Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Guerreros de la Piel de Toro - Los Íberos (Bis)

Con las falcatas en alto, los "scutari" hispanos cargan contra la línea romana.

Vaya por delante precisar que esta entrada no es una "segunda parte" de la anterior dedicada al mismo tema. Es básicamente el mismo post (de ahí lo de "bis"), con nuevas figuras y con algunas variaciones en el texto. Las figuras que tenía anteriormente pintadas nunca terminaron de convencerme.

El "grupo de mando". El estandarte luce como remate la figura de un toro al estilo de "Los Toros de Guisando", 
obviamente sin cuernos.

Ciertamente, pude haber borrado el anterior post y dejarme de "bises", pero el hecho de borrar un post ya publicado no me parecía ético, así que ahí se queda. Eso sí: se quedan las figuras, que es lo que varía; el texto lo borro para evitar repeticiones absurdas.


Este ejército íbero no es numeroso, lo dejo en 15 peanas. Será una parte de las tropas de Aníbal, el gran cartaginés; donde formarán junto a númidas y celtas para intentar vencer a Roma. Pero ya veremos el ejército cartaginés al completo en una futura entrada. De momento vamos a dedicar unas palabras a "los guerreros de la piel de toro": los íberos.


Los griegos denominaron "Iberia" a la totalidad de la península que los romanos renombraron Hispania, aunque en puridad, únicamente se puede considerar "íberos" a los pueblos que habitaban la costa mediterránea y la zona meridional de la Península.


Sobre la mitad del siglo III aC, período que vamos a tratar, la parte noroeste la ocupaban los celtas, mientras la Meseta Central era habitada por los celtíberos (mezcla de íberos y celtas).

Tribus principales entre los íberos fueron mastienos, contestanos, oretanos, edetanos, layetanos, indigetes, ilergetes, turdetanos...


En fecha tan temprana como el siglo IX aC, habían llegado a Iberia los fenicios, que fundarían Gades (Cádiz) entre otras ciudades. Más tarde (siglo VI aC), los griegos focenses (o foceos), procedentes de su colonia de Massalia (Marsella), crearon colonias comerciales, la más importante de las cuales fue Emporion (Ampurias).

Un guerrero turdetano. Basado (al parecer) en un famoso dibujo de 
Peter Connolly, basado a su vez, en el "Guerrero de Osuna".

En el siglo V aC, eran los cartagineses, sucesores de los fenicios, quienes controlaban el comercio del Levante español y las Baleares para hacer llegar a su metrópoli, en el norte de África, plata y estaño, principalmente. La política cartaginesa del momento fomentó una colonización pacífica, basada en acuerdos comerciales con las tribus íberas. Esta situación se mantuvo hasta mediados del siglo III. 


Pero a partir de la Primera Guerra Púnica (264-241 aC), que enfrentó a Cartago con el naciente poderío romano por la posesión de Sicilia, y la posterior derrota cartaginesa que conllevó la pérdida de la isla, la metrópoli decidió compensar tal pérdida con la conquista del Levante español. Se trataba de apoderarse del estaño y la plata que hasta ese momento había sido objeto de comercio, así como de conseguir mercenarios para su ejército.


Así, en el año 237, Amilcar Barca llegaba a Gades y desde allí comenzaba a controlar las ciudades íberas, empezando por la cuenca del Betis (Guadalquivir), unas veces por disuasión, otras tras tomarlas por la fuerza.

Íberos y celtíberos siempre habían tenido gran celo de su independencia. Ahora se rebelaron abiertamente ante el avance cartaginés. Producto de esa resistencia, Amilcar Barca moría en 229 en un encuentro con los Oretanos, íberos de la zona oriental de Sierra Morena.

Un "catálogo" de escudos ibéricos; para los interesados en los diseños.

Le sucedió su yerno, Asdrúbal, que intentó volver a los procedimientos pacíficos; pactó alianzas con los reyes ibéricos y tomó en matrimonio a la hija de uno de ellos. En 227 fundaba Carthago Nova (=Cartagena) y la convertía en la capital púnica en la península. Cuando en 221 fue asesinado, Cartago dominaba ya todo el sur de la Península y Levante hasta Valencia.

Los "Scutari" al completo.

El ejército eligió un nuevo jefe: Aníbal, hijo de Amílcar, que no contaba más que 25 años en el momento. La política que desarrolló se basó en volver a las maneras violentas de su padre. Invadió las tierras de la Meseta Central conquistando Toro y Salamanca y regresó a Cartagena cargado de tributos y rehenes.

La política soñada por su padre, Amílcar, se había cumplido: Cartago contaba con una fuente aparentemente inagotable de oro y plata y con una cantera de belicosos guerreros mercenarios.

Los "Caetrati". Nombre derivado de su escudo: la caetra.

Pero Aníbal no iba a pararse ahí: pretendía conquistar Roma, vengar la derrota púnica en la Primera Guerra y rehacer el antiguo poder cartaginés . Proyectaba  atacar Italia desde el norte, atravesando los Alpes. Pero no podía abandonar España dejando a sus espaldas la ciudad de Sagunto, aliada de los romanos.

El guerrero del centro porta un soliferro, tal vez corto, pero soliferro.

A finales del año 219, tras un largo asedio tomaba la ciudad, lo que provocó la inmediata declaración de guerra por parte romana.

En 218 aC un ejército romano llegó por primera vez a España. Lo mandaba Cneo Cornelio Escipión (el padre de "El Africano". Su misión era buscar el ejército de Aníbal y destruirlo. Pero mientras Escipión desembarcaba en Ampurias, Aníbal ya estaba cruzando los Alpes camino de Italia. Comenzaba la Segunda Guerra Púnica (218-201 aC).


