Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Hernán Cortés y sus Aliados Mesoamericanos

Hernán Cortés portando el estandarte de Castilla y León.

Era un proyecto largamente acariciado pintar un ejército de "Conquistadores"; concretamente, el que llevó Hernán Cortés a la Conquista de México. Posteriormente, como "lo Cortés no quita lo Moctezuma" (valga el juego de palabras), pintaría un ejército azteca (o mexica).

Pero a medida que iba compilando documentación sobre "el ejército de Cortés", me fui percatando de que en tal ejército, lo que menos había era españoles, siendo la mayor parte de sus fuerzas, guerreros mesoamericanos: totonacas y tlaxcaltecas  (entre otros), al principio de su aventura, texcocanos y otros, más tarde; pueblos que estando tiranizados por el poderoso Imperio Azteca, deseaban sacudirse su yugo a cualquier precio, y que tras primeros conflictos con los hombres de Cortés, no dudaron en unirse a ellos.


Otras tomas de la figura de Cortés, en la última de las cuales se aprecia el reverso del estandarte, con la imagen de la Virgen María 
circundada por rayos solares y estrellas. Esta enseña es  considerada el "auténtico estandarte de Cortés" y se conserva en 
el castillo de Chapultepec, ciudad de México.

Durante el periodo de documentación citado,  tuve ocasión de oír (en un documental) al historiador mexicano Guillermo Tovar y de Teresa, que (entre otras cosas) decía:

"A México no lo conquistan trescientos españoles, sino la inmensa población mesoamericana aliada con Cortés a través de los caciques".

Y me dije "¡Pero cuánta razón tiene este señor!". Se han aducido múltiples razones para explicar la victoria de Cortés: la superior tecnología (arcabuces y cañones), el uso del caballo,  las enfermedades, especialmente la viruela, desconocida en el continente americano hasta la llegada de los españoles... Ahora bien, la "superior tecnología" se desvanecía frente a un aguacero que empapaba la pólvora y dejaba inservibles las armas de fuego. Los caballos fueron muy escasos en los primeros tiempos; cuando Cortés, procedente de Cuba, desembarca en el continente, lleva únicamente 16 jinetes. En cuanto a la viruela, cierto es que causó miles de muertes, pero es indiscutible que también afectó a los indios aliados de los españoles. Parece claro entonces que (en opinión de muchos), el triunfo de Cortés se debió mayoritariamente a los inmensos contingentes de indios mesoamericanos enemigos de los mexicas-aztecas, que le apoyaron.

Como resumen de la intención de este post, aquí vemos a Cortés rodeado de españoles y mesoamericanos; 
decididos todos a acabar con la tiranía del Imperio Azteca.

Dicho lo anterior, también es verdad que la espada de acero demostró su superioridad frente a las armas con filo de obsidiana de los indios, como demuestra el hecho (acreditado en las crónicas) de que éstos recogían las espadas de los españoles muertos o capturados en combate y abandonaban sus armas habituales. Pero (volvemos al principio), un hombre armado con una espada de acero poco puede contra treinta armados con maquahuitls... a no ser que al hombre con la espada le apoyen otros cuarenta con maquahuitls... evidente. 

Este tema de los indios aliados de Cortés, es un asunto sobre el que (generalmente) pasan de puntillas historiadores (y "amateurs") tanto de este lado del "Charco" como del otro. Los primeros, para engrandecer la Epopeya española en América, los segundos para ocultar o ensombrecer el hecho de que en las tan cantadas "matanzas" llevadas a cabo por los españoles en América Central (Cholula, Templo Mayor, toma de Tenochtitlan...) quienes más cabezas cortaron (es un decir) fueron precisamente los indios aliados de Cortés. Por una parte, porque eran ellos quienes más motivos tenían para odiar a cholulenses y mexicas, y por otra, por una cuestión de simples números. Lo que no quiere decir que los españoles se estuviesen quietecitos, claro.  


Rodeleros (o "espaderos"), el tipo de soldado más común entre los Conquistadores. El nombre de "rodeleros" les viene de 
su escudo: la "rodela", aunque algunos de ellos no llevaban tal tipo de defensa,
 sino una "adarga"; por ejemplo, la primera figura por la izquierda.

Así, por ejemplo, en la toma de Tenochtitlan (1521), que significó el fin del imperio azteca,  tomaron parte 1.500 españoles, 80.000 guerreros tlaxcaltecas y 40.000 texcocanos. Los números pueden ser variables, pero la mayoría de textos sobre el tema ofrecen cifras muy semejantes a éstas. Y como vemos (simples números, como decíamos), por cada español había 80 guerreros mesoamericanos.

Hay que considerar que el Imperio Mexica había utilizado durante décadas  los territorios de tlaxcaltecas y otros pueblos como "criaderos" de víctimas para sus sacrificios. Las "Guerras Floridas" (de las que hablaremos más extensamente en otro momento) no tenían otro objeto que conseguir prisioneros vivos. Prisioneros que serían sacrificados a los dioses aztecas mediante el simpático procedimiento de extraerles el corazón en vida, y cuyos cadáveres serían posteriormente canibalizados por el pueblo mexica en sangrientos  rituales.

