Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Dungeon, Laberinto... o lo que sea


Aquí estamos de nuevo... acabando el 22 de marzo de 2021, año que está resultando tan nefasto como el anterior; pero eso sí, sorteando (hasta ahora) el Covid de las narices; cruzo los dedos. Y ya van cuatro "olas"... y cuando parece que cede el tema por una parte del hemisferio norte, se recrudece por otra del hemisferio sur... y viceversa. Los contagiados a nivel mundial superan a fecha de hoy los 121 millones, y los que "se han ido para siempre" (a causa del virus, digo), son más de 2,6 millones. En cuanto a España (como no podía ser de otra manera), los números oscilan entre los 72.000 fallecidos que mantiene el gobierno, y los más de 100.000 que declara el Instituto Nacional de Estadística. En fin...

Bueno, pues eso, que toca resistir: precaución, resistencia y ánimo. Y como "forma de resistencia", yo me planteo seguir haciendo cositas "frikis". Como el bonito "laberinto" que veis arriba, que nació con vocación de "dungeon"... y al final será una especie de "Dungeon laberíntico" o "Laberinto dungeoniano". Pero vamos por partes.

La idea comenzó en la entrada que titulé "Haciendo un dungeon". Se trataba de dar forma a un "dungeon modular", es decir, que sus diferentes partes pudiesen ser intercambiables de una a otra partida. El problema que tenía ese primer proyecto, era que las piezas "bailaban" a poco roce que tuvieran y era un desbarajuste continuo a la hora de jugar. Decidí entonces, montar las piezas principales (las losetas) bien fijas sobre un cartón grueso. Serían cien losetas, de las cuales solo las sesenta y cuatro centrales serían "jugables"; las treinta y seis del perímetro, servirían únicamente para mantener en pie el muro exterior. La "gracia" del tablero, y lo que permitiría variaciones en su estructura, consistía en que entre las losetas existirían intersicios que sirviesen  para colocar muros que formasen pasillos o corredores, siendo esta diferente disposición de los muros lo que daría variación al aspecto del tablero de una sesión de juego a otra. Pero esto, tristemente, no sería posible como veremos...


Empecé, como casi siempre que me pongo a hacer "pseudo-muros" o construcciones, recortando piezas de Selitron (originalmente una "plancha" de 5 milímetros de espesor y 1 metro de ancho x 70 cms de alto. Aquí arriba vemos las primeras "losetas-base", la segunda foto, con el clásico "deterioro" producido por "siglos de antigüedad". Cada loseta mide 6 x 6 cms y se subdivide en cuatro sub-losetas de 3 x 3.


Y aquí vemos las losetas debidamente pegadas al cartón base; dejando como decíamos, intersicios para la integración de los muros.


Las cien losetas pegadas y con dos manos de esmalte beige. La cosa iba bien, de momento...


Ahora, había que preparar los muros...


...muchos muros; además de los treinta perimetrales (dejando una apertura de entrada y otra de salida), había que preparar los interiores, en número variable, pero no inferior a cincuenta y cinco (la mitad de los intersicios interiores). 


Los muros, prácticamente terminados. Con dos manos de esmalte beige, más un lavado con "agrax" y un tintazo en verde. Vemos que por debajo de "los ladrillos", aparece la porción de la pieza que nos permitirá ensamblarla entre las losetas. Cada muro "en sí" mide cuatro cms de alto por seis de ancho, más 0,5 de alto para el ensamble, y (algunos de ellos) otros 0,5 de ancho para rematar esquinas y rellenar "huecos verticales" entre las losetas.


Y "algo" que aunque parezca cuestión menor, es básico para la correcta apariencia (y consistencia) de la pieza total: las "columnillas", que nos servirán, tanto para rellenar los intersicios entre losetas que no vayan ocupados por un muro, como para "completar" las hileras de los propios muros que no queden completas por cuestión de múltiplos y sub-múltiplos. Con indicación de "cómo" pintarlas para no pringarse los dedos: primero un lado; y una vez seco éste, el otro.  ;)


Prueba-intento de encajar todas las piezas y comprobar su "jugabilidad"... y aquí es donde mi idea original se fue al garete... porque el Selitron se rompía con facilidad al encajar y desencajar repetidamente las piezas. Especialmente las "columnillas" se partían al sacarlas de sus intersicios... El selitron es bastante resistente al uso, sobeteo y desgaste; pero "eso" es una cosa, y otra, andar ensamblando piezas que luego deben ser desarmadas de nuevo.


