Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Artilleros en San Felipe - Cartagena de Indias - 1741

Un baluarte del Castillo de San Felipe de Barajas, desde el punto de vista de los defensores.

No es extraño que la historiografía británica haya silenciado siempre los hechos ocurridos en Cartagena de Indias entre marzo y mayo de 1741... lo que sí sorprende es que ese silencio haya ido en paralelo al mantenido por los historiadores españoles durante siglos. 

Afortunadamente, desde hace algunos años, con el descubrimiento y revalorización de la figura de Blas de Lezo, lo sucedido en Cartagena de Indias se ha relatado en numerosas publicaciones, tanto académicas como de divulgación general. Y en la Red existen diversas páginas o blogs que han dedicado entradas tanto a la figura de Blas de Lezo como a la Guerra del Asiento, entorno en el que se desarrollaron los ataques ingleses a Cartagena de Indias.

Pero como dicen que "por mucho trigo nunca es mal año", y con el fin de que las figuras que protagonizan esta entrada vayan arropadas de un texto que las dé significado e interés, vamos a escribir unas líneas sobre el asunto, haciendo hincapié en facetas generalmente obviadas por otros autores. Y al revés: resumiendo datos que se pueden ver en muchos otros sitios. Eso sí, "a mi estilo": serio y "generalmente bien informado", pero también ligeramente informal.  ;)



CONSIDERACIONES INICIALES
Desde los primeros años que siguieron al descubrimiento de América, Inglaterra siempre intentó de una forma u otra, apoderarse de las posesiones españolas en aquel continente. No sólo apoyando a piratas que destruían y robaban todo lo que podían con el beneplácito real (corsarios), sino también con expediciones militares "oficiales", generalmente saldadas con poco éxito.


Como por ejemplo la de 1585-1604, bajo el reinado de Isabel I, que aullaba clamando por "la libertad de los mares", cuando lo que realmente quería decir, era: "los mares para Inglaterra". O como la de 1655-1660, con aquel demonio luterano, dictador militar y regicida, que atendía por Cromwell, más beato que Beato, pero eso sí: beato protestante, que se dedicó entre otras cosas, a a descabezar católicos por toda Irlanda y Escocia. Y aunque fracasó en su intento de tomar Panamá, algo en limpio sacó de la expedición: sus tropas se apoderaban de Jamaica en 1655.

Aparte territorios españoles (tanto en América como en Europa), algo que atacaron denodadamente franceses, holandeses y (especialmente) británicos, fue la llamada "Flota de Indias", expediciones navales que transportaban el oro americano, así como otras mercancías, desde La Habana, en Cuba, hasta Sevilla (y posteriormente hasta Cádiz), en España. Como perros hambrientos siguiendo un carro cargado de productos cárnicos, así los enemigos de España acechaban a la Flota en varios puntos del Atlántico para intentar hacerse con alguno de los buques españoles y las riquezas que transportaban. Lo que alguna vez consiguieron.


Se podría objetar, en estos tiempos de "buen rollito y corrección política", que el oro transportado por la Flota de Indias, no pertenecía en puridad a los españoles, sino a los indígenas americanos... Bien, este argumento, aparte de interpretar sucesos de siglos pretéritos con óptica del siglo XXI (lo cual es una aberración), ignora (o quiere ignorar) varias verdades históricas. 

Primero: el oro americano que salía para España, era únicamente el 20 por ciento del obtenido (el llamado "quinto del rey"), que en su mayor parte se dedicaba a combatir al protestantismo por toda Europa.

Segundo: El 80 por ciento restante, permanecía en América y se traducía en hospitales, iglesias, escuelas, universidades... (cuyos principales beneficiarios eran los indígenas), y que en gran medida, todavía permanecen hoy en pie, aunque sólo sea para afianzar incontestablemente este argumento).  ;)

Tercero: Obviamente, también se aplicaba parte del porcentaje que quedaba en América, al mantenimiento de las tropas españolas en las numerosas guarniciones. Guarniciones que precisamente defendían con su presencia a los indígenas, de los asesinos ataques de piratas, corsarios y expediciones británicas.

