Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Falange vs Legión - Ejército macedonio en Pidna - 168 aC


En 168 antes de Cristo (1), la Falange Macedónica, que había dominado durante un siglo y medio los campos de batalla, tenía los días contados; las legiones manipulares romanas iban a tomar el relevo en el transcurso de la denominada Tercera Guerra Macedónica.

(1) Todas las fechas serán "antes de Cristo", por lo que evitaré añadir tras cada mención de un año la abreviatura "aC".

Precedentes lejanos del "Falange versus Legión".-
La primera vez que las legiones se enfrentaron a una falange macedónica fue durante las denominadas "Guerras Pírricas" (280-275), cuando Pirro del Epiro (primo de Alejandro Magno), invadió en 280 el sur de Italia acudiendo a la demanda de ayuda de Tarento, enfrentada a los romanos. 

Calcáspidas; "los del escudo de bronce".

En las batallas de Heraclea (280) y Ausculum (279), las falanges (y los elefantes) de Pirro derrotaron a las legiones, pero a costa de tan grandes pérdidas que la expresión "victoria pírrica" ha pasado a designar una victoria que equivale a una derrota para "el vencedor". A la postre, Pirro debió retirarse de Italia, tomando buena nota de "lo duras" que eran las legiones.


En años posteriores, los reinos macedónicos continuarían con las interminables guerras que mantenían entre ellos desde sus orígenes. Y mientras los Seléucidas de Oriente, los Ptolomeos de Egipto y los Antigónidas de Macedonia) se daban de bofetadas, la república romana avanzaba hacia el dominio del mundo mediterráneo.


En 270, Roma había conquistado todo el Sur de Italia (la denominada "Magna Grecia"); en 231 Córcega y Cerdeña pasaban a ser provincias romanas, en 222 se empujaba a los celtas hasta los Alpes. Y en 202 (tras la aventura de Aníbal en Italia), el orgullo de Cartago era aplastado en las llanuras de Zama, lo que ponía fin a la Segunda Guerra Púnica.


En el transcurso de esa guerra, Roma se había adueñado del Este de Hispania y de la isla de Sicilia. En el Norte de África, Numidia se había convertido en un estado vasallo. El Mediterráneo Occidental en su mayor parte pertenecía a los romanos; quedaba el Oriental, que se repartían ptolemaicos, antigónidas y seléucidas.

El primer varapalo se lo llevó el antigónida Filipo V, rey de Macedonia (y padre de Perseo, del que hablaremos más extensamente después). Filipo había tenido la desafortunada idea de apoyar a los cartagineses en la pasada guerra púnica. Roma no olvidaba una afrenta y en 197 la falange macedónica era arrollada por las legiones en Cinoscéfalos. Fue el final de la llamada "Segunda Guerra Macedónica" (la primera no tuvo grandes enfrentamientos bélicos).


La Falange Calcáspida, al completo.

El segundo varapalo fue para el seléucida Antioco III, que en 190 sufrió una dura derrota en Magnesia (Asia Menor) en el curso de la Guerra Siríaca, que significó la primera aparición de las legiones en Asia. Roma, en los acuerdos de la Paz de Apamea (188), obligaba a Antíoco a renunciar a los territorios que había conquistado recientemente en Tracia, le imponía el pago de una indemnización de 15.000 talentos y le forzaba a entregar sus elefantes de guerra y la flota (excepto algunas naves).

Leucáspidas; "los del escudo blanco".

En Egipto, los Ptolomeos habían firmado un pacto con Roma y contaban con su protección, a costa de ser poco más que un  estado títere. El pequeño reino de Pérgamo se había aliado a los romanos. Por tanto, los únicos reinos macedónicos que "hacían sombra" a Roma, eran los antigónidas y los seléucidas, que a pesar de haber sido vencidos, mantenían la independencia y sus intenciones expansionistas, que chocaban con los intereses romanos. 

Arriba: dimensionando la figura (15mm de los pies a los ojos).

Precedentes de la Tercera Guerra Macedónica.-
Dejemos para otro momento a los seléucidas, que ya no serían una amenaza seria para Roma y ocupémonos de Perseo, flamante rey de Macedonia desde 179. Éste había iniciado su reinado con una política de alianzas que incluía a varios pueblos vecinos: tracios, peonios, gálatas y otros, así como a algunas ciudades griegas; eran los días en que Grecia estaba dividida en Ligas, unas anti-romanas y otras pro-romanas; Perseo pactó con las primeras. Mientras tanto, planeaba  extender su reino al norte y al oeste.

