Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Las Cruzadas - El Reino de Jerusalén - Parte 2


Según indiqué en la entrada titulada "Las Cruzadas - El Reino de Jerusalén", quedaba pendiente añadir a las tropas del Reino, una agrupación de arqueros y otra de ballesteros. Pues aquí están. Y de paso, como el ejército quedaba un poco "escuálido", añado también una unidad de infantería templaria. Comencemos:


- ARQUEROS-
El arco fue menospreciado por los pueblos germanos que formarían Europa, donde este arma sería utilizada principalmente con fines venatorios. Por tanto, los arqueros no fueron parte importante en los ejércitos medievales de occidente hasta la época en que se impuso el "arco largo" inglés (ss XIV-XV). Mucho menos los arqueros montados, que siendo fundamentales en Oriente desde los días de los asirios y aún antes, no fueron comunes en Europa (y eso relativamente) hasta la formación de las "lanzas" como unidades tácticas, donde cada una de ellas contaba con un número variable de arqueros (o ballesteros) tanto a pie como a caballo.

No obstante, los ejércitos siempre tuvieron entre sus elementos, unidades de arqueros. Recordemos por ejemplo, que durante la batalla de Hastings (1066), que dio el dominio de Inglaterra a Guillermo de Normandía (después conocido como "el Conquistador"), fue un flechazo en el ojo de Harold (último rey sajón de la isla), lo que dio al normando la victoria definitiva.



En la época del esplendor del Reino de Jerusalén (s. XII), los francos allí asentados, utilizaban el mismo arco que sus parientes de Europa: el llamado "arco simple" (para diferenciarlo tanto del "compuesto" oriental, como del "arco largo" inglés). Un arma fabricada de una sola pieza en madera de nogal, o roble (entre otras), de una longitud que raramente pasaba de 150 centímetros con un alcance efectivo de unos 100 metros. La flecha que disparaba medía en torno a los 60 centímetros. 

Mientras el carcaj oriental contenía conjuntamente el arco y las flechas, por lo común el occidental se utilizaba únicamente para éstas; el arco solía portarse al hombro. 



- BALLESTEROS -
Aunque la ballesta parece haber sido ya conocida por chinos y romanos, no se generalizó su uso en Europa hasta el siglo X. A mediados del XI se la dotó de un estribo para facilitar su montaje. En principio su arco fue de madera, pero a partir del s. XIV, comenzó a fabricarse en hierro o acero para aumentar su potencia, así como su "cuerda" hasta entonces elaborada en tripa, pasó a serlo de alambre. Estas dos innovaciones hacían muy dificultoso tensar el arma, por lo que pronto aparecieron diversos ingenios  de manivela como el "armatoste", el "cranequín" o el "manubrio". 

Nuestros ballesteros son del siglo XII;  por tanto su ballesta está compuesta simplemente de un cuerpo central de madera llamado "fuste" (o "cureña") dotado de estribo. A este fuste se acopla un arco, también de madera. Disparaba proyectiles de unos 30 centímetros llamados "virotes", "saetas" o "cuadradillos" (entre otros nombres que recibieron) a una distancia de 300 metros, y podían atravesar una cota de malla a 100. 



Como vemos, la ballesta tenía mayor alcance y poder de penetración que los arcos simples. En la cadencia de tiro sin embargo, resultaban en total inferioridad. Una ballesta "de manivela" podía necesitar un minuto para ser montada y disparada, en tanto que un arquero en el mismo tiempo podía soltar entre diez y doce flechas. 

Tal cadencia de tiro fue puesta en duda por diversos historiadores a principios del siglo pasado. Por lo que el doctor Saxton Pope (un estadounidense enamorado del arco, cuyo manejo había aprendido de los indios Yahi) organizó una demostración donde consiguió disparar siete flechas antes de que la primera tocase el blanco.

Fue el poder de penetración de la ballesta contra cotas de mallas y la amenaza que ello suponía para los señores feudales, lo que hizo que la Iglesia, en el II Concilio de Letrán (1139) prohibiera su uso contra cristianos. "Artem mortiferam et Deo odibilem" (Arte mortífera y odiada por Dios), dijo el Papa. Claro, que nadie hizo mucho caso de tal prohibición.


También la ballesta cuenta entre sus víctimas con una figura regia: el famoso Ricardo Corazón de León moría en 1199, en sus posesiones francesas como consecuencia de un virotazo recibido al sitiar el  castillo de un vasallo levantisco.

Leonardo Da Vinci realizó varios diseños para la construcción de ballestas. Estos diseños se pueden ver en la Biblioteca Ambrosiana de Milán.

Arcos y ballestas fueron especialmente útiles en acciones de asedio o defensa de fortificaciones, así como en encuentros marítimos. Convivieron con las primeras armas de fuego hasta quedar obsoletos durante el siglo XVI.


- INFANTERÍA TEMPLARIA -
La infantería pesada que acompañaba a los caballeros templarios, constaba o bien de levas efectuadas en los dominios de la Orden, o bien de mercenarios, hombres libres que se alistaban por un sueldo convenido. También había quien se unía a los templarios para una campaña determinada en cumplimiento de un voto.


Su armamento, generalmente lo proveía la Orden, por lo que existía cierta uniformidad en atuendos. Se les exigía mantener una vida virtuosa, aunque podían contraer matrimonio y mantener una familia en las cercanías de las "Encomiendas". No estaban obligados a formular votos de ningún tipo.  


En los primeros tiempos de la Orden, los infantes solían preceder durante las marchas a la caballería, estando entrenados para abrir sus filas rápidamente cuando la ocasión lo requería y dejar paso a la carga de los caballeros. Más tarde, por influencia musulmana, la infantería marcharía en retaguardia. 


La infantería templaria avanzando; precedida por los ballesteros y flanqueada por los arqueros.

La foto consta de un elemento para dimensionamiento de las figuras.



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Las figuras, de Essex (15mm).


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