Aclarado este punto, pasemos página. 

Vamos a llegar a los sucesos de 1739-1748: la Guerra del Asiento y el fracasado intento inglés por conquistar Cartagena de Indias. El fracaso británico se debió principalmente al esfuerzo, conocimiento táctico y valía personal de Blas de Lezo. Por tanto, antes de continuar, será interesante echar un vistazo a su biografía. Y lo haremos a modo de relación cronológica para evitar en lo posible, extendernos.


BLAS DE LEZO Y OLAVARRIETA
1689. Nace en Pasajes de San Pedro, Guipúzcoa, en el seno de una familia de marinos. 1701. Con doce años se alista en la Armada Francesa, participando en la Guerra de Sucesión Española (1701-1713). 1704. En el combate naval de Vélez-Málaga, una bala de cañón le destroza la pierna izquierda, siendo necesario amputarla por debajo de la rodilla. Es ascendido a Alférez de Navío. 1706. Participa en los combates de Génova, Barcelona, Tolón... en esta ciudad, una esquirla producida por un cañonazo, le revienta el ojo izquierdo, dejándole tuerto.

1710. Con 21 años y el cargo de Teniente de Guardacostas, captura 10 barcos enemigos. Poco después, mandando una fragata, captura un navío inglés de 70 cañones, el "Stanhope". 1714. Ya es Capitán de navío, y participa en el asedio de Barcelona, que continúa apoyando al bando austracista. Un balazo de mosquete le rompe los tendones del brazo derecho y le deja manco. Es entonces cuando empezó a ser apodado "Medio Hombre". Pero en Blas de Lezo había mucho más que un hombre; por lo menos, dos y medio...

1720. Se le encomienda acabar con la piratería en el Perú. Durante esa misión captura y ejecuta al corsario inglés John Clipperton. 1730. Regresa a España. Se le asciende a Jefe de la Escuadra Naval del Mediterráneo. 1731. Bloquea Génova y consigue la devolución de dos millones de pesos adeudados a la Hacienda Española. 1732. Rinde la plaza africana de Orán, nido de piratas. Regresa más tarde para desbaratar el asedio de la ciudad ordenado por el pirata Bay Hassan, al que tras perseguir, derrota totalmente.

Vista desde el exterior del baluarte.

1734. Asciende a Teniente General de la Armada (Almirante). 1737-1741. Destinado en Cartagena de Indias como Almirante Comandante de la Escuadra. Durante este período, al mando supremo militar de la plaza, y supeditado en lo civil (desde 1740) al Virrey Sebastián de Eslava (con quien tuvo serias diferencias), reconstruyó las murallas y parapetos de los fuertes y castillos y  dirigió la táctica defensiva frente a la invasión de Edward Vernon. Tras la retirada de éste, se declaró la peste en el campo, provocada por la gran cantidad de cadáveres ingleses insepultos. Blas de Lezo tuvo la mala fortuna de contraer la enfermedad, y como consecuencia de ella, moría el 7 de septiembre de 1741.

Años después (1760), a título póstumo, Carlos III le concedía el Marquesado de Ovieco (que conservan sus descendientes); a pesar de la infame labor de descrédito que en su contra había emprendido el desdichado virrey Eslava. 

Sería deseable que todos los que amamos la Historia de España, contribuyésemos  de alguna manera a la difusión de la figura y hechos de Blas de Lezo, cuyo nombre debería figurar entre los más brillantes de nuestro pasado. Y en eso estamos...

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Un vistazo al "objeto de deseo" de Vernon.
      
CARTAGENA DE INDIAS
Cartagena (en Colombia) era una de las principales ciudades españolas en América, y una de las que abastecía a la Flota de Indias previamente a su salida hacia España. La ciudad había adquirido gran importancia y esplendor durante el siglo XVII, lo que unido a su situación estratégica, la hacia objeto de deseo para piratas, corsarios... y británicos. 