 Los sacrificios humanos y posterior canibalización de prisioneros inmolados no fueron prácticas únicamente aztecas, sino muy comunes entre los pueblos mesoamericanos. Pero por una cuestión de superioridad militar, fueron los aztecas los que llevaron estas prácticas a una escala abrumadora, lo que les granjeó el odio de los pueblos que les rodeaban. 


Fue la espada, conocida entre los soldados como "la toledana", el arma más utilizada por los españoles 
durante "la Conquista". La espada no se oxidaba fácilmente, "funcionaba" exactamente igual
húmeda que seca, en espacios abiertos o cerrados, bajo la lluvia o bajo los rayos del sol.

Así pues, en "mi" ejército de Cortés, habría guerreros mesoamericanos. No en la proporción real, cosa que me habría obligado a pintar muchas más figuras (en detrimento de otros proyectos), pero sí las suficientes para dar idea de su importante  participación en la empresa de Cortés. 

Por otra parte, el armamento y vestuario de estos pueblos mesoamericanos era prácticamente el mismo que el de los aztecas-mexicas, y como pienso recrear próximamente el ejército de Moctezuma (como dije antes), iba a terminar cansado de pintar tanto "chimalli" y tanto "maquahuitl". Así que con media docenita de figuras, quedaba zanjado el asunto.

Parece que para diferenciarse de sus enemigos en el fragor del combate y para ser identificados por los españoles, los aliados de Cortés usaban diferentes tipos de tocados. En cuanto a los detalles de estos tocados, me han llegado informaciones contradictorias, por lo que no daré detalles, ni consecuentemente, "mis" figuras de mesoamericanos llevarán distintivo alguno.  

En este post, vamos a hablar de la expedición de Cortés desde su llegada al continente hasta el desastre de "La Noche Triste". Cuando (en un futuro más o menos próximo) publique el ejército azteca, terminaremos la aventura con la batalla de Otumba y la toma de Tenochtitlán.


Espingarderos, escopeteros y arcabuceros se sucedieron rápidamente en las primeras décadas del siglo XVI. La diferencia básica entre estas armas radicaba en el sistema de encendido, que se perfeccionaba sin cesar. Aquí vemos arcabuces primitivos, pero ya dotados de serpentín, gatillo y resorte interno. Los soldados van protegidos por una barbuta el primero y por una celada de visera el segundo; no existía aún el célebre "morrión español". Ambos portan una coraza ventral sobre un coleto de cuero.

HERNÁN CORTÉS
Hernán Cortés nació en Medellín (Extremadura) en 1485 y moriría en Castilleja de la Cuesta (Sevilla) el año 1547, aunque sus restos reposan hoy en el Hospital de Jesús Nazareno (que él mismo fundó), en Ciudad de México. Hijo de casa hidalga, aunque pobre, estudió en Salamanca, y trabajó algún tiempo en Sevilla como secretario de un abogado. En 1504, Cortés tenía 19 años y animado por las maravillosas historias que oía contar sobre el Nuevo Mundo, se embarcó para aquellas tierras.

 Establecido en La Española (isla hoy dividida entre La República Dominicana y Haití), ejerció como funcionario y llegó a ser secretario del Adelantado Diego Velázquez de Cuéllar, a quien en 1511 acompañó a la conquista de Cuba, donde recibió tierras, siendo más tarde nombrado alcalde de Santiago de Cuba.

Sin embargo, poco después, era encarcelado por orden del mismo Diego Velázquez, ahora gobernador de Cuba, que sospechaba una conspiración por parte del extremeño. Fue pronto liberado y curiosamente, se casó con la cuñada del propio Velázquez.  

En 1518, el gobernador le confió una nueva expedición a Yucatán (habían existido otras anteriores, de las que no se tenía noticia). Cortés comenzó a enrolar hombres, comprar caballos, barcos, armas y provisiones, en lo que gastó la pequeña fortuna que había adquirido en los años anteriores. Le llegaron entonces noticias de que Velázquez pretendía destituirle, y presintiendo que aquella era la ocasión de su vida, se adelantó a los planes del gobernador y aceleró los suyos. El 18 de noviembre de 1518 dejaba con sus barcos Santiago de Cuba.


En esta vista dorsal, apreciamos el sistema de enganche de la coraza ventral, así como la inevitable espada. 
Al arribar al continente, acompañaban a Cortés trece escopeteros. 

LLEGADA A YUCATÁN
Después de algunas escalas intermedias en otros pueblos de la isla, para aprovisionamiento, partió de Cuba rumbo a Yucatán el 10 de febrero de 1519. La armada constaba de 11 barcos y unos 800 hombres, contando con marineros, sacerdotes, soldados, negros e indios cubanos. También llevaban 16 caballos, 10 culebrinas, 4 falconetes y algunos perros de guerra. Los capitanes más destacados después de Cortés eran Pedro de Alvarado, Gonzalo de Sandoval y Cristóbal de Olid. Podemos mencionar también a Bernal Díaz del Castillo, por ser el autor de la "Historia verdadera de la conquista de la Nueva España", donde relató en primera persona los hechos de los que fue testigo.

