Desde hace algo más de cuarenta años, vengo traspasando a figuras de plomo las influencias que libros, películas, ilustraciones e incluso "comics", han ido dejando en mí.

Las figuras que pinto, son en su mayor parte "miniaturas militares", ya que ha sido la Historia, especialmente la Antigua y Medieval, mi mayor fuente de "inspiración". Las escalas más frecuentes que utilizo, son las de 15, 25 y 28 mm. Son las mismas que utilizan los "wargamers", con los que coincido en la necesidad de representar grandes unidades en un mínimo espacio.

Los textos con que acompaño las miniaturas, en ningún caso pretenden ser exhaustivos, ni estudios sobre el período de que se trate. Sólo trato de comentar sucintamente, el ambiente (histórico o imaginario) en que se movieron las figuras representadas.

Animado por amigos y familiares, y especialmente por mi amiga Kirei (artífice además, del soporte técnico que podéis ver), me decido a mostrar públicamente parte de mi colección. Continuaré añadiendo entradas periódicamente.

Llevado de mi impenitente cinefilia, me permito en algún caso, recomendar títulos que pueden ampliar datos a los posibles interesados en los temas tratados.

Espero que os gusten "mis" figuras. Si se os ocurre hacer algún comentario, sugerencia o rectificación, no dudéis en contactarme.

Figuras Mitológicas en Madrid - Artículo


Pues sí; en esta entrada vamos a hablar de lo que su título indica: la presencia de figuras mitológicas en la ciudad de Madrid. Y me podréis decir: "Pero hombre, qué poco original... en Internet ya existen multitud de entradas semejantes.". Y sí, es cierto: existen a fecha de hoy; la diferencia es que el artículo que voy a publicar a continuación, lo escribí y publiqué en marzo de 1983; y os aseguro que en aquel momento, la idea era absolutamente original.

Así que como no me resigno a que el artículo caiga en el olvido, y como está bien de vez en cuando, hacer una pausa en esto de pintar miniaturas y dedicarse a otras cuestiones interesantes (y creo que ésta lo es), voy a publicarlo aquí y ahora, con detalles de cómo y por qué fue escrito.

La revista "Cisneros" fue una publicación mensual en sus primeros tiempos, y quincenal después, editada por la Diputación de Madrid entre los años 1951 y 1983; en este último año, al crearse la Comunidad de Madrid, la Diputación desaparecía, y consecuentemente, también lo hacía "Cisneros". El contenido de la revista se centraba básicamente en la actualidad de la provincia, pero también se publicaban ensayos y artículos de opinión.

Cabecera de la revista en el número del 11 de marzo de 1983.
 
Y fue en la revista "Cisneros" donde apareció el artículo al que nos referimos, y que versaba como hemos dicho, sobre algunas de las figuras mitológicas que adornaban (y siguen adornando) las calles de Madrid; el texto iba acompañado de fotos tomadas "in situ". Pero dediquemos unas líneas a relatar como se inició el asunto...

En 1983 era director de Cisneros, el prematuramente desaparecido Felipe Mellizo Cuadrado (1932-2000), periodista y erudito, así como productor y colaborador  en varios diarios, revistas y  cadenas de televisión. También publicó Mellizo numerosos libros sobre diversos temas, dos de ellos dedicados a las leyendas sobre el Rey Arturo...

El caso es que conocí a Mellizo por asuntos laborales, y llevados por el común amor a los relatos artúricos, mantuvimos varias y amenas conversaciones. En el curso de uno de aquellos coloquios, y habiendo derivado la conversación, desde el Rey Arturo hasta  los Mitos Griegos, Felipe me animó a escribir "algo sobre mitología" para "Cisneros".

Página que publicaba el artículo original (recorte).

Y después de dudar entre varios asuntos sobre el tema, decidí dedicar el trabajo a lo que titulé en principio: "Reminiscencias mitológicas en el Madrid del siglo XX", y que algún cerebrín de la revista optó por dejar en: "Las calles de Madrid, un Museo Mitológico". Anda, tócate las narices...  ;) ... el caso es que más "comercial" sí quedaba, pero un pelín "chorra", también. Me parece.

Para hacer más ameno el artículo necesitaba acompañarlo con fotos, y yo era un poco torpe con el tema de la fotografía (lo sigo siendo, aunque algo menos), así que solicité la colaboración de mi hermano, que tenía entre sus aficiones la fotografía, precisamente. En la presente publicación voy a acompañar aquellas fotos (con algún retoque, porque el tiempo transcurrido las ha perjudicado sensiblemente), con "pantallazos" obtenidos actualmente en Google Earth, para facilitar la ubicación de las figuras a los posibles interesados. Así que aquí va el artículo, o mejor dicho: lo que dejaron del artículo en la revista después de recortarlo sin misericordia. Para distinguir el texto de esta introducción y de otras "historias" que contaré después, cambio el formato y color de la fuente a cursiva y rojo.
 