Los frecuentes ataques que Cartagena había sufrido, hicieron que los sucesivos gobernadores la fuesen fortificando paulatinamente, hasta llegar a convertirla en una ciudad-fortaleza, con numerosos fuertes y castillos. Entre ellos: San Luis, San Fernando de Bocachica y San Felipe de Barajas, la mayor fortificación construida por los españoles en América. 

Cartagena era la llave del Caribe: quien la poseyese, dominaría la zona. Y dominando la zona, poseería la América Española. 
   
ANTECEDENTES DE LA GUERRA DEL ASIENTO
Durante el anterior siglo XVII, en las guerras contra Francia, Inglaterra había sido aliada de España, con lo que había recibido múltiples privilegios para comerciar con las colonias americanas.

Sin embargo, en la guerra de Sucesión Española, en la que lo que realmente se barajó fue la hegemonía política en Europa, los ingleses estuvieron en "el otro bando", el del pretendiente austriaco, y en contra por tanto, de España que apoyaba al Borbón Felipe (que reinaría como el V de su nombre, como de hecho, había deseado el finado Carlos II, "El Hechizado"). E Inglaterra dejó de tener privilegios comerciales en los mares americanos dominados por España.

Pero en 1713, al terminar la Guerra, el Borbón Felipe V, que ya había conseguido sentarse en el trono de España, estaba dispuesto a cualquier cosa con tal de que le dejasen reinar en paz y dedicarse a la "dolce vita", de modo que en el Tratado de Utrech, entre otras concesiones a los ingleses (Gibraltar), se acordaba el llamado "Asiento de Negros". Y les hubiese entregado también Talavera de la Reina y El Escorial si se lo hubiesen pedido. En fin...

Otra vista exterior, más abierta.

Por el "Asiento de Negros" se concedía a Inglaterra el derecho (a cambio de ciertas condiciones económicas) de transportar esclavos desde África hasta América. Pero los acuerdos no tardaron en ser violados: contrabandistas y traficantes de esclavos holandeses, franceses e ingleses, intentaban burlar la vigilancia española y consecuentemente, eran perseguidos y capturados por los guardacostas.

La situación tensó las relaciones entre España e Inglaterra hasta el punto de que en 1727 estallaba una nueva guerra Anglo-Española. Durante el conflicto (1727-29), las dos acciones bélicas más significativas fueron sendos fracasos: el inglés por tomar Portobelo, en Panamá, y el español por recuperar Gibraltar. Se volvió a una situación de paz armada, y España, lógicamente, anuló el Asiento.

LA GUERRA DEL ASIENTO (O DE LA OREJA DE JENKINS) HASTA EL SEGUNDO ATAQUE A CARTAGENA
La Guerra del Asiento (1739-1748) fue denominada por los británicos "La Guerra de la Oreja de Jenkins". Lo cual obedece a una curiosa historia (posiblemente más que historia, "cuento"): En 1731, Robert Jenkins, contrabandista inglés, era interceptado con su navío, por un guardacostas español, cuyo capitán le cortó una oreja, tras lo que le dijo: "Ve, y dile a tu rey que lo mismo le haré, si a lo mismo se atreve".


Ojo, hemos dicho que esto ocurría en 1731... y resulta que el tal Jenkins, se presenta en el Parlamento Inglés a contar su "historia"... ¿ocho años después? ¡Venga, hombre...! A ver, reconsideremos: es posible que un guardacostas español le pillara y le cortaran la oreja. Castigo suave, si consideramos que le pudieron dar de azotes, colgarle del palo mayor o pasarle por la quilla. Pero lo que es difícil de creer es que Jenkins esperase hasta 1739 para acudir al Parlamento con su chivatazo.

¿No sería que Inglaterra buscaba en ese momento, de cualquier manera, un "casus belli" para declarar la guerra a España, recuperar el Asiento de Negros, y a ser posible, echar a los españoles de América? Algún político inglés descubrió a Jenkins (de quien se dice que en realidad había perdido su oreja en una pelea tabernaria) y lo utilizó muy astutamente.

