Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Rob Roy, Héroe de las Tierras Altas de Escocia

Robert Roy MacGregor Campbell

Rob Roy, al que muchos relegan al mundo de la ficción, es un personaje absolutamente histórico y muy venerado en Escocia. Nació en Glengyle en 1671 y falleció en 1734, a los sesenta y tres años, en Balquhidder.

Su nombre completo fue Robert Roy MacGregor Campbell y ocupó la jefatura del Clan MacGregor desde 1693. Su sobrenombre, "Rob Roy", es la transcripción al inglés del gaélico Raibeart Ruadh; en castellano, "Roberto el Rojo", por el color de su cabello.



En 1689, con 18 años, siguiendo a su padre (Donald MacGregor) y a los más importantes clanes de las Tierras Altas (Highlands), se adhirió a la causa jacobita, liderada por John Graham de Claverhouse, que apoyaba al rey católico Jacobo II Estuardo, contra el protestante Guillermo de Orange, estatúder holandés (casado con la hija de Jacobo, María), a quien el Parlamento inglés había ofrecido el trono.

Fue la primera rebelión jacobita, que en 1691, tras tres años de lucha, era aplastada por los ingleses. Jacobo II huyó a Francia y la coronación de Guillermo significó el último cambio de dinastía en Inglaterra: a los Estuardo sucedían los Hannover. Pero volvamos a Rob.



Tras la rebelión, su padre fue encarcelado acusado de traición (?); su madre enfermaba y moría poco después. Rob abandonó la lucha armada (de momento) y se dedicó a actividades ganaderas. Pero no olvidaba la causa jacobita, tras la que latía el ansía de independencia. Los escoceses no olvidaban que durante siglos habían sido un reino independiente de Inglaterra. 

En 1712, en el transcurso de sus labores ganaderas, con la intención de comprar y revender una manada, pidió en préstamo una gran cantidad de dinero al duque de Montrose. Al parecer, aquél dinero le fue robado en una tortuosa operación planificada por el propio Montrose. Como no pudo pagar, le fueron confiscadas las tierras que había ofrecido como garantía y fue declarado fuera de la Ley.



Antes de que le prendiesen, se echó al monte con los suyos e inició operaciones de saqueo a costa del duque, cosa que le hizo muy popular entre los highlanders. 

En 1719 se producía otro levantamiento jacobita dirigido ahora por el pretendiente Jacobo III Estuardo (hijo del anterior Jacobo), en esta ocasión con el apoyo de España. Y entre los clanes que se sumaron al alzamiento estaban los MacGregor liderados por Rob Roy. En la batalla de Glenshiel, el 10 de junio, unos 700 highlanders y aproximadamente 300 infantes de marina españoles se enfrentaron a un ejército inglés compuesto por  850 infantes, 120 dragones de caballería y 4 baterías de morteros.

Un plano contrapicado "a lo Orson Welles".

El general inglés, tras algunos ataques fallidos, vio pronto el punto débil de las fuerzas hispano-jacobitas: la falta de disciplina de los highlanders (valientes hasta la locura, sí, pero absolutamente desordenados). Se dedicó por tanto a machacar la línea con sus morteros para minar la moral de los montañeses, y una de las consecuencias fue que Rob Roy resultó herido de gravedad y su clan se retiró para ponerle a salvo. Tras esto, se retiraron otros clanes, y al poco los españoles se encontraron combatiendo prácticamente solos. Al caer la noche, tras tres horas de bombardeo, los infantes de marina se rendían, mientras los pocos escoceses que aún quedaban a su lado se retiraban a toda prisa para escapar a una muy probable ejecución "por traición".

Tras ese paréntesis guerrero, Rob volvió a sus andanzas de proscrito hasta que en 1722 fue capturado y encarcelado. Pronto comenzaron a extenderse leyendas sobre su figura, y en 1723, Daniel Defoe (autor de "Robinson Crusoe"), publicaba en forma novelada la vida de Rob Roy, dentro de un volumen dedicado a historias de las Highlands. En 1727, el rey Jorge I, influido por los ya numerosos textos que cantaban las hazañas de Rob, le concedió el perdón y le fueron devueltas sus tierras confiscadas (o parte de ellas). Se retiró entonces a Balquhidder, en la región de Stirling, donde falleció el 28 de diciembre de 1734.


Rob Roy, junto a William Wallace ("Braveheart", para entendernos; 1270-1305), están considerados entre los más grandes héroes de Escocia. En 1817, menos de cien años después de la muerte de Rob, Walter Scott publicó el que seguramente sea texto más famoso sobre su figura: "Rob Roy".

El texto de Scott tuvo multitud de traducciones y adaptaciones; entre éstas, muchas publicadas en el ámbito de la literatura infantil, lo que posiblemente ha inducido al vulgo a negar (o dudar sobre) la historicidad de Rob Roy, al ser puesto a la misma altura que Ivanhoe, Robín de los Bosques o El Rey Arturo, personajes novelescos o legendarios.

Los jacobitas escoceses fueron definitivamente aplastados por los ingleses en la batalla de Culloden (1746). Tras la derrota, Escocia sufrió una gran represión y tropas británicas fueron acuarteladas en el país. Se prohibió el uso del "kilt"; se llegó a prohibir el uso de la gaita y hablar gaélico. Los clanes fueron desorganizados mientras las tierras de los principales caudillos jacobitas eran confiscadas... llegarían mejores tiempos para Escocia, pero aún tardarían.

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Carátula de la película de 1995

- Rob Roy en el cine - 
Han existido multitud de películas sobre la figura de Rob; la que podemos calificar de "definitiva" es la que en 1995 estrenó Michael Caton-Jones, con el previsible título de "Rob Roy" y el subtítulo (en España) "La Pasión de un Rebelde". En esta cinta, aparte la magnífica labor de los protagonistas, Liam Neeson y Jessica Lange (Rob y su esposa Mary), brillan especialmente "los villanos" de la historia:  John Hurt es el malévolo duque de Montrose; Tim Roth, su reptilesco sobrino, Cunningham; y Brian Cox, el secretario del duque: Killearn. ¡Magnífico trio de malvados...! Y es muy destacable la banda sonora, de Carter Burwell, con un ambiente sonoro entre épico y céltico que evoca magistralmente las Highlands.

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La pieza completa, 

La figura, es una muy buena creación de "Andrea Miniatures", en la que además 
de un modelado magnífico se ha logrado un gran parecido, no sabemos
 si con el auténtico "Rob Roy", pero sí con Liam Neeson. 


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