 Fue el rey de Pérgamo, Eumenes, enemigo jurado de Perseo, quien en 172 se desplazó a Roma y denunció ante el Senado las intenciones del macedonio. Al mismo tiempo, emisarios de ciudades griegas también descontentas con el rey, declararon que éste mantenía relaciones con el peor enemigo de Roma: Cartago (que aún vencida, mantenía fuerza; faltaban aún años para su destrucción total por los romanos). 



Tercera Guerra Macedónica (171-168).-
Como resultado, Roma declaró la guerra a Perseo y envió un ejército. Comenzaba la Tercera Guerra Macedónica. En 171 las legiones romanas desembarcaban en la costa de Iliria y se abrían paso por Tesalia hacia Macedonia. Sin embargo, durante tres años, los diferentes cónsules puestos al mando romano, resultaron ser unos incompetentes, más dispuestos a enriquecerse con el ejercicio de su cargo, que a obtener victorias en el campo de batalla. Las legiones sufrieron varias derrotas y la disciplina de los soldados comenzó a relajarse.


Antecedentes de la batalla de Pidna.-
No fue hasta 168 que fue elegido cónsul un hombre hábil, honrado y con un férreo sentido de la disciplina: Lucio Emilio Paulo. Paulo contaba con un excelente "curriculum": había sido "edil curul"; más tarde, pretor en Hispania, donde reprimió una rebelión de los turdetanos, y había obtenido su primer consulado en 182. Al año siguiente obtuvo un "triunfo" por haber desbaratado a los piratas ligures. Después se había retirado de la vida pública. Paulo era hijo del Emilio Paulo caído en Cannas, y cuñado de Escipión el Africano. 



Tenía Paulo algo más de sesenta años cuando accedió a este segundo consulado, pero lo tomó con ganas. En junio llegaba a Macedonia con dos legiones de ciudadanos romanos y otras dos de aliados itálicos, que se unieron a las unidades  precedentes. Contaba también con fuerzas enviadas por Eumenes de Pérgamo y posiblemente con algunos contingentes de ligures, así como con 34 elefantes facilitados por sus aliados númidas (el número de paquidermos puede variar mucho de uno a otro autor). 

Falange Leucáspida en línea.

Tras restablecer la disciplina y después de un pequeño período de entrenamiento (la mayoría de sus legionarios eran veteranos), Paulo organizó su plan de ataque. El río Elpeo, cerca de la ciudad de Díon (o Dium) dividía los campamentos de uno y otro bando. Paulo decidió fijar a los macedonios frente al río con parte del ejército, mientras enviaba otra, en velada maniobra de flanqueo, para atacar a Perseo por la retaguardia.

La Falange completa: Leucáspidas y Calcáspidas.

Pero el rey fue avisado de la estratagema y para evitar ser rodeado, se retiró hacia Pidna, estableciendo su campamento junto al  río Leucus (o Leuco), que en esa época del año era poco más que un arroyo. El terreno elegido era una llanura que convenía al despliegue de la falange.

Toracitas. Nos servirán para proteger el flanco derecho de la Falange.

Paulo reunió sus tropas y persiguió a los macedonios. El 21 de junio, el ejército romano llegaba junto al Leucus y encontraba la falange dispuesta en línea, en orden, descansada y ofreciendo batalla. Los tribunos instaron al cónsul a atacar inmediatamente, pero Paulo, consciente de que sus hombres llegaban cansados tras la marcha, les persuadió del ataque y ordenó acampar al otro lado del río. La distancia entre ambos campamentos era aproximadamente de un kilómetro.


Esa noche, habría un eclipse de luna. Paulo, conocedor anticipadamente del asunto, hizo explicar a los legionarios que el eclipse que iban a presenciar era un fenómeno natural, como lo son mareas y equinoccios, con lo que el ejército romano asistió al eclipse sin ninguna conmoción. Sin embargo, en el campamento macedonio fue entendido como un presagio de que la monarquía antigónida se acercaba a su fin, y se oyeron por doquier llantos y lamentos.