La expedición debería limitarse a establecer relaciones con los indígenas, explorar las costas del continente y tratar de localizar a los supervivientes de las expediciones anteriores. Tenían prohibido pernoctar en tierra y mucho más fundar ciudades. Pero Cortés tenía otros planes.

Al poco de desembarcar, encontró a Jerónimo de Aguilar, superviviente de una de las perdidas expediciones anteriores. Aguilar había aprendido varios idiomas indígenas durante sus años de permanencia en el territorio y le fue muy útil a Cortés como intérprete en el futuro. También tuvo noticias de otro superviviente, Gonzalo Guerrero, pero éste se había casado con una indígena y prefirió ignorar las demandas de Cortés. Guerrero, incluso llegó a dirigir varios ataques mayas contra los españoles. Los hijos de Gonzalo Guerrero fueron los primeros mestizos del continente.


Línea principal de la defensa española en América; muy diferente a la que en estos mismos años practicaban los "proto-Tercios" en Europa, donde los piqueros eran parte esencial de los ejércitos. Los escopeteros (o arcabuceros) disparan al tener a los enemigos a tiro. Después, se retirarán tras los rodeleros para recargar sus armas. Los rodeleros mantendrán la posición hasta que una vez listas de nuevo las armas de fuego, vuelvan a 
primera línea los escopeteros para una nueva andanada. Cuando se produzca el contacto con el enemigo, los escopeteros echarán 
mano de "la toledana" y junto con los rodeleros, realizarán la defensa (o el ataque, en su caso) a tajo limpio.

Tras algunos combates, en los que fueron decisivos los pocos caballos con los que se contaba, los mayas de la zona acataron la soberanía española y se hicieron aliados de Cortés. Los caciques, como prueba de amistad,  regalaron a los conquistadores un grupo de mujeres. Entre ellas había una joven llamada Malinali que había sido anteriormente esclava de los aztecas, por lo que conocía el nahuatl, la lengua más común en el Imperio Mexica. Fue bautizada como Marina y es conocida en la Historia como "La Malinche". Se convirtió en amante de Cortés, aprendió prontamente el español y fue el instrumento más eficaz para entenderse con los aztecas. Los españoles, que le daban el título de Doña Marina,  decían de ella que "era más valiosa que diez cañones".

   La victoria sobre los mayas había llegado a oídos de Moctezuma, "huey tlatoani" (emperador) del Imperio Azteca-Mexica, que residía en Tenochtitlán y conocía las leyendas que profetizaban el regreso de Quetzalcóatl, el dios rubio y barbado que un día había partido con la promesa de volver. Moctezuma se preguntaba si aquellos hombres barbudos armados con "palos de trueno" de los que le hablaban sus informadores, serían en verdad dioses que acompañaban a Quetzalcóatl en su regreso. Decidió enviar a los españoles una delegación cargada de regalos para intentar averiguar las intenciones de aquellos "teules" (semidioses).


Ballesteros. Actuaban encuadrados entre los escopeteros. Durante el transcurso del siglo XVI su número fue disminuyendo 
en beneficio de las armas de fuego y para el fin de la centuria la ballesta había desaparecido de los campos de batalla. 

La delegación mexica encontró a Cortés en territorio de los totonacas, quienes  habían acogido a los españoles como libertadores. Cortés explicó (mediante Doña Marina) a los delegados que tenía intención de entrevistarse con Moctezuma en nombre del rey Carlos de España. A lo que los aztecas contestaron que ni Moctezuma iba a venir a ver a Cortés, ni Cortés tenía permiso para dirigirse a Tenochtitlán. Y con eso, los delegados regresaron a su capital.

El 22 de abril de 1519, abandonando ya abiertamente cualquier dependencia de Velázquez, Cortés fundaba la Villa Rica de la Vera Cruz (más tarde conocida como Veracruz a secas y primera ciudad fundada por europeos en América continental). Esta ciudad pasó a ser su cuartel general. Ante aquel hecho, los soldados españoles se dividieron. La mayoría apoyaba a Cortés, pero muchos pensaron que se estaban convirtiendo en traidores al Gobernador. Un grupo de ellos pretendió apoderarse de un barco para regresar a Cuba, siendo descubiertos y apresados.

Cortés mandó ahorcar a los cabecillas, y para evitar tentaciones entre los demás descontentos, ordenó barrenar las naves y hundirlas junto a la costa. No "las quemó" como dicen algunos textos, ya que más adelante, como veremos, tendría ocasión de usarlas. Pero de momento, era harto difícil ponerlas a flote. Con lo que sólo quedaba un camino (que era lo que pretendía Cortés): marchar hacia Tenochtitlán.


Las ballestas de este período eran las denominadas "de estribo". Con arco de acero y cuerdas de alambre, eran especialmente útiles cuando la lluvia había inutilizado la pólvora de sus compañeros arcabuceros. Sin embargo, el mecanismo de disparo podía oxidarse con facilidad en el húmedo ambiente de las selvas mesoamericanas. 

