Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Hace Millones de Años - Álbum de Cromos - Parte 4


Cuarta parte del álbum de cromos "Hace Millones de Años", editado en 1970 por Editorial Ruiz Romero. Después de estudiar el desarrollo de los mamíferos, prestaremos especial atención a la evolución de los primates y veremos aparecer los primeros pre-homínidos capaces de fabricar utensilios. Terminaremos esta cuarta jornada con la aparición del Hombre de Neanderthal.

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127. El Dinotherium, mamífero proboscídeo de gran tamaño; medía cuatro metros de  altura y era muy parecido al elefante. Carecía de incisivos en la mandíbula superior y contaba con dos colmillos de un metro de longitud curvados hacía abajo, en la inferior. Vivió en África y Asia, pero nunca en el continente americano. Sus restos se encuentran en estratos del Mioceno.

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128. Entre lo más característico que aportaron los mamíferos durante la Era Terciaria, estaba el Syndyocerus, raro animal descendiente del remoto Protoceras, destacando su contundente armamento: unos cuernos bifurcados entre las orejas y una horqueta de unos treinta centímetros sobre el hocico, además de sus colmillos, que eran visibles una vez cerrada la boca. De él surgirían más tarde los ciervos. 

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129. El Dinohyus, cerdo gigante, medía tres metros y medio de largo por dos de altura. Sólo su cabeza alcanzaba un metro. De su hocico, muy ancho en proporción al resto de la cabeza, sobresalían un par de colmillos largos y afilados, dándole al conjunto un aspecto monstruoso y amenazador. Era omnívoro, y pudo haber sido pariente muy remoto del jabalí. Se encontraron restos fósiles en Nebraska (Usa).

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130. El Alticamelus, camello primitivo que también parecía una jirafa. Tenía un largo cuello que le elevaba la cabeza a seis metros del suelo. Según los más recientes datos, los científicos suponen que la familia de los camellos se originó en África, emigrando hacia América, para regresar luego al Viejo Mundo, los que quedaron allá se extinguieron. Es uno de los pocos animales que han sobrevivido hasta nuestros días sin muchas transformaciones.

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131. De la fauna fabulosa aborigen que aisladamente se desarrolló durante millones de años en Sudamérica, sólo unas cuantas especies sobrevivieron y todas sufrieron cambios más o menos grandes. Entre los restos fósiles reconstruidos en el siglo transcurrido desde el viaje de Darwin, se encuentra el Hapalogos del Mioceno, que al correr del tiempo y en ascensión evolutiva se convertiría en el gigantesco Megaterio.

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132. Edad del Plioceno, la más moderna de las edades en que se divide la Era Cenozoica o Terciaria; sigue inmediatamente al Mioceno y se caracteriza por sus movimientos geológicos. Se elevan los Alpes, se abre el estrecho de Gibraltar y se forman gran número de rías; en América se desarrollan las Montañas Rocosas. No se produjeron cambios importantes en la vida vegetal ni en la animal.

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133. El Toxodeonte, del género de mamíferos ungulados, tenía el aspecto y talla de los rinocerontes; su vida era anfibia. Se caracterizaba por su dentición completa, pero con los caninos atrofiados. Patas con tres dedos, el medio muy desarrollado. Era herbívoro y vivía en las llanuras encharcadas del Plioceno de América del Sur.

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134. El Samotherium Boissieri, raro mamífero, daba la sensación de estar hecho de pedazos de varios animales; en efecto, la cabeza parecía la de una jirafa, mientras que el cuerpo era igual al de la cebra o el okapi. Existió en la isla de Samos (Grecia). 

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135. Entre el género de mamíferos marsupiales se encontraba el Diprodoton Australis, de la familia de los diprodóntidos, entre cuyas especies destacaba este herbívoro de tamaño descomunal; solamente el cráneo medía cerca de un metro de longitud. Sus restos fósiles se hallan en el Plioceno y Pleistoceno de Australia.

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136. Desde hace cincuenta millones de años en que nació la familia de los elefantes, la evolución ha sido perfecta. El Trilofodonte posee una rara característica: la extensión de la mandíbula inferior, formando una especie de pala, muy útil para excavar terrenos pantanosos en busca de raíces. Vivía en el estado de Tejas y medía poco más de tres metros de largo.

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137. En el Mioceno de África se encuentran restos de antropoides de poca corpulencia, pertenecientes al género Procónsul. No muy aptos para la vida arborícola, es posible que algunos hayan sido antecesores tanto de los póngidos como de los homínidos. Los fósiles más primitivos son del tipo Kenyapithecus, que vivió durante el Plioceno Inferior, hace catorce millones de años. Algunos le han atribuido una línea directa con el hombre, pero lo más seguro es que ambas especies hayan seguido líneas paralelas.