El Parlamento británico se incendió con la historia de Jenkins; el recuerdo del reciente fracaso en Portobelo y de los numerosos muertos ingleses que había producido (por enfermedades tropicales, en su mayor parte), caldeaban el ambiente. Los grupos financieros, los representantes de las grandes empresas navieras y los políticos de la oposición, se enfrentaron al primer ministro Robert Walpole, promovieron una enorme acción mediática para soliviantar a la opinión pública, y finalmente conseguían la declaración de guerra a España, que firmaba Jorge II el 23 de octubre de 1739.
  
El capitán Edward Vernon, parlamentario opuesto a Walpole, que había estado entre los partidarios de una expedición bélica contra España, y alardeado de que podría tomar Portobelo con seis barcos, fue nombrado vicealmirante y enviado al Caribe con órdenes de atacar los intereses españoles en cualquier momento y de cualquier manera. Vernon salía de Inglaterra antes de que la declaración de guerra fuese comunicada a España. La elegancia británica, ya se sabe...

Los artilleros, antes de ser ensamblados en el diorama.

Vernon se dirigió en primer lugar a la isla de Antigua, en el Caribe (isla colonizada por Inglaterra desde 1632); desde allí comisionó tres barcos para atacar La Guaira (en el norte de Venezuela), el 22 de octubre de 1739. Los tres buques intentaron el subterfugio de utilizar bandera española. Pero las baterías de la ciudad no tragaron "el anzuelo" y les cañonearon desde que entraron en el puerto. Con graves daños, los navíos ingleses abandonaron el lugar y uniéndose a Vernon, pusieron proa a Jamaica (posesión inglesa desde 1655, como hemos indicado antes).

Los días 20 y 21 de noviembre (1739) Vernon se sacaba la "espinita" de Portobelo y vengaba la derrota de 1727: Conseguía tomar y saquear la ciudad después de un intenso bombardeo. Tristemente, el mandatario español de la ciudad era un incompetente que no se había molestado en reparar las defensas, muy deterioradas desde el anterior ataque inglés. Vernon enviaba la noticia de la victoria a Londres, donde se producía gran regocijo y en conmemoración, se daba el nombre de Portobelo a una barriada londinense y se componía el himno "Rule Britannia". 

El 13 de marzo de 1740, Vernon llegaba por primera vez ante Cartagena de Indias. Tras varios días de bombardear la ciudad y un intento de desembarco rechazado, el día 20 del mismo mes, se retiraba.

Lo intentó Vernon de nuevo el 3 de mayo de 1740, dirigiendo un ataque con 13 buques... y se encontró con los seis navíos de Blas de Lezo puestos en línea, que tras intercambio de cañoneo, le obligaron a retirarse de nuevo a Jamaica.

Detalle del bonito cañón de 36 libras, co-protagonista de esta entrada.

TERCER Y ÚLTIMO ATAQUE DE VERNON A CARTAGENA DE INDIAS - VICTORIA DE BLAS DE LEZO Y HUMILLANTE RETIRADA BRITÁNICA.
La última intentona británica por conquistar Cartagena, tuvo lugar desde el 13 de marzo al 20 de mayo de 1741. Vernon había preparado en Jamaica la mayor flota naval que vieron los mares hasta el desembarco de Normandía, trescientos años después. Concretamente, la Armada de Vernon contaba con 195 buques que sumaban 2600 cañones; y con 15000 marineros, 9000 infantes de marina, 2000 macheteros negros jamaicanos (los ingleses habían sustituido la población indígena por esclavos negros) y 4000 voluntarios de las colonias norteamericanas, dirigidos por Lawrence Washington, hermano del futuro presidente de USA.

Frente a estas fuerzas, Blas de Lezo contaba con 6 navíos de guerra (Galicia, San Felipe, San Carlos, África, Dragón y Conquistador), 900 marineros y 80 artilleros. Sus fuerzas de tierra: 990 cañones repartidos por los diferentes fuertes, 2200 soldados de infantería y 600 flecheros indígenas. 