TLAXCALA
Dejó parte de sus hombres en Veracruz (habían llegado refuerzos desde Cuba) y con trescientos soldados y ochocientos totonacas entre guerreros y "tamemes" (porteadores), el 8 de agosto de 1519 se dirigió al territorio de los tlaxcaltecas, que debería atravesar para llegar a la capital mexica.

Los combates con los tlaxcaltecas fueron más duros que los trabados con los mayas. De hecho, los tlaxcaltecas eran uno de los pocos pueblos que (en alguna ocasión) habían vencido a los belicosos aztecas. Tras dos batallas ganadas "in extremis", sin conseguir ningún acuerdo con los tlaxcaltecas, Cortés optó por una estrategia diferente: en lugar de dirigirse a la capital tlaxcalteca, arrasó las poblaciones vecinas, quemó cosechas y extendió el terror. Los tlaxcaltecas, intimidados, enviaron parlamentarios a los españoles. Pero mientras tanto, planeaban un nuevo ataque, en este caso, nocturno, contra el campamento español.

Era una noche de luna, los españoles estaban durmiendo sobre sus armas y con las armaduras puestas; los centinelas descubrieron a los atacantes, dieron la voz de alarma y en un momento los atacantes se convirtieron en atacados. Después de esta nueva derrota, los tlaxcaltecas se avinieron (ahora "de verdad") a parlamentar con Cortés, y la elocuencia de éste les convenció de que sus enemigos y los de los españoles eran los mismos: los mexicas.

A este respecto, es de subrayar que tras el acuerdo, los tlaxcaltecas jamás abandonaron ni traicionaron a los españoles. Tuvieron durante toda la época colonial especiales privilegios y en 1535 el rey Carlos (I de España, V de Alemania y a la sazón, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico) otorgaba a Tlaxcala el título de "Muy Leal Ciudad". Pero volvamos al "itinerario de Cortés".


Un alabardero (con un capacete, antecesor del "morrión") y un lancero, no "piquero" (con celada). Tipos de combatiente que se usaron en América y durante esta época para reforzar las líneas de rodeleros, proteger a escopeteros y ballesteros y como "guardias de corps" pero no como agrupaciones de combate independientes. En Europa, al lado de las armas de fuego y las ballestas, era la pica "la reina de las batallas". Pero "la pica" era un arma que en estos años alcanzaba los cinco o seis metros de longitud, por lo que difícilmente pudo ser ser utilizada en las intrincadas selvas mesoamericanas. Por otra parte, la pica era un arma cuyo principal cometido era detener a la caballería. Y la caballería, como sabemos, era inexistente en los ejércitos indígenas americanos.

CHOLULA
El siguiente punto de destino fue Cholula, ciudad de las principales del imperio Azteca, y centro del culto a Quetzalcóatl. Cortés llegó con su ejército reforzado ahora  por 3.000 guerreros tlaxcaltecas. Éstos no quisieron entrar en la ciudad, puesto que siempre habían sido enemigos de Cholula y acamparon en las afueras.
  
Antes de la entrada de Cortés, habían llegado emisarios de Moctezuma con órdenes a los cholultecas de masacrar a los españoles. A tal fin, los dirigentes de la ciudad invitaron a Cortés y sus hombres a un banquete, durante el cual, pensaban asesinarlos a todos. Pero Cortés tuvo noticia de la encerrona por dos conductos: por un lado, la Malinche había trabado amistad con una anciana que la puso al corriente de la situación; por otro; los tlaxcaltecas habían percibido movimientos de guerreros cholultecas que les parecieron sospechosos. Comprobada la amenaza y antes de que se materializase, los españoles pasaron al ataque, los tlaxcaltecas entraron en la ciudad y... aquella fue la "matanza de Cholula".



 Sin embargo, sí hubo un momento en que Cortés ordenó talar árboles para fabricar picas: fue para enfrentarse al contingente que Velázquez envió para prenderle, al mando de Pánfilo de Narváez (como se detalla en el texto principal). Allí sí había caballería. En la foto, vemos en detalle el 
equipo defensivo del lancero: gambesón de cuero reforzado con coraza ventral y un pequeño escudo, especie de minúscula rodela. 

Desde aquel hecho, tanto La Malinche como los tlaxcaltecas han sido tachados de "traidores" por algunos mal informados. ¿Traidores a quién? Es oportuno echar mano de la opinión de otro investigador mexicano, Federico Navarrete Linares, del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), que dice:

"Yo no la considero traidora .../... no había tal cosa llamada México entonces. Había un montón de pueblos diferentes que eran enemigos entre sí; y ni la Malinche ni los tlaxcaltecas traicionaron a nadie, porque estaban velando por sus intereses particulares en una circunstancia difícil. Ellos no tenían por qué ser leales o por qué defender a los mexicas, que eran sus enemigos"

Hay que decir que Cortés había dado órdenes de no dañar a las mujeres ni a los  niños; y al ver que los tlaxcaltecas habían hecho numerosos esclavos entre ellos, les obligó a liberarlos. También la oratoria de Cortés consiguió que desde aquel día, cholultecas y tlaxcaltecas olvidasen sus pasadas guerras y cooperasen en el futuro. 