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138. Felino, mamífero, marsupial, carnicero, el Maquerodo era mucho mayor que su descendiente semidirecto, el tigre de nuestros días. Sus colmillos estaban muy desarrollados, por lo que durante algún tiempo se le confundió con el "Tigre de Dientes de Sable" o Esmilodonte; pero se distinguía de este último por una prolongación carnosa que poseía a modo de belfo en el maxilar inferior, así como por tener una larga cola. Sus patas, aunque delgadas poseían una singular fortaleza, lo que le permitía dar grandes saltos para caer sobre sus presas.

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139. A principios de la Era Terciaria vivieron en Norteamérica los primeros antepasados del caballo (Hiracotherium). Más adelante, y en un proceso de evolución, se llegó al género Pliohippus, originándose el caballo actual, que emigró a  Europa, Asia y África, donde pudo sobrevivir. Los de América se extinguieron al llegar la época glacial.

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140. El Período Glacial o Época del Pleistoceno es el primero de los dos períodos en que se divide la Era Cuaternaria o Antropozoica, y posee abundantes huesos humanos. El hecho más destacable lo constituyen las grandes mutaciones climáticas: períodos glaciales, en los que los hielos avanzaban hacia el Sur, invadiendo todo el Norte de Europa, seguidos por interglaciaciones, lapsos de tiempo en que los hielos se retiraban, y el nuevo avance de los hielos.

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141. Las capas de hielo se extienden por el norte de Europa y América, sobre la Antártida y el Himalaya. En casi todo el mundo se produjeron cuatro glaciaciones diferentes, en épocas distintas, con una separación formada por un período de clima más suave. Los hielos, al fundirse, aumentaron el caudal de los mares y en su lento deslizar erosionaron la superficie del suelo, dando origen a escarpadas montañas. Animales y plantas murieron en masa ante clima tan adverso.

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142. El mamífero proboscídeo llamado Mastodonte Americano era parecido al elefante, pero casi le doblaba en tamaño, con unos incisivos, vulgarmente llamados colmillos, prolongados y poco encorvados en la mandíbula superior y otros dos, algo más cortos, en la inferior. Los molares poseían crestas mameliformes. Sus restos, muy diseminados, se hallan en el Mioceno Superior y Plioceno.

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143. El Rinoceronte Lanudo, que vivió durante la última glaciación, estaba provisto de una gruesa piel lanuda y habitaba en el norte de Asia y Europa. Dado que el clima era extremadamente frío, sólo los animales bien protegidos pudieron sobrevivir en aquellas partes del mundo.

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144. Una longitud de unos seis metros, por dos de altura, tenía el Megaterio, mamífero desdentado, con huesos más robustos que los del elefante; su cabeza, relativamente pequeña, estaba desprovista de dientes y colmillos y poseía sólo cuatro muelas en cada lado de las dos mandíbulas. Vivió al comenzar el Período Cuaternario, en América del Sur, encontrándose fósiles en capas superficiales del terreno diluvial.

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145. El Bisonte Real, antecesor directo de los actuales bisontes americanos; el aspecto de esta especie ha variado mínimamente durante el millón de años que habita en la Tierra. Según fósiles encontrados en los Estados Unidos de América, la desaparición del Bisonte Real data de tan sólo pocos milenios. Hubo ejemplares que llegaron a medir 3,5 metros de longitud, pesando media tonelada.

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146. El hombre ha aparecido y es carnívoro y cazador. En el Mamut Lanudo, proboscídeo considerado elefante primitivo, cubierto de largo pelo, con colmillos de más de seis metros y pesando cada uno ochenta kilos, el hombre encuentra una "despensa" ambulante que le es inapreciable. Se le caza valiéndose de armas primitivas de la época, atacándole tribus o familias enteras, sin reparar en el riesgo, acuciados por la necesidad de alimento.

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147. Pero todavía quedan monstruos impresionantes. En Sudamérica vive el Doedicro o Gliptodonte, mamífero como el armadillo, dotado de un fantástico caparazón de placas óseas, unidas entre sí por los bordes y con una larga cola que en realidad era un arma terrible, pues quedaba protegida por anillos de hueso y rematada por una gran bola de agudas espinas.

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148. El Megaceros, también conocido como "Alce irlandés", fue una especie extinta de ciervos, de talla gigante. Es notable el desarrollo que alcanzaron sus astas, llegando en algunos de estos animales a sobrepasar los tres metros. Las hembras estaban desprovistas de cuernos y los de los machos se desprendían anualmente, como sucede con los actuales ciervos. La alzada de este hermoso animal se aproximaba a los dos metros, siendo muy robustos los huesos del cuello.

