Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Lo feérico, los cuentos de Hadas y... Tolkien


Cuando paseando por un tupido bosque en los primeros días de la primavera, sorteando troncos de centenarios árboles cubiertos de musgo, nuestro deambular nos lleva ante un arroyo que musicaliza con su murmullo la floresta mientras serpentea entre matorrales y peñas salpicadas de líquenes... ¿quién no ha sentido la presencia oculta de pequeños seres que nos observan sin dejarse ver? Tal vez una leve vibración entre los juncos nos llame la atención, o lo haga un siseo entre los arbustos... pero cuando miramos, ya no hay nada. ¿Qué o quién, ha producido esos sonidos, esos movimientos...? Los antiguos lo tenían muy claro: se trataba de "la gente pequeña", llamémosles gnomos, enanos, elfos, duendes, hadas... o cualquiera de los mil nombres con que se les ha conocido a lo largo del tiempo y la geografía. Pero, ¡ay! yo soy un racionalista, y aunque amo la Fantasía y las leyendas sobrenaturales, mi raciocinio me inclina a creer que tales pequeños seres que nos acechan desde los arbustos, no son sino ratones, ardillas, conejos, topos, ranas, culebras, lagartos... 

Y esta es mi maldición (o una de ellas): que a pesar de mi incredulidad absoluta en la existencia de "la gente pequeña", no dejo de sentir la seducción que siempre han ejercido sobre la Humanidad estos fantásticos seres. Y a menudo, he detenido mis lecturas sobre materias históricas (mi principal interés desde hace muchos años), al llegar a mis manos un volumen sobre hadas, duendes o similares, ya sea ensayo, cuento tradicional o leyenda. Y es que (como ya he comentado en otras ocasiones), lo feérico siempre me ha atraído.  ;)


Lo "Feérico", según el DRAE, es "lo relativo a las hadas". y desde mediados del siglo XIX existe una pseudo-ciencia denominada "Feericología", adaptación del inglés "Fairycology". La Feericología, más allá del estudio de  "las hadas", amplía su campo a cualquier tipo de seres fantásticos: duendes, enanos, dragones, gigantes, ogros... el término no es muy popular, pero va "in crescendo". Y en Francia surgió en los años sesenta del pasado siglo, el término "Elficologia" (en francés "elficologie"), que no deja de ser lo mismo que la Feericología, pero "a la francesa". Ganas de enredar...  ;)

En realidad, mucho antes de la creación de estas "pseudo-ciencias" ya existieron numerosos investigadores que estudiaron a los seres feéricos (o más realmente, los relatos orales o escritos, sobre ellos), para después dar forma a sus propias creaciones literarias. Entre ellos, Charles Perrault (1628-1703), los Hermanos Grimm (Jacob: 1785-1863; Wilhem: 1786-1859) y Hans Christian Andersen (1805-1875). Se les puede calificar como los padres de los "cuentos de hadas" en su vertiente enfocada hacia un público infantil. Pero insistamos en que la mayoría de su producción literaria, no se debe a su propia imaginación, sino que se nutre de relatos muy antiguos, que adaptaron; magistralmente, también hay que decirlo.

La mayoría de los "cuentos de hadas" tradicionales, hunden sus raíces en los albores de la historia de la Humanidad, y en origen, sus personajes y ambientes no tuvieron nada de "infantiles". Leyendas, antiguos ritos, supersticiones ancestrales y borrosos acontecimientos históricos fueron formando con el tiempo un rico sustrato de narraciones populares que sirvieron de base a quienes posteriormente pusieron estos relatos por escrito.


Pero hay que tener en cuenta al hablar de "cuentos populares", que antes de que pasaran al papel, llevaban siglos corriendo por Europa de boca en boca, de aldea en aldea, con las consiguientes variaciones que se fueron formando en su difusión geográfica y con el transcurso de los años. Trataremos únicamente la tradición europea porque abarcar creencias africanas, asiáticas y de otras latitudes nos llevaría demasiado lejos. Y en este contexto, y para ilustrar la antigüedad de los "cuentos de hadas", vamos a analizar brevemente los orígenes de cuatro de los más populares, y que han sido llevados al cine por Walt Disney.

La Bella Durmiente del Bosque: Procede en principio de la Edda Mayor (narraciones de los antiguos escandinavos que se consignaron por escrito por primera vez en Islandia durante el siglo XIII). La valkiria Brunilda durmiendo en el centro de un círculo de fuego mágico, como castigo impuesto por Odín y esperando al héroe que pueda despertarla ya nos dice bastante sobre su relación con la disneyniana Aurora.

Caperucita Roja: Su base son antiguas y diferentes historias que se contaban en Europa Central y del Norte sobre una jovencita que tuvo problemas al atravesar un bosque. Una de las más conocidas es la leyenda sueca que Ingmar Bergman llevó al cine con el nombre de "El Manantial de la Doncella". (Dediqué una entrada a este tema aquí).
  
Blancanieves y los Siete Enanitos: Una de sus fuentes parece basarse en una princesa alemana del siglo XVI, maltratada por su madrastra y que gustaba de la compañía de un grupo de niños obligados a trabajar en una mina. Otra fuente más antigua habla de una muchacha que convivió con siete leñadores en lo más espeso de un bosque, hasta que un príncipe (?) pasó por allí y se la llevó. Un cuento relacionado directamente con los "Ritos de Iniciación".
 
La Cenicienta: Basada en el relato greco-egipcio de Rhodopis, muchacha griega vendida como esclava en Egipto. Como era la más bella de sus compañeras, éstas, movidas por la envidia, le adjudicaban los trabajos más duros y la hacían víctima de  abusos sin cuento. Un día, un halcón arrebató una de sus sandalias, y ¡qué casualidad! la sandalia fue a caer a los pies del Faraón, quien no paró hasta dar con su dueña. Como era de esperar, el Faraón desposó a Rhodopis y "colorín colorado...".