Así que frente a lo inevitable, tuve que optar por abandonar (de momento) la idea del "dungeon modular". Y para aprovechar las piezas, y puesto que necesariamente deberían ir fijas, decidí hacer un "laberinto". Previa consulta con las peques de la familia y después de recurrir a un "generador de laberintos" de Internet, opté por el que veis arriba (en una adaptación propia).


Y ya sólo quedaba echar mano del Super Glue y fijar las piezas. Al optar por "laberinto" frente a "dungeon", quedaba fuera la cuestión "habitaciones" o estancias; así pues, todo consiste en pasillos intercomunicados. Pero algo inventaré, como detallo después, para darle variedad al tema.


El laberinto completo después de aplicar un tintazo de marrón oscuro a las losas interiores; las perimetrales se quedan simplemente con su doble mano de beige.


Vemos aquí arriba (y también debajo, en otro ángulo), el aspecto general que ofrece la pieza después de retocar los muros a pincel para darles una apariencia más variada y polícroma. También remarqué con un rotulador negro de punta fina las separaciones entre los ladrillos de cada uno de los muros; asunto laborioso pero fácil; y la apariencia de los muros gana profundidad con esta simple operación.


Aunque la estructura del laberinto sea inalterable, pienso darle variedad a base de intercalar pequeñas cartulinas (vueltas del revés) en algunos estratégicos lugares, indicando por ejemplo, que existe un "paso al otro lado" o por el contrario, que determinada entrada está cerrada, bien sea por "arte de magia", bien por un derrumbamiento impasable.


Y evidentemente, éste no será un laberinto "de los de toda la vida", en el sentido de que se trate únicamente de entrar por un lado y salir por otro... no; en el trayecto, los héroes  podrán encontrarse...


... con peligros personajes, como este Uruk-Hai. También podrán encontrar trampas o tesoros... todo ello, determinado, igual que las variaciones del trayecto laberíntico, por fichas de cartulina... y por lo que digan los dados...


... es decir, que será un "laberinto dungeoniano", con sus monstruitos y demás parafernalia... como Cthulhu manda. En cualquier caso, no descarto la idea de hacer en un futuro un "dungeon modular" de verdad, aunque tendrá que ser en un material más resistente... tal vez madera.


Mientras tanto, brindo la idea a los que tenéis impresoras 3D; estas piezas (o similares) confeccionadas en buen plástico, no dudo que tendrían absoluta resistencia al montaje y desmontaje, ofreciendo por tanto una gran jugabilidad. Y aunque existan casas comerciales que ofrecen piezas para construir dungeons, por lo que yo he podido ver, tales piezas carecen de estabilidad, o no son tridimensionales... o son carísimas, que también.  ;)

Vale, pues vuelvo a pintar soldaditos, que ya estoy cansado de tanto Selitron.


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Todas las piezas del dungeon-laberinto (o viceversa) 
son de diseño propio y están confeccionadas 
por métodos absolutamente "caseros".

De las miniaturas que añado para "dar color" no hablo;
todas están anteriormente publicadas aquí.


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Una nota sobre la "Batalla Cultural".
Un rato más tarde que al inicio del post. Son ahora las tres de la mañana del 23 de marzo de 2021. Y como estamos a poco más de un mes de unas elecciones autonómicas en Madrid, parece éste un buen momento para recordar a todos los amantes de la Libertad, a todos los que se consideren tan anti-fascistas como anti-comunistas (ser sólo una de las dos cosas no es amar la verdadera Libertad), a todo el que se cuente como "de derechas" liberal, que la "Batalla Cultural", consiste principalmente en desenmascarar la supuesta "superioridad moral" de la izquierda. En demostrar que donde el Comunismo se ha implantado, solo ha generado pérdida de libertades, miseria y descontento (aparte las clases político-dirigentes, que estaban -y están- contentísimas), para lo cual sólo hay que desempolvar libros de Historia... o preguntar a quien haya vivido en Rusia, en Polonia, en Rumanía... en cualquier país de los que en la Europa Oriental estuvieron bajo dominio comunista desde el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta la caída del Muro de Berlín en 1989 y la posterior disolución de la URSS en 1991. Tan criminal fue el Fascimo (mientras duró) como lo fue el Comunismo, con el agravante de que éste duró mucho más tiempo. Lo curioso es que mientras el Comunismo desaparecía de Rusia y de la Europa Oriental, después de haber fracasado a lo largo de setenta y cuatro años (1917-1991), todavía haya en otros lugares, gentes que creen en su mensaje. Y que "ese mensaje" se pronuncie en nombre de la Libertad, es lo más hipócrita que pueden escuchar los oídos de cualquiera que piense por sí mismo.

Nos jugamos en Madrid, el próximo 4 de mayo, mucho más de lo que parece. 

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