El día 13 de marzo se avistaron los primeros buques ingleses desde Punta Canoa, y para el día 15, toda la Armada enemiga estaba fondeada entre aquel punto y La Boquilla. Tras un amago de desembarco para distraer fuerzas españolas, el día 20 Vernon inició con siete barcos el cañoneo del castillo de San Luis y de las defensas de Tierra Bomba, causando graves daños. Las baterías españolas contestaron al fuego y cuatro de los barcos enemigos se retiraron seriamente tocados. El mismo día, al anochecer, comenzó el desembarco de tropas terrestres. Ante la masiva superioridad numérica, se abandonaron las defensas de Tierra Bomba y el fuerte de Santiago.

Las fuerzas británicas desembarcadas eran continuamente hostigadas desde las baterías de Varadero y Punta Abanico, por lo que el día 30, Vernon ordenó un ataque para destruirlas. La operación le costó perder 200 hombres .


Dos tipos de cañones situados actualmente en el Castillo de San Felipe. Imágenes tomadas de  Google Earth, 
en las que me he basado para la reconstrucción.

El 2 de abril y durante días sucesivos, Vernon ordenó batir incesantemente el Castillo de San Luis, tanto desde sus baterías terrestres como desde los buques; el día 5, los defensores, con grandes bajas, se retiraban abandonando la posición, que era ocupada por los británicos.

 El día 6 de abril, se hundieron premeditamente varios buques españoles en la bahía, para cerrar las bocas del puerto a la Armada británica. Al mismo tiempo, se abandonaban varias fortalezas para unificar fuerzas en el Castillo de San Felipe. Los ingleses se apoderaron de los fuertes abandonados, tras lo cual consiguieron despejar la entrada del puerto, introducir sus naves y comenzar el bombardeo de la propia ciudad de Cartagena y de San Felipe.

Vernon veía la victoria al alcance de la mano y mandó a Londres (demasiado anticipadamente, tal vez) la noticia de que Cartagena de Indias era ya inglesa... El rey Jorge II mandaría acuñar monedas conmemorativas de "la victoria sobre el orgullo español".
  
Para el  17 de abril, tres columnas de infantería británica habían desembarcado y después de vencer la oposición de las escasas tropas españolas habían tomado el Tejar de la Popa y el de Lozano. La flota de Vernon fondeaba ya en Punta Perico; y en el convento de la Popa ondeaba la bandera británica. Poco después tomaban el Castillo Grande. Pero indomable, resistía el Castillo de San Felipe de Barajas.


Mapa indicando la situación exacta de Cartagena de Indias. Imagen de Google Earth (la adición del círculo rojo es mía).

Viendo que en breve llegarían las lluvias, que entre sus hombres hacían estragos el hambre y las enfermedades tropicales, y engañado por agentes españoles que le aseguraron que las defensas de San Felipe estaban deterioradas y muy baja la moral de sus defensores, Vernon decidió efectuar el ataque decisivo en la noche del 19 al 20 de abril.

EL MOMENTO CUMBRE DEL ASEDIO
Tres columnas apoyadas por artillería atacaron el castillo por tres puntos distintos. La artillería española hizo estragos entre las filas británicas en su acercamiento a los baluartes, y cuando estuvieron a tiro de mosquete, la fusilería los acribilló. Así y todo, los ingleses consiguieron llegar a las murallas. Y cuando iban a colocar las escaleras de asalto... se encontraron con que al pie de las defensas, había ahora un foso que hacía insuficiente la longitud de las escaleras. Afortunada idea de Blas de Lezo. Las tropas británicas, muy castigadas ya, comenzaron a flaquear. Empezaba a amanecer, y justo en aquel momento, una salida española a bayoneta calada, en inferioridad numérica pero con superioridad en testosterona, les atacó por el flanco. Cundió el pánico y los ingleses no dejaron de correr hasta la playa dejando innumerables muertos por el camino. Lo peor de la amenaza para Cartagena de Indias había pasado.

La tarde del 20 de abril, después de la debacle inglesa, se acordaba un alto el fuego para enterrar a los muertos y atender a los heridos. Todavía intentarían los ingleses alguna acción contra Cartagena, como el bombardeo desde el navío Galicia, que habían capturado, bombardeo que no tuvo ningún éxito, por lo que el buque fue incendiado y dejado a la deriva.