Hagamos un inciso en la narración. Vamos a llegar a la descripción de la batalla que dirimió para siempre la cuestión "falange versus legión", por lo que será interesante detallar previamente algunos datos sobre ambas formaciones y los puntos en que diferían.


Comparación entre la Falange Antigónida y la Legión.
No me voy a extender con el tema, porque tanto a la falange como a la legión republicana, he dedicado entradas anteriormente. Subrayo "republicana", porque con frecuencia vemos ilustraciones de legionarios romanos equipados con  "lorica segmentata", enfrentándose a macedonios. Y la "segmentata" no se utilizó en el ejército romano hasta los primeros tiempos del Imperio, por lo que en el período republicano, simplemente no existía.


La falange macedónica-antigónida, sucesora de la falange macedónica de Filipo II y Alejandro Magno, continuaba siendo una formidable máquina guerrera constituida por una potente línea formada generalmente por dieciséis hombres de profundidad y un número variable de anchura. Su unidad más pequeña era el "sintagma" formado por 256 hombres (16x16); seis sintagmas formaban "taxeis" y seis de éstos formaban una falange de 9216 efectivos. Esto, naturalmente, era la teoría. En la práctica el número total podía variar mucho en función del número de hombres disponibles.

Aquí vemos el flanco derecho de las falanges protegido por los toracitas. 

Cada uno de los componentes de la falange (el falangita) tenía como arma principal la llamada "sarissa", una pica que en este período podía alcanzar los seis metros (curiosamente menos longitud que en tiempos de Alejandro, según Polibio), lo que todavía permitía que las puntas de las lanzas de las cinco primeras líneas asomasen  por delante de la primera. Dice Polibio que en el enfrentamiento de la legíon con la falange, "cada legionario debía enfrentarse a las puntas de diez picas".

Perseo de Macedonia.

Como vemos, la falange tenía un ataque frontal demoledor, sin embargo era de complicada maniobrabilidad, y si entraba en terreno desigual, podían aparecer grietas entre los sintagmas. Si el enemigo lograba introducir por esas grietas sus fuerzas, la falange estaba perdida, ya que los flancos y la retaguardia estaban prácticamente indefensas una vez sus atacantes hubiesen sorteado las puntas de las picas.


Como arma complementaria, el falangita podía portar una pequeña espada o una daga. Su defensa principal era el "aspis" (1), pequeño escudo sujeto al cuello por una correa, lo que permitía usar las dos manos para el manejo de la sarissa. Las primeras líneas usaban armaduras de lino, algunas con refuerzos metálicos, así como un casco frigio; las últimas, generalmente, no gozaban de protección alguna.

(1) Las miniaturas de falangitas de Essex no reflejan apropiadamente el aspis, se diría que han representado más bien un "hoplon". Pero es lo que hay... 

Caballería pesada. 

El ejército macedónico de Perseo, tenía su mayor diferencia con el de Alejandro Magno, en el práctico abandono de la caballería como complemento táctico de la falange. Otra importante diferencia era que mientras Alejandro utilizó (casi siempre) la falange como elemento de contención, ahora, los viejos días del "yunque y el martillo" se habían olvidado y todo el peso de la ofensiva macedonia se basaba en la propia falange y en las unidades que la apoyaban en los flancos. La caballería servía en misiones de reconocimiento y persecución del enemigo.


A diferencia del "bloque monolítico" que formaba la falange, la legión basaba su efectividad en la división de líneas y en el relevo entre ellas: la movilidad frente al empuje. Sin contar los vélites (combatientes ligeros que por lo común no entraban en combate más que a distancia), la primera línea de la legión estaba formada por los hastati, la segunda por los "príncipes" y la tercera (o reserva) por los triarios. A su vez, las líneas se dividían en manípulos, que podían operar independientemente.

La caballería durante este período no fue tan numerosa ni tan efectiva como en los días de Alejandro.

Los hastati se protegían con una placa pectoral; príncipes y triarios, generalmente con una cota de mallas. Los dos primeros portaban dos "pila" (plural de pilum), y como arma principal, una buena espada que en este tiempo era la famosa "gladius hispaniensis". Los triarios llevaban una lanza larga. Todas las líneas usaban el "scutum", que ofrecía mejor protección que el aspis macedonio. Los vélites usaban  jabalinas y se protegían con una rodela (rodela ligur, dice Tito Livio).