Texto publicado por la Revista Cisneros en marzo de 1983
(con algunas mínimas correcciones actuales)

- Las calles de Madrid: un Museo Mitológico -
El antiguo casco urbano de Madrid ofrece al paseante observador multitud de ocasiones para la admiración y aún para el asombro. Andando por el Madrid de los Austrias, podemos encontrar edificios contemporáneos de Cervantes, muchos de los cuales lucen sobre sus portalones, antiguos escudos heráldicos; podemos recrearnos con las bellas líneas de ventanas de rejas abarrocadas o con los retorcidos faroles que de trecho en trecho, salpican de luz las estrechas calles e inesperadas escalinatas que nos retrotraen al Medievo. Pero no es a esta clase de elementos a los que queremos referirnos, sino a otro tipo de motivos ornamentales que decoran nuestra ciudad y cuya contemplación nos sume en un  abismo temporal. Nos lleva mucho más allá de los siglos medievales. Nos habla de aquella época dorada en que la Humanidad tenía su máximo exponente artístico, técnico y cultural, en Grecia.

Nos referimos, naturalmente, a las figuras y alegorías mitológicas. Si bien es cierto que los arquetipos que dieron lugar a estas figuras son universales y aparecen de una u otra manera en todos los continentes y todas las culturas, también lo es, que fue en Grecia donde más bellamente se representaron. Vamos a echar un vistazo a algunos de los representantes de esta Mitología en los edificios, monumentos y jardines de Madrid.

Imagen de Google Earth.

Algunos de sus más destacados exponentes (Cibeles, Neptuno, Apolo...) son ampliamente conocidos, siquiera de vista, por nuestros conciudadanos, y no vamos a ocuparnos de ellos. Vamos más bien, a dedicar nuestra atención a aquellos que por su tamaño, posición o situación, pasan normalmente desapercibidos para el transeúnte, que camina junto a ellos sin captar la belleza ni el mensaje que pacientemente están ofreciendo desde el momento en que fueron emplazados en su asentamiento.


Como este dragón, que junto con su compañero vigila desde lo alto de la Estación de Atocha los cielos de nuestra ciudad. El Dragón, la serpiente, el monstruo multiforme, símbolos del caos primigenio, de lo inconsciente, de lo subterráneo, del mal por antonomasia, vencido a través de los siglos y las leyendas por el héroe arquetípico, ya dios, ya semidiós, ya humano (Marduk, Indra, Hércules, Sigfrido...) tiene también el papel de vigilante, o guardián de tesoros; tesoros que pueden ser materiales o espirituales. Con este cometido le encontramos en los mitos griegos; por ejemplo en "El Vellocino de Oro" y en "Las Manzanas del Jardín de las Hespérides"... o en la leyenda germánica de "El Tesoro de los Nibelungos", entre otras muchas narraciones que le tienen como antagonista del héroe; y también le encontramos...

Imagen de Google Earth.

... en su variante de "León alado",  guardando el camino que conduce, en este caso, a la belleza y la sabiduría, en la entrada del Palacio de Velázquez, en el rincón más onírico de nuestro nunca bien ponderado jardín del Retiro, junto al Estanque del Palacio de Cristal.


Con este mismo sentido de centinela, encontramos a la críptica Esfinge, enigma entre los enigmas, flanqueando las nobles puertas del Museo Arqueológico Nacional.

Imagen de Google Earth.

La Esfinge, rostro y senos de mujer, cuerpo y garras de león, alas de águila, simboliza la materia regida por el espíritu; es decir: lo irracional, reflejado en las partes de animal de la figura, dominado por la inteligencia, representada en su cabeza humana.


 (Por si interesan a alguien los detalles del mito de la Esfinge, los expuse detalladamente aquí).


Y continuando nuestro camino por el Madrid mitológico, nos encontramos al remontar la calle de Alcalá, con el Círculo de Bellas Artes, que ofrece en su azotea la imagen de la diosa Palas Atenea (la Minerva de los romanos). 

Foto propia.

En esta diosa se dan cita particularidades de las antiguas divinidades femeninas mediterráneas (cretenses particularmente) y de las diosas guerreras de los arios. De las primeras, heredó Atenea los patronazgos de "guardiana de la ciudad", de las Artes y las Ciencias, de la Sabiduría, y uno de sus símbolos más conocidos: la serpiente (recordemos las diosas o sacerdotisas de las serpientes, señoras de la antigua Creta); de las segundas, su genio guerrero: Atenea casi siempre es representada con casco, escudo y lanza, lo que nos remite a la imagen de las walkirias nórdicas.

Atenea contemplando los cielos de Madrid. A la derecha, el antiguo Palacio de Comunicaciones 
popularmente conocido como "Correos" y hoy sede del Ayuntamiento. Más a la derecha,
 "Torrespaña", que en el momento de la fotografía, cumplía dos añitos.

(Detalles sobre el mito de Atenea, aquí).


