. Su talla era la de un cerdo y habitaba en los pantanos: su trompa todavía no había aparecido y el segundo par de incisivos eran tímidas proyecciones. Con este mamífero da comienzo un capítulo del historial de la familia del elefante.

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107. El Hyracotherium (Eohippus) fue uno de los perisodáctilos más antiguos que se conocen, y de ellos proceden los actuales équidos, que al correr del tiempo sufrirían importantes transformaciones. Este herbívoro del tamaño de un perro, habitó en América del Norte a principios de la Era Terciaria (hace unos 55 millones de años), en zonas boscosas. En períodos sucesivos empezaría una serie evolutiva hasta llegar al caballo actual.

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108. Existía este mamífero ungulado llamado e Oxyaena, durante la Era Cenozoica. El aspecto de este creodonte carnívoro era el de un zorro actual, pero con la cola menos poblada de pelo aunque más larga, cerebro relativamente pequeño y con cinco dedos en cada pata. Su talla era de un metro, y sus restos fósiles se encuentran en las épocas del Eoceno y Mioceno. 

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109. El Palaeosyops, mamífero placentario ungulado perisodáctilo de la época del Eoceno. Durante este período el clima tornaba a ser cálido y húmedo, muy apropiado para la difusión de cualquier forma de vida. Este desaparecido titanotérido, muy parecido al caballo, tenía cuatro dedos en las patas anteriores y tres en las posteriores e iba en grandes manadas recorriendo las extensas praderas.

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110. Al desaparecer los grandes reptiles, las aves establecen un efímero reinado en el mundo animal. Una de las aves no voladoras de la época fue el Diatrima, de mayor altura que la de un hombre, con patas vigorosas que le permitían una veloz carrera; la cabeza era tan grande como la de un caballo actual y el pico terminaba en un terrible gancho con el que acometía a los recién aparecidos mamíferos para comérselos.

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111. Por haberse encontrado fósiles de este raro animal en los Montes Uinta, en Utah, Estados Unidos, los científicos le bautizaron con el nombre de Uintaterio, es decir, monstruo de Uinta. Con la estatura de un hombre corriente, sus patas se parecían en el desarrollo a las del elefante. El Uintaterio tenía en la cabeza tres pares de cuernos, mientras que asomaban por la mandíbula superior unos colmillos curvos. Dado su pequeño cráneo, este animal debió ser muy poco inteligente.

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112. Época del Oligoceno, tercera y última época en que se divide el Período Paleógeno, de la Era Cenozoica o Terciaria, anterior al Mioceno y posterior al Eoceno. Durante ella se formaron grandes plegamientos que, en España, dieron origen a las depresiones del Tajo, del Ebro y otros accidentes. La vida animal y vegetal tuvo poca actividad en lo referente a cambios bruscos, puesto que la evolución fue gradual.

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113. De los ungulados que poblaron Sudamérica en la era cenozoica, no queda ya ni una sola especie. Este mamífero placentario amblípodo de la familia de los carifodóntidos, llamado Piroterio, se parecía al elefante, sin embargo no siguió su evolución, sino que continuó en una linea divergente de transformación. Sus restos fósiles se hallan en la época del Mioceno.

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114. El Hyaenodon Horridus corresponde al grupo de los Creodontos, precursores de los actuales carnívoros. Llegaron a alcanzar el tamaño de un oso pardo y formaron un grupo especial que vivió en el norte de Asia, Europa y Norteamérica por espacio de casi diez millones de años. Esta especie es de la época del Oligoceno de Dakota (Usa). Eran de una gran ferocidad, atacando incluso a animales enormes como el Brontoterium.

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115. El Coryphodon Testis es un mamífero corifodóntido perisodáctilo; constituye un tipo muy primitivo de estos animales por tener un cerebro pequeñísimo y las patas casi plantígradas, con cinco dedos en cada pie. Era parecido a los tapires actuales. Sus restos se encuentran en el Terciario inferior de Wyoming (Usa). Vivía en zonas pantanosas.

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116. Los fósiles de monos más antiguos datan de unos 40 millones de años, mientras transcurría la época del Oligoceno, al que pertenece este primate, llamado Proliopitecus. En el Mioceno se encuentran ya abundantes restos de antropoides en África, muchos de ellos pertenecientes al género Procónsul, de menos corpulencia que los actuales simios y que trataremos más adelante.

