Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

El Veterano de Bailén - Regimiento Reding - 1808

Realicé esta "viñeta" para presentarla a un concurso de pintura de miniaturas (sin mucho éxito, por cierto). Con ella, quise realizar un pequeño homenaje a la batalla de Bailén y al Regimiento Suizo de Reding n.3 (o Reding "viejo"). 


En la escena vemos a un un soldado raso de la citada unidad, que se pasea victorioso por el campo de batalla, sobre el que aparece el "shakó" abandonado de un componente de la Guardia de París, uno de los cuerpos franceses presentes en el encuentro.

Desde 1734, por creación de Felipe V, existían en España seis regimientos suizos. En 1808, sus nombres y ubicación eran: el Regimiento de Wimpffen, en Tarragona y otros puntos catalanes; el de Reding "nuevo", en Madrid; el de Reding "viejo", en Málaga; el Betschardf en Baleares; el Trascchsler en Cartagena y el de Preux en Madrid.


En 1788 era coronel del Reding "viejo", Teodoro Reding von Biberegg (1755-1809), suizo de nacimiento, que había comenzado su brillante carrera militar en España a una edad tan temprana como los catorce años. En 1802, la unidad fue trasladada a Málaga, donde Reding y su regimiento ejercieron una importante labor de sanidad, atendiendo a los contagiados por la fiebre amarilla (1803-1804). En 1806, el rey Carlos IV nombró a Reding Gobernador Militar y Corregidor Político de Málaga, cargo desde el que continuó promoviendo mejoras para la ciudad, tanto en materia de sanidad, como social, política y urbanística. Sus desvelos por Málaga le valieron el reconocimiento de la ciudad, que perdura hasta hoy.

Al comenzar la Guerra de la Independencia (1808-1814), fue nombrado Comandante General de la Primera División del Ejército de Andalucía, a las órdenes del General Francisco Javier Castaños. Y fue Reding el principal artífice de la estrategia que permitiría la victoria de Bailén.



 A principios de junio, el general Pierre Dupont, al frente de un cuerpo de ejército francés había salido de Madrid con órdenes de Murat para ocupar Andalucía. Durante su avance ordenó el saqueo de Córdoba. Tres días de robos y violaciones que dejaron un hondo sentimiento de odio contra los franceses entre los andaluces. Tras estos hechos, Dupont continúo su avance hacia el sur.

Castaños diseñó la gran estrategia de defensa para cortar el paso a Dupont en lo que se conoció como "Plan de Porcuna" (por el nombre de la localidad donde se reunieron los mandos españoles). En función de ese Plan, dos divisiones al mando de Castaños, atacarían Andújar para fijar a las tropas de Dupont. Otra, cruzaría el Guadalquivir por Villanueva de la Reina. A Reding correspondió dirigir al ejército de Granada (del que formaba parte en esos momentos el regimiento de su nombre), a través de Mengíbar, cerca de Bailén. Las unidades de Reding habían sido reforzadas por gran numero de voluntarios andaluces (unos 17.000) indignados por el saqueo de Córdoba.

Y fue precisamente en Mengíbar, el 16 de julio, donde las divisiones de Reding , trabaron un pequeño combate con parte del ejército francés, al que pusieron en fuga. Al conocer estas noticias, Dupont, sabiéndose superado en número, decidió retirarse hacia Despeñaperros para esperar refuerzos. Lo que ignoraba el francés era que Reding, con buen criterio, estaba (en palabras de Pérez-Reverte) "donde no debía estar".


El encuentro se produjo en Bailén, provincia de Jaén, el 19 de julio de 1808. Fue la primera derrota en campo abierto de los ejércitos de Napoleón, y tuvo repercusión en toda Europa, demostrando a los pueblos ocupados que las tropas  francesas no eran invencibles.

 Tres días después de la batalla se celebraba formalmente la capitulación ante (ahora sí) el General Castaños. Teodoro Reding, pasó con el primer batallón de su regimiento a Tarragona, donde en la batalla de Valls (febrero de 1809) recibiría graves heridas de sable. Y fue en Tarragona, en abril del mismo año, donde moriría, a consecuencia de una infección tifoidea contraída mientras se dedicaba a tareas humanitarias. 


Su memoria y dimensión histórica, sólo últimamente empiezan a ser reconocidas. 


Tras la batalla de Bailén, Napoleón se trasladó a España con un cuarto de millón de hombres, veteranos de "La Grande Armée". Los ejércitos españoles tras varias derrotas, y con un mando dividido, se dispersaron. Parte de ellos se concentraría en Cádiz (ciudad que nunca fue ocupada) y otras localidades, desde donde seguirían combatiendo a los franceses con suerte variable; parte se convirtió en guerrillas o se unió a las existentes, y parte se incorporó  al cuerpo expedicionario inglés que por acuerdo firmado entre la Junta Suprema Central y el gobierno de Gran Bretaña, acudió a España en 1809 al mando de John Moore. A la muerte de éste poco más tarde, el mando pasaría a Arthur Wellesley, duque de Wellington.

 Y la Guerra de la Independencia se extendería aún por cinco largos y cruentos años hasta conseguir expulsar a los invasores.

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Los detalles de la figura están realizados siguiendo una lámina de José María Bueno, gran ilustrador especializado en temas militares.

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Que yo sepa, no existe una película que relate la batalla de Bailén, pero en cuanto a la Guerra de la Independencia, la filmografía es extensa. Recordemos "Agustina de Aragón" (Juan de Orduña, 1950); "Orgullo y Pasión" (Stanley Kramer, 1957), o la reciente "Sangre de Mayo" (José Luis Garci, 2008).

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Agradecimientos a Jon Valera, Presidente de la Asociación Histórico-Cultural "Teodoro Reding", de Málaga, por sus valiosas puntualizaciones para ultimar esta entrada.

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La figura, de "Capitan Miniatures", 28 mm.