Caballería ligera.

Las diferencias que hemos visto entre ambas formaciones de combate, dejan claro que en campo abierto y en combate frontal, la falange podía ser imbatible, pero también que en terrenos accidentados su vulnerabilidad era evidente. Además de esto, Polibio nos hace un comentario de lo más sabroso. Dice (con otras palabras) que por muy invencible que sea la falange en "su campo", si el enemigo le niega el combate (como hemos visto que ocurrió el 21 de junio), y se dedica a devastar sus tierras y cultivos, a tomar sus ciudades desguarnecidas y a apoderarse de sus mujeres e hijos... ¿de qué le vale esa invencibilidad? No es mal comentario.


Pidna, la batalla.-
La mañana del 22 de junio de 168, transcurrió entre discursos y sacrificios a los dioses. Por ninguna de las partes parecía haber intención de entablar batalla. Los ejércitos continuaban separados por el Leucus, donde ambos se proveían de agua.  Pero "a la hora novena" dice Tito Livio (sobre las 3 de la tarde), en la orilla romana, una mula (o un caballo, según otros), se escapó de sus cuidadores (aliados itálicos) y se internó en el río, donde fue interceptada por tres tracios que pretendieron llevarse al animal hacia su orilla. Los itálicos persiguieron a los tracios y los mataron. Entonces, otro  grupo de tracios entró en el río (que cubría por la rodilla, dice también Livio), para vengar a sus compañeros. Otros contingentes de ambos bandos se unieron a la pelea y la contienda se fue generalizando.


Tracios. 

Enterados del asunto, ambos generales sacaron sus ejércitos de los respectivos campamentos y los formaron en línea de batalla. Sería interesante saber cuánto tiempo transcurrió entre el incidente "de la mula" (si es que existió) y la formación de las líneas. Tanto Tito Livio como Plutarco pasan "de puntillas" de un suceso a otro. 

El combate lo inició Perseo, lanzando las falanges (calcáspidas y leucáspidas) a través del Leucus y embistiendo en una rápida acción a las legiones, que se resintieron y comenzaron a retroceder. Paulo envió sus elefantes y aliados itálicos contra la línea izquierda macedónica (peonios y mercenarios), desorganizándolos.  Los tracios de la derecha de Perseo se encontraron con los griegos de Pérgamo y el enfrentamiento se mantenía indeciso. Las caballerías no se habían movido. 


En el centro, las falanges continuaban imponiéndose a las legiones, que en su retroceso comenzaron a alcanzar las alturas del monte Olocrus. En este momento, Perseo debería haber detenido las falanges y enviar caballería y tropas ligeras para continuar empujando a los romanos. Pero no lo hizo. Consecuentemente, al entrar en terreno accidentado, con rocas, árboles, y desniveles, la falange empezó a fragmentarse.


Tracios con la temible rompahia (o ronfea).

Contribuía a la fragmentación, el hecho de que la resistencia romana era mayor en unos puntos que en otros, lo que hacía que unos sintagmas se adelantaran y otros se atrasaran, provocando nuevas grietas en la formación macedonia. Por si fuera poco, un gran hueco se había producido entre la triunfante falange y los mercenarios de la izquierda, que habían retrocedido ante los elefantes. Viendo todo esto, Paulo, que poco antes había estado cerca de la desesperación, impartió rápidamente órdenes para que los manípulos se infiltrasen entre las grietas de  la línea macedónica y atacasen a las separadas unidades por los flancos,  entablando, como dice Plutarco: "no un único combate de muchos contra muchos, sino muchos combates de pocos contra pocos".


Y en ese tipo de lucha, y especialmente atacando a los falangitas por los flancos y la retaguardia, el legionario romano tenía todas las de ganar. La pica, en esa tesitura no servía para nada; y en el manejo de la espada, los legionarios estaban mucho mejor entrenados. Además, el "scutum" ofrecía mejor protección que el "aspis" macedonio.

A partir de ese momento, la falange comenzó a ser destruida sintagma por sintagma. Perseo, cuando vio que todo estaba perdido, huyó con la caballería del campo de batalla, seguido por las alas del ejército totalmente desmoralizadas. Mientras tanto, la masacre de los falangitas continuaba, imparable.