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149. El Esmilodonte recibía este nombre porque sus colmillos, sobresalientes de la mandíbula superior, eran de una excesiva longitud, con forma de sable. Tan grande como un león, este animal tenía una constitución distinta. Su cuello y patas delanteras eran más gruesas, así como los hombros. No mordía a sus víctimas, sino que las apuñalaba con sus terribles colmillos. Sus presas favoritas eran los grandes animales que quedaban atrapados en la pegajosa mezcla de petróleo y tierra.

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150. El Dodó fue un ave de gran tamaño y cuerpo macizo, incapaz de volar. El hombre blanco lo vio por primera vez en el año 1598, en la isla Mauricio. Ave estúpida por excelencia, se dejaba matar a garrotazos sin hacer el menor gesto defensivo ni emprender la huida, por lo que pronto fue exterminada. Tenía cabeza grande y cuello largo, cuerpo rechoncho, fuertes patas, pico enorme y ridículo y alas que no le permitían remontar el vuelo por lo escaso de su tamaño.

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151. La gigantesca ave fósil Dinornis, también llamada Moa, medía cerca de cuatro metros de altura. Desaparecidas actualmente, estas aves formaban parte de una especie corredora que habitó Nueva Zelanda. En 1350, tribus maoríes se dedicaban a cazarla para confeccionarse capas con sus plumajes. Los grandes huevos eran utilizados como recipientes.

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152. Junto al "Camello de cuello largo", el Macrauchenia se desarrolló en América;   un animal al que su largo cuello le permitía mordisquear las hojas altas de los árboles. Poseía una corta trompa, como los elefantes. Un profano hubiese dicho al verle que era una monstruosa criatura hecha con pedazos de camello, de jirafa y de elefante.

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153. Al finalizar la evolución de los mamíferos se diferenciarían los primates y el hombre durante el Terciario, hace unos 70 millones de años. Los fósiles que se pueden considerar como más primitivos en la línea homínida, son el Kenyapithecus, de hace 14 millones de años y el Orepithecus, de Toscana, con 10 millones de años. Vienen luego los Australopitécidos, Pitecantrópidos, Pre-neanderthalenses, Neanderthalenses y Cromañoides, hasta llegar al hombre actual.

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154. El descubrimiento del grupo de los Australopitecos marca una etapa importante en la historia de la Paleontología humana. Raymond Dart anunció en 1925 el descubrimiento en la gruta de Taungs (Transvaal), de un molde craneano, con parte de la cara de un antropomorfo infantil, con rasgos humanos característicos. Posteriormente se descubrieron restos semejantes en Pretoria y África Austral.

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155. Cuando el clima de nuestro globo se fue enfriando, culminando en la época de las glaciaciones, retrocedieron los típicos simios; y algunos primates antropoideos consiguieron vivir en regiones abiertas menos pobladas de bosques, logrando caminar erguidos y cazando animales para alimentarse. En cuevas, junto a cráneos de mandril y palos de punta afilada, se han hallado fósiles de Australopithecus.

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156. Por los restos que se han encontrado del Pithecantropus podemos hacernos una idea de la vida que llevaron aquellos seres tan primitivos. Su estatura era de metro y medio aproximadamente; los arcos superciliares muy prominentes, quedando una escasísima frente. Se reunían en grupos pequeños, con el propósito de cazar, lo que hacían por sorpresa, arrojando con violencia piedras certeras a la cabeza de su presa.

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157. En 1891, Eugene Dubois, naturalista holandés, encontró en Java, en depósitos pleistocénicos, una bóveda craneana, un fragmento de mandíbula y un fémur, que consideró restos fósiles del "eslabón perdido", mostrando caracteres intermedios entre los monos antropomorfos y los hombres, pero con grandes analogías con los verdaderos hombres. Posteriormente, en 1937, se confirmaron los primeros hallazgos, al encontrarse un segundo cráneo más completo, determinándose su edad entre los 600.000 y los 300.000 años. Se le llamó "Pithecantropus Erectus".

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158. Después de varias reconstrucciones del cráneo del Pithecantropus se ha llegado a la conclusión de que el cerebro de un adulto era de unos 1000 centímetros cúbicos, mucho menor que el del hombre (1350 cm cúbicos), por lo que se deduce que este antepasado nuestro no era muy inteligente. Utilizaba alguna herramienta muy rudimentaria de piedra y era cazador, aunque se alimentaba también de vegetales, en especial de frutos silvestres, que iba probando hasta hallar los más jugosos.

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159. El miedo al fuego fue vencido por el hombre hace unos 400.000 años, pero no ha sido así en lo que respecta a los animales salvajes, que siguen temiéndolo. Al darse cuenta de este hecho, el hombre primitivo lo utilizó para ahuyentar a las bestias peligrosas, aunque este procedimiento de poco sirviera con los reptiles venenosos. En algunas cuevas se han encontrado, junto a algunos utensilios de piedra, rudimentarias horquetas u horquillas, hechas de troncos delgados, que eran utilizadas para inmovilizar a los ofidios venenosos y poder darles muerte.