Después de tener noticias de lo acontecido en Cholula, Moctezuma intensificó las embajadas a Cortés y los envíos de regalos, con la intención de convencerle para que detuviese su avance. Pero los regalos sólo consiguieron avivar la ambición de los hombres de Cortés, que no buscaban sólo gloria y tierras, sino oro. Y las noticias decían que en Tenochtitlán había mucho.


Caballería "a la gineta". Armados con espada y una lanza de unos dos metros. Como protección, diversos 
tipos de cascos, armaduras ligeras y (generalmente) una adarga.

TENOCHTITLÁN
Como dice el cantar: "Guadalajara en un llano, México en una laguna". Efectivamente, México-Tenochtitlán era una gran ciudad con majestuosas avenidas y templos enormes, situada en una isla en el extremo occidental del lago Texcoco. Para llegar a la ciudad desde tierra firme, existían tres grandes calzadas y otras muchas menores. Las calzadas, construidas en piedra, tenían tramos de madera que podían alzarse para permitir el paso de embarcaciones. Los españoles llamaban a esas calzadas, "puentes" y comparaban la ciudad con Venecia, por sus abundantes canales. Otros, al ver la magnificencia de sus edificios la calificaban como superior arquitectónicamente a Constantinopla. Se ha calculado que Tenochtitlán tendría en aquellos días unos 100.000 habitantes y que contando con las ciudades en torno al lago podría llegar a los 300.000.

Y allí llegaba Cortés el 8 de noviembre de 1519 con poco menos de trescientos españoles y algo más de 5.000 tlaxcaltecas y totonacas. Moctezuma les recibió con gran boato y les ofreció regalos. Después fueron invitados a alojarse en el palacio de Axayácatl. Durante días les fueron mostrados los templos y palacios de la ciudad mientras se sucedían conversaciones que no llegaban a ningún acuerdo. Hubo discusiones por el asunto de los sacrificios humanos, que Cortés trataba de suprimir. Por otra parte, el pueblo azteca se percató pronto de que los españoles no estaban allí "de visita", que habían venido para quedarse y Cortés y sus hombres comenzaron a notar que se les miraba de mala manera y comenzaron a temer un ataque.


Vista posterior, en la que se aprecia el detalle de las armaduras; en este caso un gambesón y una brigantina; 
16 jinetes acompañaban a Cortés en los primeros tiempos de la Conquista.

De modo que un día, Cortés solicitó audiencia con Moctezuma, y acompañado por Sandoval y un puñado de hombres de confianza secuestró al tlatoani y lo condujo al palacio de Axayácatl, convertido en cuartel general español. Ahora, con el emperador como rehén, Cortés se sintió más seguro y ordenó retirar las imágenes de los dioses mexicas del Gran Templo y colocar en su lugar cuadros de la Virgen María y de San Cristobal, con lo que el descontento de los mexicas aumentó en gran medida.

 Moctezuma era prisionero de los españoles, ciertamente; pero se le trataba como al emperador que era, no interesaba a Cortés ofenderle de ninguna manera ni que el pueblo pensase que estaba siendo maltratado. De hecho, se le permitía mantener audiencias con sus nobles y sacerdotes. Después de una de esas audiencias, Moctezuma llamó a Cortés a sus aposentos y le dijo que los dioses de su pueblo habían anunciado a los sacerdotes que "dejarían de proteger la ciudad a menos que los extranjeros fueran sacrificados". Pero que él, que les apreciaba, les permitiría partir, llevándose todo el oro y riquezas que les había regalado anteriormente. Eso sí: la partida debería realizarse cuanto antes. Cortés le dio largas.


Los españoles de Cortés. Faltan en mi reconstrucción perros de guerra y artillería. De los primeros no he encontrado 
figuras (de momento). Con un cañón del XVI, realizaré una próxima entrada. 

EXPEDICIÓN DE PÁNFILO DE NARVÁEZ
 Pocos días después llegó la noticia de que Pánfilo de Narváez, enviado por Velázquez para detener a Cortés, había desembarcado en Veracruz. Narváez venía con novecientos infantes, sesenta jinetes y gran número de piezas artilleras. De modo que Cortés ordenó talar árboles para fabricar picas, puesto que iba a enfrentarse a caballería. Después, dejó a Pedro de Alvarado al mando, con unos  80   españoles y la mayor parte de los indios aliados, y él con unos 200 soldados y varios cientos de tlaxcaltecas, se dirigió al encuentro de Narváez. La noche del 28 al 29 de mayo de 1520 se produjo la batalla, que culminó con la captura de Narváez por los fieles a Cortés, con lo que los hombres de Narváez se pasaron en bloque al bando de Cortés, que triplicaba su ejército.

LA MATANZA DEL TEMPLO MAYOR
En el intermedio, algo terrible había sucedido en Tenochtitlán. Pedro de Alvarado había tenido noticias por los tlaxcaltecas, de que los mexicas preparaban una matanza de españoles al acabar un ritual (sacrificio humano incluido) que los sacerdotes y nobles de la ciudad estaban realizando en el Templo Mayor. De haber estado allí Cortés, y considerando que tenía a Moctezuma en su poder, las cosas pudieron haber sucedido de otra manera, pero Alvarado no era Cortés y lo único que se le ocurrió fue presentarse con sus hombres y los tlaxcaltecas en el Templo Mayor y masacrar a todos los intervinientes en el ritual. Tras lo cual, todos los guerreros de la ciudad se le echaron encima y tuvo que retirarse a toda prisa y atrincherarse en el Axayácatl.