Existen otras muchas figuras mitológicas o fantásticas en las calles de Madrid, pero como este pequeño artículo no pretende ser exhaustivo, sino simplemente servir para llamar la atención del hombre (o mujer, no empecemos con chorradas...) culturalmente inquieto/a o curioso/a, finalizamos aquí el recorrido por la mitología madrileña.

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Bien, pues hasta aquí el texto que publicó Cisneros; puede parecer algo escaso, ciertamente, pero como ya apunté, el artículo original según salió de mis manos, tenía  prácticamente el doble de extensión. Y se puede entender que por cuestión de espacio, los maquetadores de la revista recortasen alegremente párrafos enteros. Lo que no me parece correcto, es que uno de los "protagonistas" del artículo fuese suprimido totalmente. Hubiese preferido que recortasen aún más los párrafos dedicados a cada uno de los elementos publicados, a cambio de que hubiese aparecido este otro (que comentaré ahora), siquiera porque posiblemente sea el más desconocido. Ahí va:

Paseo del Prado; a la izquierda, el Banco de España. Imagen de Google Earth.

El Caduceo de Mercurio
  Si alguna vez hemos pasado por el Paseo del Prado, bordeando el Banco de España, posiblemente nos haya llamado la atención un motivo ornamental que se repite en la decoración de la verja que lo rodea en parte. Podemos ver allí, una especie de casco alado sostenido por una vara, en torno de la cual se enroscan dos serpientes. Tales atributos son propios del dios Hermes, el Mercurio de los romanos, divinidad del comercio (este motivo figuraba en los impresos de las letras de cambio hasta hace pocos años). 


Cuenta el mito, que habiendo inventado Hermes la lira, la ofreció a su medio hermano Apolo (con quien a la sazón estaba enemistado) para congraciarse con él. Y Apolo, para corresponder al obsequio, le regaló una varita que tenía la propiedad de hermanar a los enemigos. Observando entonces Hermes a dos serpientes que luchaban encarnizadamente en unos matorrales próximos, interpuso la varita entre ellas para comprobar su poder; e inmediatamente ambos ofidios se entrelazaron alrededor de la vara, formando así el "caduceo", que tal es el nombre de esta figura. Las alas que ornan el casco, sobre el caduceo, hacen referencia a otra faceta de Hermes: la de dios de los mensajeros.


En un sentido más profundo, entrando en el campo de los símbolos arcanos, la vara central del caduceo representa el mítico "eje del mundo", el equilibrio cósmico; mientras que  las serpientes, significan dos fuerzas opuestas que contrarrestándose se complementan: lo celeste y lo terrestre, lo femenino y lo masculino, lo activo y lo estático... En este aspecto, la antigüedad del símbolo es enorme: un antecedente (sin casco alado) se encuentra tallado en el vaso ritual del rey-patesi Gudea de Lagash (Sumeria), que data de 2150 aC.

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Hasta aquí, el artículo. La parte publicada por Cisneros, la dejo tal y como apareció en la revista; es decir: respetando los cortes que "perpetraron"; así no desvirtuamos la publicación original. Ahora bien, lo referido al Caduceo (que no fue publicado, como queda dicho), y como no me voy a recortar a mí mismo, queda aquí en toda su extensión original.

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Y ya que hemos hablado de las figuras mitológicas, vamos a dedicar unas líneas a detallar los autores que crearon las obras escultóricas que las representan. Al César lo que es del César...

Los dragones de la Estación de Atocha: Fueron diseñados por el arquitecto encargado de la fachada y su ornamentación: Alberto de Palacio Elissague, en 1888.
 
Los Leones alados del Palacio de Velázquez (1) del Retiro: Esculpidos por Javier Soto. Se inauguraban en 1883. 
(1) Este Palacio toma su nombre, no del celebérrimo pintor homónimo, sino del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, su autor.

Las Esfinges del Museo Arqueológico Nacional: fueron realizadas por Felipe Moratilla entre 1891 y 1895.

La estatua de Palas Atenea del Círculo de Bellas Artes: Obra de Juan luis Vassallo; fue erigida en 1966.

Los caduceos en la verja del Banco de España: Forjados, al igual que el conjunto de la verja, sobre diseño de Bernardo Asins y Serralta, en 1890. (2)
(2) Gracias a mi amigo Juan por el dato, que parecía imposible obtener. 

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Un par de comentarios para terminar: 

Cuando en 1983, mi hermano y yo pretendimos acceder a la Azotea del Círculo de Bellas Artes para hacer las fotos de Atenea, nos vimos obligados a solicitar no sé cuántos permisos para poder hacerlo... hoy día, tal azotea se ha convertido en una cafetería pública. Ya ves tú...  ;)

Y para publicar el artículo, debimos formalizar texto y fotos en el Registro de la Propiedad Intelectual, "para evitar plagios" nos dijeron. Eran otros tiempos "los ochenta", sin duda...  y en algunos aspectos, quizá mejores... ¿o será nostalgia?  Podría ser.

En fin, pasemos a otra cosa.

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