Se dice que los macedonios contaron entre veinte y veinticinco mil muertos y los romanos cien. En mi opinión tuvo que haber bastantes caídos romanos más. Si en los primeros minutos de la batalla (que duró poco más de una hora, al parecer), las legiones retrocedieron como lo hicieron, sería porque las puntas de las sarissas les causaban bajas, no porque se acobardasen ante ellas; se supone que habría intentos de romper las picas o de infiltrarse entre sus puntas, antes de retroceder; y en esos momentos y en una línea de batalla tan extensa como fue aquella, las sarissas tuvieron que "probar" mucha sangre romana. Mucha más que la correspondiente a cien legionarios. Me parece.  ;)


Después de Pidna. Consecuencias y algunos hechos posteriores.-
Mientras Perseo permanecía huido, Emilio Paulo conseguía la rendición de varias ciudades macedónicas, incluyendo su capital, Pela. Poco después, Perseo se entregaba a los romanos, y al año siguiente constituiría la "atracción principal", junto a sus hijos, en el desfile triunfal que se celebró en Roma en conmemoración de la victoria y en honor de Emilio Paulo. Perseo moriría en Alba, cerca de Roma, como "cautivo de lujo", en 165. Según algunos, se dejó morir de hambre; según otros, murió por el maltrato a que le sometían sus vigilantes.


Peonios.

En el aspecto bélico, quedó patente para siempre la superioridad táctica de la Legión frente a la Falange. Macedonia fue dividida en cuatro provincias sometidas a tributo. Roma se anexionaba Iliria, y la flota de Rodas era incautada por haberse aliado a Macedonia. Muchos griegos de los que se sospechaba ser anti-romanos (entre los que se encontraba Polibio), fueron llevados como rehenes a Roma, donde permanecerían diecisiete años.


Polibio, en Roma, se integraría en el llamado "círculo de los Escipiones", donde trabó amistad con el hijo de Emilio Paulo (adoptado por la familia Escipión), que sería conocido como Escipión Emiliano Africano Numantino y llevaría a cabo la destrucción total de Cartago (146) y la toma de Numancia (133). En ambos eventos, le acompañaba Polibio.

Mercenarios medios.

Curiosamente, veinte años después de Pidna, en el curso de la Cuarta Guerra Macedónica (150-148), existió una segunda "batalla de Pidna", cuando un exaltado llamado Andrisco se declaró hijo de Perseo y se rebeló contra Roma. Esta segunda "Pidna" no tuvo la repercusión que había tenido la primera. Se produjo en 148 y tuvo como resultado la conversión de Macedonia en provincia romana. En cuanto a Grecia, en 146 se convertía igualmente en provincia romana con el nombre de Acaya, tras la destrucción de Corinto por el cónsul Lucio Mumio. 

Roma continuaba su triunfal camino por la Historia.


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Detalles sobre mi reconstrucción del ejército macedónico-antigónida.-
Dentro del siempre complicado tema de reconstruir un ejército con miniaturas, el primer problema surge cuando intentamos representar el número total de combatientes por bando. ¿A qué autor o autores, seguir, cuando en la "guerra de números" los datos que se nos ofrecen son tan variados como antagónicos? Después de consultar muchos y variados textos, unas cifras que parecen coherentes son unos 43.000 hombres por parte macedonia y 37.000 por la romana; éstos contaban también con un número variable de elefantes, número que como apuntamos antes, varía según autores, desde ocho hasta treinta y cuatro.


Mercenarios ligeros.

Esas cifras (sin contar los elefantes) representan un 16,21 por ciento a favor de los macedonios. Ciertamente, todos los autores están de acuerdo en que existía una ventaja numérica a favor de Perseo, pero la diferencia que pretenden algunos me parece desorbitada. Así que en mi opinión, ese porcentaje de 16,21, es aceptable, y en esa proporción he confeccionado el "plan de batalla" que publico más abajo. Plan de batalla, por cierto, basado (con algunas modificaciones por mi parte) en el que propone J.F.C. Fuller en "Batallas decisivas del Mundo Antiguo".


Ahora bien, si en los "números totales" surgen discrepancias, el problema se multiplica cuando entramos en la composición detallada (tanto en cifras como en armamento) de los diferentes contingentes en una batalla determinada. Concretamente en Pidna, los datos que tenemos en origen, en los clásicos, son muy imprecisos y a veces, contradictorios, por lo que mucho de lo que podemos ver en "reconstrucciones" actuales sobre Pidna, se basa en lo conocido por otros conflictos, en datos generales que tenemos de los ejércitos de la Antigüedad... y en gran parte en apreciaciones personales.