Un contingente de indios aliados. Nobles y órdenes religiosas en segunda línea, plebeyos en primera; al producirse la carga, 
tras un intercambio de flechas y piedras, todos, excepto los jefes de más alto rango, atacarán como un solo hombre. 

Mucho se ha especulado sobre si era cierta o no, la conjura contra los españoles; ahora bien, parece que la lógica no concuerda con que el ataque de Alvarado se debiera a otra cosa que no fuera la defensa propia. ¿Menos de un centenar de hombres aislados en el centro de una ciudad poderosa con varios miles de guerreros a su disposición, atacando sin ningún motivo (más que la codicia al decir de algunos), a un grupo de pacíficos sacerdotes en el transcurso de un festival? Alvarado, apodado por los indios "Tonatiuh", (=el Sol, por su barba y melena rubias y por su elevada estatura),  pudo haber sido temperamental en exceso y un hombre violento, sin duda; pero loco no estaba.

LA NOCHE TRISTE
  El caso es que cuando Cortés regresó a Tenochtitlán (ya avisado del suceso), encontró las avenidas desiertas y el camino hasta el 
Axayácatl despejado. Observó también barricadas en algunas calles. Les estaban dejando entrar en el palacio con la intención manifiesta de (una vez reunidos en un mismo lugar todos los españoles y sus aliados), acabar con ellos de un solo golpe. 

Órdenes militares y nobles.

Un primer ataque azteca fue rechazado. Al día siguiente las tropas de Cortés salieron a reconocer el terreno: las barricadas impedían el paso de la caballería, por lo que fueron destruidas a cañonazos... pero tras ellas, había otras barricadas. Mientras tanto, desde las azoteas, los guerreros arrojaban sin cesar piedras, lanzas y flechas. Tuvieron que retirarse de nuevo al palacio. Entonces Cortés pidió a Moctezuma que saliese a una terraza e intentase calmar a sus súbditos.

Tan pronto como el emperador empezó a hablar diciendo a su pueblo que los españoles sólo deseaban marcharse en paz y que les dejasen camino libre, una lluvia de proyectiles cayó sobre él; los españoles trataron de retirarle al interior, pero una piedra lanzada por una honda golpeó fatalmente el cráneo de Moctezuma, que moría poco después como consecuencia de la herida.

Detalle del cacique; con el arma más conocida de la panoplia mesoamericana: el "maquahuitl"; una pieza de madera (que algunos se empeñan en denominar "espada"), provista de lascas de obsidiana en sus bordes. En la segunda foto, vemos el arnés con el que se sujetaba el vistoso
estandarte, cuya misión era señalar a los guerreros la posición de su jefe.

Después de una semana de luchas con los mexicas, los españoles y sus aliados indígenas continuaban cercados en el palacio. Los alimentos empezaban a escasear y la situación era insostenible. Cortés tuvo noticia de que todas las calzadas que permitían la salida de la ciudad habían sido interceptadas, excepto una: la de Tlacopan (hoy Tacuba). Así que pensó escapar por aquel punto y considerando que los aztecas no gustaban de combates nocturnos, planeó la huida para la noche del 30 de junio al 1 de julio de 1520, que sería conocida como "La Noche Triste".

Con orden de silencio absoluto y con los cascos de los caballos envueltos en telas para que no hiciesen ruido, tras cargar con todo el oro que pudieron, se pusieron en camino con las primeras horas de la noche bajo una fina lluvia. Divididos en tres grupos, abrían la marcha doscientos españoles al mando de Sandoval, con los que iban religiosos y mujeres, así como un grupo de soldados que portaban un puente portátil (construido con las vigas del Axayácatl), elemento imprescindible para cruzar los canales, puesto que se sabía que los aztecas habían retirado los puentes existentes. Tras este primer grupo, marchaba el grueso de la tropa española, con la artillería y varios miles de tlaxcaltecas y totonacas, este segundo grupo iba a las órdenes directas de Cortés. La retaguardia la mandaba Alvarado al frente de sesenta jinetes y otro contingente de infantes.


"Coyote Azul", cofradía guerrera. Su arma (en este caso) es un "huitzauhqui"; prácticamente, un "maquahuitl" a dos manos. Su "chimalli" (escudo) luce el diseño conocido como "demonio sonriente". El "uniforme", especie de "mono" realizado en algodón , se denominaba "tlahuiztli"; tenía suficiente consistencia como para detener una flecha de arco (no de ballesta) o atenuar un golpe de macana.

Todo fue bien hasta llegar a la primera calzada y comenzar a cruzar. Entonces (cuenta la leyenda) una anciana que había salido a llenar un cántaro de agua, los vio y comenzó a gritar avisando a los guerreros. En unos minutos la laguna estaba repleta de canoas atestadas de aztecas mientras el gran tambor del templo de Huitzilopochtli, dios de la guerra, comenzaba a retumbar en la noche.