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160. La piedra que el hombre primitivo empleó al principio como simple proyectil en la caza, ya que era la materia sólida más dura que conocía y tenía a su alcance, se podía astillar golpeándola contra otra piedra todavía más dura. Esto dio la idea a nuestros antepasados de modificar su forma, según sus conveniencias, tallándola, consiguiendo bordes cortantes y fabricando así cuchillos que, aunque toscos, le fueron de enorme utilidad.

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161. El Sinanthropus Pekinensis, u Hombre de Pekín, fue un antepasado nuestro cuyos restos se hallaron en 1927 y 1929 en unas cuevas próximas a Pekín. Se le coloca cronológicamente cerca del Pithecantropus de Java, por su gran parecido con éste. Aunque de tipo muy similar, el Sinantropo ha de clasificarse como hombre. Junto a sus restos se encontraron unos dos mil utensilios de tosca piedra y el primer vestigio conocido de fuego creado por seres humanos.

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162. En el presente cuadro sinóptico se puede apreciar el paso del hombre sobre la Tierra a partir del Pithecantropus, obteniendo una idea de cómo tuvo que luchar por su existencia contra fuerzas tan poderosas como las de la propia naturaleza. El frío fue su peor enemigo, al que nunca pudo dominar y sí sólo defenderse de él, cubriéndose el cuerpo con pieles de animales. Así sucedió hasta principios del Holoceno, cuando se efectuó un gran cambio en la climatología.

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163. Se ha dicho que el descubrimiento básico para la civilización es el de la rueda, puesto que ésta permitió la creación de la máquina, el auxiliar más poderoso con que ha contado el hombre para su progreso. Sin embargo, más importante todavía tuvo que ser la utilización a voluntad del fuego, ya que permitió a los hombres primitivos estabilizarse, contando con un medio defensivo tan poderoso y fácilmente controlable. Esto quizás explicaría la persistencia del culto al fuego en las tribus salvajes y en los pueblos primitivos.

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164. Hace unos 400.000 años, en el Paleolítico, el hombre descubre el modo de obtener fuego a voluntad. En cierta ocasión advirtió que al producirse un fuerte roce entre dos maderos, estos se quemaban por el punto de contacto. De ahí nació la idea de frotar un palito en el hueco de un pedazo de madera, avivando la brasa con una materia tan combustible como la estopa. He aquí como se incorporó a la civilización un elemento nuevo que servía para alumbrarse, ahumar los alimentos para su mejor conservación, fundir ciertos metales, etc.

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165. Se designa con el nombre de Homo Neanderthalensis ("Hombre de Neanderthal"), a cierto tipo humano fosilizado descubierto en 1857, en el valle de Neander, cerca de Düsseldorf, Alemania. Desde entonces se han efectuado 42 hallazgos semejantes en Europa. Poseía este "homo" un aspecto primitivo en lo tocante al físico, no compartido con ninguna de las razas existentes hoy en día. Se le considera una evolución en la especie, cada vez más aproximada a la raza actual.

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166. Estos eolitos, usados por el hombre del Cuaternario como instrumento de trabajo, dan fe del ingenio de nuestro primitivo abuelo para desenvolverse en los albores de la Humanidad. Aunque muy toscamente tallados se puede observar en ellos un esbozo de punta de flecha, una raedera con el borde retocado y un hacha de mano de sílex. Al transcurrir el tiempo y desarrollar el hombre su inteligencia, perfeccionaría todavía más esta clase de herramientas.

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167. Desde que el hombre apareció sobre la Tierra tuvo que enfrentarse a muchos problemas de cuya resolución dependía su supervivencia, siendo el más acuciante el  de su nutrición. Sin residencia fija, llevaba una vida nómada, trasladándose continuamente en busca de alimentos, lo que le obligaba a una carga constante de sus escasas pertenencias. De esta necesidad salió la solución de utilizar troncos de árbol atados en forma de trineo, para transportar sus cosas, siendo el hombre mismo la bestia de tiro.

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168. Al hombre, cada vez que salía de caza, le acechaba la muerte, ora en forma de frío, ora por causa de las fieras o el hambre. A menudo sucumbía enfermo, siendo el mal más frecuente el artritismo o las infecciones óseas, según se ha comprobado en esqueletos hallados en yacimientos paleolíticos, algunos de ellos con huesos deformados y enrojecidos, pues sus deudos espolvoreaban el cadáver con tierra ocre para dar color a la piel y lo doblaban, atándolo, para que el espíritu no regresase para molestar a los vivos.



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