Psiloi honderos.

 Así pues, detallo en las siguientes líneas cuáles han sido mis "apreciaciones personales" para dar forma a los diferentes tipos de combatiente del ejército de Perseo. Digamos de paso, que la tónica general seguida ha sido 1 peana = 1000 hombres. Por tanto, he usado 43 peanas para representar los 43000 combatientes de Perseo. Excepciones: la figura del propio Perseo, que no considero a efectos de cuadre numérico, y la de los "psiloi", un tipo de combatiente de difícil cuantificación (ningún autor detalla su número ni siquiera aproximadamente), y que aunque "queda bonito" en el tablero, generalmente es poco decisorio. Entonces, en puridad, "mi" ejército antigónida contará con 50 peanas, aunque sólo consideraré 43 para establecer la proporcionalidad con los romanos. Como cuando dé forma al ejército romano en Pidna seguiré la misma tónica (no contar la figura de Paulo Emilio ni las de psiloi), no quedará descompensada la proporción. Para evitar confusiones en cuanto a números, al final del post, dejo un cuadro explicativo.  


La Falange. Calcáspidas y Leucáspidas.
 Parece estar todo el mundo de acuerdo, en que la Falange antigónida se dividía en los días de Pidna, en dos falanges independientes que podían operar unidas o por separado: los Calcáspidas (los del escudo de bronce) y los Leucáspidas (los del escudo blanco), éstos últimos, unidad de élite, "las tropas escogidas de los macedonios", dice Plutarco. En lo que se difiere es en el número de hombres que formaban cada una de ellas. Unos quieren que fuesen más o menos equivalentes; otros, que los Leucáspidas (en cuanto élite), fuesen menos numerosos. En mi caso, y más por estética que por otra cosa, los he formado en iguales contingentes, si bien, en los Leucáspidas, he destacado una unidad como "élite de la élite". Considerando que tanto calcáspidas como leucáspidas contarían con unos 9.000 hombres, represento la falange total con dieciocho peanas.

Psiloi lanzadores de jabalina.

Unidad para proteger el flanco de la falange ¿Agema? Toracitas.-
La Falange siempre tuvo uno de sus puntos débiles en el flanco derecho (el flanco no defendido por el escudo), por lo que ya desde Filipo II se había protegido ese punto con la creación de los Hipaspistas. En lo que se refiere a tiempos posteriores y especialmente en Pidna, no está claro quién o quiénes cumplían esa función. Se habla de "peltastas" (?), de tureóforos, de "argiráspidas", del "Agema"... nada definitivo ni especialmente esclarecedor. 

Pero está claro que algún contingente debía cumplir la tarea. La Falange seguía teniendo un talón de Aquiles en el flanco derecho. Por tanto, me ha parecido oportuno situar en ese punto, a modo de "nuevos hipaspistas" o "pseudo-agema", una unidad de toracitas; un tipo de combatiente muy común en el período, que formaba en orden cerrado, como los falangitas, pero con mucha más maniobrabilidad que éstos. Sus armas: lanza larga y espada; su escudo: el tureos. El toracita tomaba su nombre de la cota de mallas que le protegía, en griego "thorax". Se les denominaba "thorakitai".

En el plan de batalla que publico, los toracitas figuran como una extensión de la Falange. Y si sumamos su número (3.000, figurados con tres peanas) a los de las dos falanges (18.000) el número resultante (21.000) coincide con los 21.000 componentes de la falange en total, que sugiere Duncan Head. 



Perseo de Macedonia.-
En la mayoría de reglamentos de Wargames, la figura del "general en jefe", debe ir integrada en una unidad de caballería; pero como cuando juego (que juego poco), sigo mis propias reglas, he preferido situar a Perseo en solitario. Evito así que una carga fallida de caballería (malditos dados), se lleve por delante al general, y en consecuencia, la partida. 

Caballería pesada.-
Mucho menos numerosa que en los días de Alejandro, la caballería pesada macedonia seguía estando formada por jóvenes de la nobleza. Sus caballos ahora iban mejor protegidos que antaño, pero su efectividad era muy escasa comparada con los "hetairoi" alejandrinos. Se calcula su número en Pidna en unos dos mil; así pues, con dos peanas los tenemos representados.