En otro momento hablaremos de la estupenda aventura de Aníbal en Italia. Para el objetivo de esta entrada, baste decir que le acompañaban 8000 infantes y 2000 jinetes hispanos. La mayoría de ellos, turdetanos.

Repasemos ahora el armamento de estos guerreros. En el bien entendido de que son datos referidos no sólo a los turdetanos, sino a los íberos en general y aún a ciertas tribus celtíberas.

Con una falárica (o pilum ibérico), dispuesto al ataque.

Sin duda, el arma más famosa de su panoplia, fue la espada que los romanos llamaron "gladius hispaniensis". Una espada recta, de una dimensión entre 50 y 55 centímetros, forjada en frío; de un hierro de extrema calidad y concebida para herir de punta. Los romanos no tardaron en adoptarla y fue la espada usada por las legiones durante la República y el Alto Imperio. Se ha dicho que fue el arma que más muertes causó hasta la invención de la pólvora.

Formación de "caetrati".

La otra espada identificada con los íberos, es la "falcata". Un arma curva emparentada con la kopis (o makaira) griega, pero muy diferente en su uso. La falcata, al igual que la gladius, era un arma "de punta", mientras que su pariente heleno se utilizaba como arma "de corte". Otra cuestión que hace diferente la "falcata", es que no había dos iguales. Su fabricación se hacía a la medida del guerrero, de tal manera que la dimensión de su hoja equivalía a la distancia existente entre el codo y el dedo índice extendido del destinatario del arma.

Muchos de los honderos de Aníbal eran baleares.

Los escudos variaban de la infantería pesada a la ligera. La primera usaba un modelo de influencia celta, ovalado y plano: el "scutum", de ahí que sus portadores recibiesen entre los romanos el nombre de "scutari". Medía aproximadamente un metro de altura y sesenta centímetros de anchura. Estaba fabricado en madera y forrado de cuero o fieltro, con una "spina" central y generalmente, profusamente decorado. En ocasiones, el borde era reforzado en metal.

Algunos se protegían con una caetra.

La infantería ligera portaba la "caetra", un escudo redondo de aproximadamente 30 ó 40 centímetros. Fabricado también en madera y forrado de cuero, llevaba un "umbo" metálico en el centro.

Tres unidades de honderos.

Aunque entre las tropas de la península no estaba muy extendido el uso de la armadura, tanto entre los jinetes como en la infantería pesada, era común encontrar algún tipo de placas pectorales, a veces con forma de cabezas de animales. También están documentadas corazas de escamas.

 En cuanto a cascos, nunca de uso general, ya que muchos gustaban combatir a cabeza descubierta o con una cinta ancha sujetando el cabello, podían usarlos de bronce, de cuero, o de cuero con refuerzos metálicos. 

Caballería. En este caso, la figura del estandarte es un jabalí.

En lo referente al "cubrecabezas" o caperuza, más que casco, que podemos ver en la mayoría de los  "caetrati" y en alguno de "scutari", unos autores sostienen que estaba fabricado en cuero,  otros que en fibra, sin especificar el material. Mi opinión particular, observando detalladamente al "Guerrero de Osuna" (relieve antiguo que representa un guerrero turdetano, sito en el Museo Arqueológico de Madrid), es que se trataba de un tocado de esparto. Opinión en la que me refuerzo viendo la flexibilidad y dureza de algunos artículos producidos en ese material por la artesanía andaluza y levantina. Solía ornarse con una crin de caballo.


La lanza larga, de acometida, no parece haber sido muy usada, siendo (como hemos dicho) su arma principal la espada. Sin embargo, en la infantería ligera sí eran comunes diversos tipos de jabalinas. La más conocida es el "saunión", o "soliferro", una pieza de cerca de dos metros de longitud y  construida de una sola pieza en hierro. La "falárica", era otro tipo de jabalina, con cuerpo de madera y punta de metal de forma cuadrada, que ha sido denominada "pilum ibérico". Su particularidad residía en que  la punta podía impregnarse con pez u otro material inflamable y una vez prendida, lanzarse contra el enemigo. La jabalina "normal", recibía el nombre de "gaesa".

La vestimenta de la mayoría de los turdetanos (si creemos a Polibio) consistía en una túnica blanca con el borde inferior y las mangas teñidas de púrpura. Esto no indica una "uniformidad militar", sino una "costumbre regional".


Las tropas ibéricas de Aníbal, después de combatir junto a él en Italia, le siguieron a África cuando fue llamado por el senado de Cartago para defender la capital del ataque romano. Y junto a él estaban en la llanura de Zama, en la batalla que significó la derrota cartaginesa y el fin de la Segunda Guerra Púnica. La fidelidad de los íberos hacia un jefe que les mereciese respeto y confianza queda ilustrada por el concepto "devotio ibérica", fidelidad que por juramento les llevaba hasta la muerte y de lo que dejaron constancia en Zama.

La caballería desplegada.

Volviendo a la llegada de los romanos a España en 218 aC, íberos y celtíberos se percataron muy pronto de que la intención de Roma era la conquista total del territorio y se opusieron con todas sus fuerzas a la invasión. Indíbil, Mandonio, Viriato, Numancia... son nombres que han pasado a la historia como ejemplos de la heroica resistencia peninsular frente a la conquista.

Y por último, el ejército hispano de Aníbal en orden de batalla.

Fueron doscientos años los que les costó a los romanos imponerse en la totalidad de la península. De hecho, hasta el 19 aC, bajo Augusto, no consiguieron someter a las últimas tribus rebeldes: cántabros y astures.

De ahí procede la famosa frase referida a España: "fue la primera provincia invadida y la última conquistada".



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Figuras de "Forged in Battle", serie "War and Empire".
Ref. "Spanish" - 15mm, en metal.