Desde la oscuridad, cientos de canoas aztecas lanzaban incesantemente flechas, lanzas y piedras contra los fugitivos. Algunos guerreros treparon a la calzada, mientras desde Tenochtitlán otros contingentes de mexicas cargaban contra la retaguardia. La vanguardia española consiguió abrirse paso hasta el primer corte de la calzada y colocar el puente portátil. Cuando el ya diezmado ejército aliado pudo traspasar el puente, los encargados de él intentaron trasladarlo hasta la próxima brecha.


Un capitán texcocano, reconocible por las plumas que adornan su casco de madera (cuatepoztli). También armado de 
maquahuitl, a la espalda porta un tambor de señalizaciones (teponaztli).

Pero no pudo ser. El peso de la muchedumbre había encajado el puente de tal manera que fue imposible moverlo. Enfrente estaban las canoas de los aztecas, que continuaban disparando, por detrás, miles de mexicas continuaban acosando sin descanso a la retaguardia, y por cualquier flanco y en cualquier momento, podían trepar a la calzada cientos de guerreros. La columna quedó rota en varios puntos por la verdadera avalancha humana que se le venía encima. La enorme mayoría numérica de los mexicas, permitía que entre siete u ocho guerreros inmovilizasen a un español o a uno de sus aliados y lo transportasen vivo a los templos para ser sacrificado.

El terror debió ser casi total; sólo la enérgica disciplina de los soldados evitó que la masacre fuese mayor. Por descontado, en aquel momento, ni ballestas, ni escopetas ni cañones valían para nada. Fue la espada la que permitió sobrevivir a los pocos que lo hicieron. 

En la situación en que se encontraban ahora los fugitivos, la única solución era intentar cruzar a nado para retomar la calzada. Algunos jinetes lo consiguieron, y algunos infantes también, pero aquellos que habían cargado con demasiado oro fueron incapaces de mantenerse a flote y se ahogaron. Cuando la vanguardia alcanzó  tierra firme, Cortés ordenó formar una línea defensiva para proteger a los que fueran llegando. Después, volvió sobre sus pasos para intentar auxiliar a la retaguardia. Se encontró con que sólo un pequeño grupo liderado por Alvarado había sobrevivido e intentaba abrirse paso a estocadas entre un mar de macanas y maquahuitls. Con el apoyo de Cortés, el grupo de supervivientes consiguió zafarse de sus perseguidores, retomar la calzada y llegar a la orilla del lago. Pero muchos españoles y tlaxcaltecas habían quedado por el camino, muertos o heridos.


Los plebeyos. Armados respectivamente con un "tepoztopilli", especie de lanza con lascas de obsidiana incrustadas en la punta; un "quauhololli" (macana) y un "tematlatl", honda fabricada con fibra de cactus. Entre los plebeyos figuraban también arqueros, aunque esta arma  nunca tuvo
 entre los mesoamericanos la importancia principal que tuvo entre los indios antillanos. Tanto aztecas como tlaxcaltecas preferían 
resolver sus combates mediante un directo cuerpo a cuerpo; su armamento lo confirma.

Los aztecas hicieron caso omiso de los que habían llegado a tierra firme y se dedicaron a capturar a los heridos (españoles y tlaxcaltecas) que pudieron encontrar por la calzada, con la intención de sacrificarlos en los templos. 

Cortés y los supervivientes atravesaron rápidamente y sin oposición la ciudad de Tacuba-Tlacopan (los aztecas estaban ya en su capital, festejando la victoria con el sacrificio y posterior deglución de sus prisioneros), y una vez en campo abierto hizo recuento.

De un total de unos 1100 españoles, quedaban 650. Los 6000 indígenas aliados se habían quedado en 2000; Se habían perdido culebrinas y falconetes, 46 caballos y la mayor parte del tesoro, incluida la parte reservada al rey de España.  

Dicen que cuando Cortés llegó a Coyoacán, descansó junto a un árbol y lloró. Sin embargo, al enterarse de que Martín López, carpintero de ribera, estaba entre los supervivientes, exclamó: "¡Vamos, que nada nos falta...!" Seguramente estaba ya pensando en su regreso a Tenochtitlán y "cómo hacerlo".

Lo veremos otro día. (Aquí)


La ligera armadura fabricada en algodón prensado que los indios denominaban "ichcauipilli", era una magnífica protección contra las flechas, al tiempo que cómoda y fresca para su portador. Pronto fue adoptada por los españoles. Los plebeyos que lograban un número determinado 
de prisioneros, podían aumentar su "status" social y pasar a engrosar las cofradías guerreras.

DEFENSA DE CORTÉS
Debe ser Hernán Cortés uno de los personajes históricos más vilipendiados por una parte de la Historiografía Mundial, al mismo tiempo que ensalzado por otra. Y ello desde los primeros días que sucedieron a sus hechos. Seguramente, "la verdad" esté en el medio. Como estoy convencido de que para América Central fue mucho más beneficiosa la conquista española de lo que hubiera sido una posible conquista anglosajona, lo mismo que estoy convencido de que para España fue más beneficiosa la Conquista Romana de lo que hubiera sido una también posible "conquista púnica", no voy a "echar flores" sobre la figura de Cortés, pero sí voy a dedicar unos párrafos a intentar retirar un poco del estiércol que con más mala intención que conocimiento se le ha echado encima.