Caballería ligera.-
Podría estar formada por tracios, peonios u otros aliados de Perseo. En mi caso, los he figurado como simples jinetes macedonios, que serían de origen plebeyo, pero acomodado, lo suficiente para poder mantener un caballo. Igual número que los caballos pesados, otras dos peanas.


Situación de Pidna. Imagen de Google Earth (modificada).

Tracios.-
Se describe en muchos textos a los tracios de este período como "peltastas". Pero en mitad del siglo II aC, los tiempos del "pelta" habían pasado. Parece más correcto que su escudo fuese del tipo "tureos", de donde tomaban nombre los "tureóforos" (thureophoroi = portadores de tureos). La palabra "peltasta" designaba ahora (por extensión y por costumbre) simplemente un mercenario; aunque los tracios de Perseo no lo fuesen, lucharon como aliados.

Tampoco tenían nada (o casi nada) que ver los tracios de Pidna, con las bandas contratadas tiempo atrás por los reyes macedonios; aquellos antiguos tracios sí usaban pelta, llevaban capas multicolores, cubrecabezas de piel de zorro, y lucían largas barbas. Ahora se afeitaban a la moda macedonia; en cuanto a su vestimenta, sigo a Plutarco, que los describe con túnicas negras y escudos blancos. De las capas, Plutarco no dice nada, he optado por ponerles colores variados, pero sombríos.

En cuanto al armamento, además del tureos, jabalinas y espada, algunos llevaban la temible "romphaia", o ronfea; lo que Plutarco denomina "espadas largas de grave peso". He representado a los armados con ronfea en unidades separadas, aunque también habrían podido ir entremezclados. En total, ocho peanas figurando ocho mil hombres.


Pidna. Plan de batalla. Creación propia. En el bloque titulado "tureóforos de Pérgamo", 
militaban también otros aliados de Roma (númidas, ilirios...).   

Peonios.-
Los peonios eran súbditos o aliados de los reyes macedonios desde los días de Filipo II. No está clara la composición de su equipo ni su forma de combate. He optado para representarlos por figuras de guerreros genéricos, con protección ligera y en formación de infantería media. En cuanto a su número, ningún texto que haya podido consultar lo precisa; aunque sí se menciona en algún sitio que unidos a los mercenarios, sumarían unos diez mil hombres. Parece probable, entonces, que hubiese unos cuatro mil peonios; cuatro peanas. 

Mercenarios.-
Se supone que eran contratados entre los pueblos adyacentes a Macedonia. Los he figurado como dos tipos de combatientes: uno medio, con casco, escudo y lanza; otro ligero, con jabalina y rodela; en total unos seis mil hombres, seis peanas. 

A este respecto de los mercenarios, es interesante apuntar que Perseo estuvo en tratos con los gálatas, que le ofrecieron diez mil infantes y diez mil jinetes, pero los rechazó por encontrar demasiado costoso su servicio. 



Psiloi.-
Al igual que en todos los ejércitos de la Antigüedad, los Psiloi (del griego "desnudo") macedonios, combatían sin ninguna protección, siempre a distancia, como hostigadores, ya fuese como lanzadores de jabalina, honderos, y en ocasiones, arqueros. Abrían los combates antes del encuentro entre las líneas principales, para después retirarse tras ellas. Buenos también para acosar a un enemigo en retirada. Utilizo seis peanas para representarlos, pero como indico arriba, su número no cuenta en la proporcionalidad del ejército.

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El ejército macedónico (sin psiloi) formado en profundidad. 

De la composición en detalle del ejército romano en Pidna, hablaremos otro día; no obstante, en el "plan de batalla" que hemos visto arriba, se puede apreciar la proporcionalidad de ambos bandos. Podéis ver el aspecto de una legión romana del período, aquí. Adelantemos que las legiones romanas en Pidna contaban con muchos más hombres que los habituales 4.200 que nos indicó Polibio. Pero como digo, detalles, otro día.  


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24 de marzo de 2020. Úndecimo día de encierro casero. Puñetero Covid...  ;) 


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Las figuras, de: Essex Miniatures
(excepción: el trompeta de los Calcáspidas,
de "Old Glory Miniatures").-


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