Con lo expuesto, queda clara la antigüedad (y en algunos casos la oscuridad) de los cuentos "de hadas". Y aunque no en todos aparezcan hadas, el nombre del género literario va a continuar conociéndose como "cuento de hadas". Los elementos característicos del género son (entre otros): la aparición de la magia, la lejanía (en el tiempo y el espacio) de los hechos narrados con respecto al momento y lugar del relato, la inclusión de ambientes palatinos (castillos, palacios...), amenazadores (umbrosos bosques, cuevas...), o sugerentes (cruces de caminos, lagos, arroyos...), la introducción de seres fantásticos (las propias hadas, enanos, dragones...) o directamente, la aparición del mundo feérico: El País de los Elfos, el Mundo de Fantasía, la Tierra de las Mujeres, las Islas Bienaventuradas, el Otro Mundo...
 
En su ensayo "Sobre los cuentos de hadas", publicado en 1947, Tolkien deslindaba del género los relatos protagonizados por animales parlantes, los cuales relegaba al género de "Fábula", los desarrollados en el mundo real, aún cuando contuvieran elementos maravillosos, que encuadraba como Ciencia Ficción, y los relatos de viajes fantásticos, como "Gulliver", que denominaba "Cuentos de Viajes".

En el mismo ensayo, Tolkien acuñó el término "eucatástrofe" (en inglés, "eucatastrophe"), recurriendo a los términos griegos "eu" = bueno, y "catastrophe", aplicando este vocablo en su sentido de "desenlace" y no de "destrucción", de donde eucatástrofe, viene a significar "buen desenlace", o "final feliz", concepto que según Tolkien debe estar presente en cualquier "auténtico cuento de hadas". 

El origen de las hadas puede tener varias fuentes, la más obvia es la pervivencia de las antiguas ninfas de los mitos grecorromanos (dríades, sílfides, náyades, ondinas...), protectoras de árboles, arroyos y de la naturaleza virgen en general. Luego está la tradición celta, con sus Banshees y reinos subterráneos, que entronca con los relatos sobre los elfos germánicos y escandinavos. Y es la conjunción de estos varios elementos (siempre refiriéndonos a Europa Occidental) lo que da forma a las hadas de los relatos medievales.


Porque aunque en muchos de estas narraciones del Medievo, no sean presentadas como "hadas", ¿de qué otra manera podemos entender la figura de (por ejemplo) la Dama del Lago de la tradición artúrica, que raptó al caballero Lanzarote recién nacido y le crió en el fondo de un lago? Y la misma condición de "hada" cabe suponer a la Dama Morgana (la hermana del rey Arturo), que ya en textos franceses medievales aparece como "Fée Morgana", es decir: Hada Morgana.

Otras tradiciones, prefieren ver en las hadas los espíritus de niños muertos sin bautizar, y otras, también teñidas de un incipiente cristianismo las hermanan a apariciones angelicales. En cualquier caso, la figura tradicional de las hadas, a fecha de hoy, es la de una bella fémina de aspecto etéreo, poseedora de poderes mágicos y dotada generalmente, de alas. Algunas de ellas, pese a su gran belleza, poseen alguna característica extraña que las delata (las hadas no aladas, se entiende), como pies de oca (la leyenda soriana de Lumias), cola de serpiente (la leyenda de Melusina), o un gran agujero en la espalda, por donde se alimentan (relato corso).

Los seres feéricos, en el transcurrir del tiempo han ido menguando en tamaño y reduciendo sus hábitats a lugares poco transitados y lejos de la presencia humana. Entre las narraciones que explican los motivos que llevaron a esa transformación, la más sugerente es la que presentan los mitos irlandeses, que mantienen que frente al ascenso de la Humanidad (1), los Tuatha Dé Danann (quinto pueblo que invadió Irlanda y a los que se suponía emparentados con las hadas y versados en magia), se refugió en los "sidhe", elevaciones del terreno, túmulos donde se levantaban antiguos monumentos megalíticos; y bajo ellos, crearon reinos subterráneos lejos de la presencia de los hombres, disminuyendo al mismo tiempo su propio tamaño para dificultar su visión a los humanos.

(1) Como dato curioso, destaquemos que la tradición irlandesa mantiene que el pueblo que hizo retirarse a los Tuatha Dé Danann, fueron los Milesios (antepasados de los goidélicos, según los mitos), que comandados por Mile (o Míl Espáine = Soldado de España), arribaron a Irlanda procedentes de... ¡Galicia!  ;)


Pero hablábamos antes de Tolkien y de su ensayo sobre las hadas... está claro que Tolkien amaba los cuentos de hadas, y está claro también, que éstos le sirvieron en unión de otros elementos (2) para dar forma a su Tierra Media. Supo hermanar de manera magistral las figuras y atribuciones de las hadas medievales con las de la tradición celta y con los elfos de los mitos germánicos y escandinavos, de manera que los Elfos de Tolkien, ya no tienen nada que ver con los de las Eddas, y menos aún con las tradiciones sobre "la gente pequeña", sino que están más cerca de los poderosos Oberón y Titania. 

(2) Dediqué una entrada a estudiar esos "otros elementos", aquí

Es manifiesto que tras las figuras de Galadriel o Arwen percibimos un hálito feérico innegable, que las dota de un atractivo añadido. De la misma manera que Valinor (la tierra de los Valar) es sin duda una transposición tolkiniana del Otro Mundo de las Hadas.


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Y otro día, contaremos más sobre Hadas... de momento ya nos hemos enrollado bastante...  ;)


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La figura, de Reaper Miniatures. 28mm.
Ref. Sylph - SKU 14552


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