Estatua de Blas de Lezo (obra de Salvador Amaya), sita en los Jardines del Descubrimiento, en la plaza de Colón de Madrid; 
se inauguró en 2014. Fotos propias.

Desde ese momento y hasta su retirada definitiva, un mes más tarde,  los ingleses se dedicaron a desmantelar a cañonazos los fuertes que habían ocupado. Brava acción (?) Un consejo de guerra celebrado por Vernon acordaba la evacuación, considerando impracticable la toma de San Felipe. Se celebraron intercambios de prisioneros y comenzó el reembarco de tropas inglesas. 

El último barco inglés abandonaba las costas de Cartagena el 20 de mayo de 1741. Unos ocho mil muertos le costó la aventura a Inglaterra. Por contra, entre los defensores de Cartagena se contaron 500 bajas. Vernon se vio obligado a hundir varios de sus propios barcos por falta de tripulantes. Y Blas de Lezo había asegurado el dominio español en Sudamérica durante un siglo más.

Intentó después Vernon, paliar el fracaso atacando Cuba y Panamá, pero no tuvo ningún éxito y en 1742, regresaba humillado a Londres, donde tras ser ascendido en 1745, a Almirante de la Flota del Mar del Norte (había que guardar las apariencias), un año después era destituido por su insistencia en culpar de la derrota en Cartagena a otros altos oficiales y enfrentarse a la superioridad. Murió en 1757. 

El rey Jorge II prohibió escribir e incluso hablar sobre Cartagena de Indias, y... excusamos comentar lo que "su graciosa majestad" pudo haber hecho con las famosas "monedas conmemorativas".

La Guerra del Asiento, entroncaría con la de Sucesión Austriaca (1740-48), donde de nuevo España e Inglaterra formarían en bloques opuestos. Y cuando poco después, al comienzo de la guerra de los Siete Añós (1757-63), Robert Clive iniciaba la conquista de la India, los capitostes británicos se olvidaron de la América española, para dedicar sus esfuerzos colonialistas al continente asiático.


Aspecto general de la pieza completa.

VOLVIENDO A BLAS DE LEZO
Curiosamente, mientras en España sólo últimamente se empieza a reconocer en toda su dimensión la figura del Almirante "Medio Hombre", en Cartagena de Indias se le rinde homenaje desde hace tiempo, con varias avenidas y plazas que llevan su nombre. Y al pie del Castillo de San Felipe de Barajas, su estatua saluda orgullosamente a los visitantes desde 1956. 

Congratula ver que cartageneros, colombianos y la mayoría de sudamericanos, valoran la presencia española en América, y que, aunque en en su momento, optasen por la independencia, sepan ver la diferencia entre el colonialismo español y el anglosajón. Porque se da la circunstancia de que en los territorios antaño dominados por los españoles, a fecha de hoy existe una población mayoritaria producto del mestizaje entre indígenas e hispanos, y sobre todo: han sobrevivido incólumes numerosas tribus de indios puros. Por citar algunas: en la propia Colombia están los Kogi, Wayuu, Arhuaco, Emberá, Guambianos, Pastos, Muiscas... y lo dejo aquí, pero hay más.

Vayan ustedes a buscar algo parecido en los territorios dominados por los anglosajones. ¿Dónde están los Iroqueses, Pies negros, Apaches, Navajos, Cherokees...? Exterminados o en reservas, reducidos a números ínfimos. ¿Y dónde, el mestizaje anglosajón-indígena norteamericano? Algún representante existirá, claro, pero no serán muchos. Habrá existido un genocidio indio, ciertamente, pero no fue de autoría española, seguro. Y como decía mi abuela: "A las pruebas me remito". 

Dicho todo lo cual, no quisiera aparecer como un anglófobo. De hecho, soy un admirador de la cultura británica y de la Historia de Inglaterra... excepto en los momentos en que sus movimientos no tuvieron otro motor que la envidia sentida contra España y sus dominios.


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 - Laus Deo -


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Las figuras son de:
"Front Rank Miniatures"
(28mm - Metal)


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