Se le ha acusado de exterminar una Cultura.- Cierto; sin duda acabó con la más brillante Civilización Antropófaga que jamás existió. Pero fue para sustituirla por la Civilización Occidental. Y se quiera o no, la Civilización que nació en Grecia, se extendió con el Imperio Romano y fue tamizada por las invasiones germánicas y el Cristianismo, ha resultado ser la Civilización que ha logrado más altas cotas de libertad para la Humanidad desde que nuestros ancestros bajaron de los árboles.


Otro tipo de "ichcauipilli" en el que vemos el sistema de ajuste al cuerpo, y vista trasera de un hondero.

Se le ha acusado de Genocidio.- Esta acusación se cae por su peso desde el momento en que echando un vistazo a la actual población de los países que fueron un día parte del Imperio Español, constatamos que la inmensa mayoría de sus componentes son mestizos, descendientes de españoles e indios. ¿Dónde está el mestizaje entre anglosajones e indios norteamericanos? Existen además, inmensas bolsas de población indígena, tanto en América Central como en Sudamérica. No "reservas", como en los Estados Unidos, sino masas de población que han subsistido incólumes hasta nuestros días. No fueron los españoles quienes bajo cada metro de tierra americana conquistado, dejaban cadáveres de indios, ni fueron los españoles quienes acuñaron la frase "el mejor indio es el indio muerto". No.

Se le ha acusado de esclavizar a los indios.- independientemente de que algunas de  las "encomiendas" españolas de los primeros tiempos fueron concedidas a príncipes indios, precisamente, la vida de un indígena en una encomienda no era ni mejor ni peor que la de un jornalero andaluz en los campos de Jaén (por ejemplo) bajo la férula de un latifundista. Los Reyes Católicos, ya tras el primer viaje de Colón, determinaron que los indios no debían ser esclavos, sino "subditos de pleno derecho de la Corona Española". Pudo haber excepciones que desobedecieran la norma Real, pero fueron eso: excepciones.

Diversas vistas del ejército hispano-mesoamericano.

Se le ha acusado de crueldad.- Ciertamente, cualquiera que haya leído un poquito sobre Historia Universal, reconocerá que ha habido momentos en que para mantener la disciplina de las tropas propias o minar la moral del enemigo, muchos grandes caudillos militares (y Cortés lo fue) debieron realizar actos de fuerza, de crueldad si se quiere, que sirvieron para la supervivencia de su ejército y la consecución de sus planes finales. Alejandro el Magno, Julio César, Ricardo Corazón de León, Oliver Cromwell, Napoleón, George Armstrong Custer, entre muchos otros, realizaron crueldades que no vamos a detallar ni justificar aquí, pero que empequeñecen sobremanera las "crueldades" de Hernán Cortés. 

Se ha acusado a sus hombres de violadores de mujeres.- No vamos a negar que casos esporádicos hubiese (y digamos una vez más aquello de "contra violación, castración"), pero desde luego no fue lo común. ¿Cómo iba a serlo si por cada pacto que hacían los Conquistadores con los diferentes pueblos indígenas les eran regalados montones de mujeres? (1). Y no olvidemos que los hijos de aquellas uniones (generalmente mediante matrimonio) eran reconocidos, alimentados y educados por sus padres. Empezando por el hijo que tuvo Cortés (sin mediar matrimonio en este caso) con La Malinche: Martín Cortés, que llegó a ser nombrado Caballero de Santiago.

(1) Este hecho puede sonar "machista", y sin duda lo es; pero esto no lo hace menos cierto. Eran otros tiempos y la "corrección política" estaba lejos.

El ejército de Cortés dirigiéndose a Tenochtitlán. Insisto en que la proporción de mesoamericanos  por cada 
español, era muy superior a la que refleja "mi" reconstrucción. 

 LA LEYENDA NEGRA 
Para terminar: gran parte de las acusaciones citadas contra Cortés (y sobre otros grandes hombres de la Historia de España), tienen su origen en la famosa (y mentirosa) "Leyenda Negra". A este respecto, únicamente voy a citar un párrafo del historiador británico Henry Kamen, hombre bastante más ecuánime que la mayoría de sus compañeros de profesión y nacionalidad. En su libro "Imperio: La Forja de España como Potencia Mundial", dice:

"Francia, Holanda, Inglaterra y posteriormente Estados Unidos, necesitaban que España perdiese hegemonía y usaron el Imperio Español como cantera para construir los suyos. Interesaba fomentar una política que rebajase a los ojos del mundo la calidad moral de España; y eso fue la Leyenda Negra".

No voy a añadir más, basta con leer despacio el párrafo anterior y analizarlo.


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Las figuras son...
Los Rodeleros, de Foundry Miniatures
Los Arcabuceros y la figura de Cortés, de Front Rank Miniatures
Los Ballesteros, los Jinetes y los Guerreros Mesoamericanos, de Assault Group Miniatures
Todos en 28mm, Metal.