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117. El Mesohippus, tipo primitivo y antepasado del caballo; medía sesenta centímetros de altura, tenía tres dedos, y fue un tipo de transición entre su antecesor, el Eohippus y posterior al Pliohippus. El Mesohippus vivió durante la época del Oligoceno de la Era Terciaria, y era muy corredor a pesar de su corta talla, pero iría creciendo considerablemente al pasar el tiempo.

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118. El orden de los roedores se adaptó muy bien y sobrevivió a los cataclismos del Pleistoceno. Emigraron los del Sur hacia el Norte y viceversa. Este es el caso del Esteiromis, especie de puercoespín, encontrándose sus restos fósiles en el Oligoceno, en la parte norte de América del Sur.

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119. "Bestia tonante o atronadora", es el significado del nombre Brontoterio, que se aplicó a esta clase de animales que habitaban entre los matorrales pantanosos y en los bosques. Al poseer dientes pequeños y débiles, se supone que se alimentaban de hojas tiernas. Pero los brontoterios eran agresivos y luchaban entre sí, embistiéndose con los cuernos de sus hocicos.

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120. El Titanotherium Robustum, llamado también Brontoterio, especie de rinoceronte de tamaño descomunal que medía dos metros y medio de altura. Se encontraron restos fósiles completos en Dakota (Usa). Su principal característica consistía en poseer cuatro dedos en las patas anteriores y tres en las posteriores.

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121. En Asia Central vivió el Baluquiterio, animal más alto que una jirafa y mayor que el más voluminoso de los mamuts, y probablemente el ser terrestre de mayor tamaño que haya existido y que, gracias a su tamaño, no necesitaba de ningún medio de defensa. Mamífero y herbívoro, el Baluquiterio desapareció cuando el clima de Asia Central se fue haciendo seco y el suelo dejó de dar en cantidad suficiente la inmensa masa de alimentos que estos animales consumían. No fue contemporáneo del hombre, si bien en el cromo aparece junto a una figura humana para poder apreciar sus dimensiones.

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122. Patas de elefante, con dedos muy rudimentarios terminados en pequeñas pezuñas, un doble cuerno dirigido hacia adelante y sobresaliendo de su cabeza, dientes planos y en forma de molares, más una altura de un metro setenta centímetros y una longitud de tres metros y medio, el Arsinoterio, o monstruo de Arsinoe (Egipto), fue un herbívoro mamífero de costumbres bastante pacíficas. Se le puede considerar como el antepasado del rinoceronte y quizás del hipopótamo actual.

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123. Hace 75 millones de años que llegaron a América del Sur dos formas ancestrales que dieron origen a una gran variedad de mamíferos ungulados. Una de ellas es el Astrapoterio, animal que estaba en el principio evolutivo de la convergencia tendente a desarrollar caracteres superficiales de otra especie ya sin parentesco. 

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124. Era del Mioceno; es la tercera de las cuatro épocas en que se divide la Era Cenozoica o Terciaria y es anterior al Plioceno y posterior al Oligoceno. Durante esta época se produjeron grandes levantamientos que originaron las principales cordilleras de la Tierra. Entre la fauna se encuentra el dinoterio, el mastodonte, el onactornis, etc. Entre la flora se hallan las lauráceas, meliáceas, coníferas, gramíneas y otras.

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125. Entre los más fantásticos habitantes de América del Sur figuraba esta enorme ave carnívora, llamada Onactornis, incapaz de levantar el vuelo; feroz, de 2,40 metros de alto, andar veloz y dotada de un pico de 38 centímetros. Dominaron la fauna arcaica del continente durante millones de años, hasta que cedieron su lugar al puma y al jaguar.

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126. Hace 75 millones de años dos formas ancestrales de mamíferos ungulados que llegaron a Sudamérica dieron origen a una gran variedad de ellos. Sólo el Macrauchenia y el Theosodon sobrevivieron hasta el Pleistoceno, los demás desaparecieron. Del Theosodon se encuentran restos fósiles en el Mioceno de América del Sur.


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 Todas las alusiones a esta obra que existen en la Red, están enfocadas a la venta, y cuando no es así, se trata de pequeñas referencias con inclusión de algún cromo, siendo la presente publicación (a fecha de hoy), la única que presenta la obra completa con fines meramente divulgativos.


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